Remedios Varo en el MAM (I/II)

De enigmática belleza, serena mirada y con un mundo interior tan rico como lleno de sentido del humor e ironía, Varo pintó obras con excepcional técnica

Masha Zepeda
Columnas
REMEDIOS VARO
Foto: Museo de Arte Moderno

Una de las artistas más taquilleras —del alcance de Frida Kahlo— es esta gran pintora surrealista nacida en España y nacionalizada mexicana después de que llegó a nuestro país como refugiada de la Segunda Guerra Mundial: acá rehizo su vida y pintó la mayor parte de su obra sobre caballete, dibujos, objetos, joyería y varios escritos que divertida compartía con Leonora Carrington, siendo ambas las dos más importantes exponentes de esta corriente artística.

Contrario a la Carrington, que tuvo una longeva vida, Remedios Varo murió mientras dormía una siesta después de comer en su casa con varios amigos y su esposo, Walter Gruen, cuando un inesperado ataque al corazón se la llevó a los 55 años: aún tenía mucho por pintar y por vivir.

De enigmática belleza, serena mirada y con un mundo interior tan rico como lleno de sentido del humor e ironía, Varo pintó obras con excepcional técnica: su dibujo, paleta y composición dan cuenta de una artista completa, segura y única.

También era dueña de un largo nombre: María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga, aunque ella bien decidió profesionalmente firmar como Remedios Varo desde que era una estudiante de arte en España y por un tiempo en París.

En vida esta gran artista vendió la mayoría de su obra a coleccionistas particulares, tanto mexicanos como extranjeros.

Batalla

Años después Walter Gruen se casó con Anna Alexandra Varsoviano y tuvieron una hija, Isabel Gruen Varsoviano, quien murió prematuramente y sus padres le sobrevivieron.

Consciente del gran valor de la obra de Remedios Varo, agradecido por el país y el pueblo que les tendió la mano a todos durante la apocalíptica época nazi, Gruen, con la anuencia de su esposa, emprendió durante más de dos décadas la batalla que tal vez fue la más importante y final de su vida: recuperar toda la obra de Remedios, hacer de ella un acervo con sede en la Ciudad de México y al final donarla al pueblo mexicano bajo el nombre de Colección Isabel Gruen Varsoviano.

Para ello contó con la colaboración desinteresada y permanente del coleccionista Ricardo Ovalle, gran admirador de la obra de la surrealista mayor y comprometido amante del arte, quien lamentablemente falleció poco antes de que el Catálogo razonado de Remedios Varo, de la autoría de ambos, se publicara.