Santa Claus en enero

La economía sufre de un exceso de deuda, construida a punta de “dinero” fíat: una burbuja de crédito que comenzó hace 35 años

Guillermo Fárber
Columnas
Donald Trump
Foto: Notimex

Muchos realmente creen que el segundo arribo del Mesías será el 20 de enero en la ciudad de Washington y por eso votaron en ese sentido: están seguros de que Donald Trump jurará sobre la Biblia y será el principio del renacer de Estados Unidos.

Me gustaría creer lo mismo, pero se me hace muy cuesta arriba. Rogué fervientemente porque ganara Trump, pero no tanto porque confiara en sus poderes taumatúrgicos sino porque sabía que un eventual triunfo de Hillary Clinton sería el acabose para el planeta (guerra mundial nuclear, para empezar).

Pero, en fin, ¿cuál es el problema de EU? Como en el caso de cualquier otro país, el problema de Estados Unidos es que tiene muchos problemas. Pero uno de esos problemas es EL problema de sus problemas: la pavorosa situación de sus finanzas (públicas y privadas). Su deuda, que ya rasca los 20 anglotrillones de dólares y crece cada milisegundo (no es broma, ve http://www.usdebtclock.org/). Y muy por encima de ella, su brecha fiscal (sus ingresos esperados, menos sus egresos ya comprometidos), calculada en 210 anglotrillones.

Trump prometió resolver ese problemilla ¡y millones de gringos le creyeron!

Yo creo que Trump está mejor calificado que nadie para esa lucha, pero la verdad es que ese es un problema insoluble. La economía sufre de un exceso de deuda, construida a punta de “dinero” fíat: una burbuja de crédito que comenzó hace 35 años. Todas las expansiones crediticias mueren tarde o temprano. Esta ya ha tratado de morir dos veces, en 2000 y en 2008. En ambas ocasiones la Fed le aplicó inyecciones de heroína directas a la vena marca QE-EZ-MONEY. Y cada vez hizo abrir los párpados al paciente otra vez, pero dejó al resucitado en peores condiciones que antes de morir.

¿La tercera resurrección?

Trump prometió recortar impuestos e incrementar el gasto (o al menos eso creen muchos de sus votantes), crear empleos, elevar sueldos, incrementar la recaudación fiscal y reducir el peso de las deudas mediante el impulso a la inflación de precios al consumidor (que te permite pagar deudas impagables con cerros de bilimbiques sin valor). Buenos propósitos, sin duda, pero difícilmente alcanzables.

Un dato ominoso apunta en sentido contrario a la trumpiana promesa de eliminar para siempre la muerte ya pospuesta dos veces: el reciente salto en las ventas en el mercado de bonos, el mayor en 26 años. Oh, oh, los tenedores de la deuda parece que se están poniendo nerviosos y prefieren deshacerse de sus papeles antes de que terminen de hacerse polvo. El arsenal de estimulantes está prácticamente agotado, las reservas de heroína (QE y ZIRP) están en niveles mínimos, y el adicto exige dosis mayores que nunca.

¿Qué pasará? ¿Esconde Don Santa Claus un polvo secreto en su saco de regalos? ¿Podrá conjurar la tercera agonía? No dejes de enterarte de este emocionante desenlace, en esta misma estación, a partir del próximo 20 de enero y durante los cuatro años siguientes.