Prohíbe Iglesia católica esparcir cenizas de cuerpo cremado

En casos extraordinarios un obispo puede permitir que se conserven las cenizas en casa

Redacción
Política
Cardenal Ludwig Mueller
Foto: AP

Las cenizas de los católicos que desean ser cremados no pueden ser esparcidas, divididas ni conservadas en casa sino que deben ser guardadas en un lugar aprobado por la Iglesia y consagrado, de acuerdo con nuevas normas emitidas por el Vaticano este día.

Las instrucciones fueron divulgadas días antes del Día de Difuntos, 2 de noviembre, en el cual los fieles recuerdan a sus muertos y oran por ellos.

Durante la mayor parte de su historia, la Iglesia católica solo permitió el entierro con el argumento de que expresaba mejor la esperanza en la resurrección. No obstante, en 1963, el Vaticano autorizó explícitamente la cremación siempre que no implicara una negación de la fe en la resurrección.

El nuevo documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmado por el Papa Francisco, insiste en que es preferible el entierro, y las autoridades califican la cremación de “destrucción brutal” del cuerpo. Pero expresa las normas para conservar las cenizas del número creciente de católicos que prefieren la cremación por razones económicas, ecológicas o de otro tipo.

Dijo que lo hacía para contrarrestar “ideas nuevas contrarias a la fe de la iglesia” que surgieron desde 1963, como las del New Age de que la muerte es una “fusión” con la Madre Naturaleza y el universo o una “liberación definitiva” de las ataduras del cuerpo.

El Vaticano expresó que las cenizas y fragmentos óseos no se pueden conservar en casa porque con ello se priva a la comunidad católica de recordar al difunto. Por eso las autoridades eclesiásticas deben escoger un terreno consagrado, como un cementerio o iglesia, para recibirlas.

En casos extraordinarios un obispo puede permitir que se conserven las cenizas en la casa, dice el documento. Funcionarios vaticanos no aclararon cuáles serían esas circunstancias, que presumiblemente serían propias de países donde los católicos son una minoría perseguida, o donde sus iglesias y cementerios sufren ataques de vándalos.

El indica que las cenizas no se pueden repartir entre familiares, conservar en relicarios ni dispersar en el aire, la tierra o el agua porque ello crea la apariencia de “panteísmo, naturalismo o nihilismo”, dicen las normas.

Reitera la doctrina de que a los católicos que optan por la cremación por razones contrarias a la fe se les debe negar la sepultura cristiana.