Rafael Tovar y de Teresa. In memoriam

Su aporte a nuestra política cultural es crucial y enorme porque él pensaba a futuro y en el desarrollo del país

Masha Zepeda
Columnas
Rafael Tovar y de Teresa
Foto: Cuarto Oscuro

A estas alturas del siglo XXI los avances tecnológicos y el cambio de la vida cotidiana son tan reales y contundentes, que las nuevas generaciones nacen dentro de un desarrollo tan acelerado que ven como normal lo que para sus mayores (padres o abuelos) ha sido toda una aventura de conocimiento.

Para los jóvenes por ejemplo, el teléfono en casa es obsoleto; pocos lo saben contestar, porque las llamadas son cada vez más espaciadas; la reunión para ver televisión no aglutina a la familia, porque todos siguen sus programas favoritos desde su teléfono, tablet o computadora a través de internet.

No en pocos casos esta modernización tecnológica provoca el aislamiento entre familias, cuyos miembros al llegar a casa se apoderan de su propia zona de interés y no interactúan con el resto de su entorno, porque entre las series que ven y las redes sociales que consultan no se convierten en hongos que si por ellos fuera no tendrían por qué salir de sus cuartos. Y cuando invitan a sus amigos eso se convierte en un aislamiento colectivo, a la vez que individual paradójicamente.

Pero cuando se logra sacar de esa dinámica a niños, jóvenes e incluso adultos los resultados son maravillosos y la vida vuelve a ser como antes: la conversa se apodera de las reuniones, las ganas de visitar museos son reales y la emoción ante un concierto en vivo enternece.

Aporte

De todo esto y más se podía hablar con Rafael Tovar y de Teresa, desde su posición como cabeza de proyectos hasta como desempleado oficial que alguna vez coincidió con una en un vuelo comercial… Siempre estaba al tanto de todo, algo que se le agradecerá eternamente.

El aporte crucial de Tovar y de Teresa a nuestra política cultural es enorme porque él pensaba a futuro y en el desarrollo del país, nunca en un brillo personal.

Tanto él como su hermano Guillermo murieron antes de tiempo. Fueron precoces y aglutinaron naturalmente a los interesados en mejorar y desarrollar el medio cultural nacional para fortalecerlo sabiendo que si un país es fuerte en su idiosincrasia, orgulloso de su cultura y seguro en su aportación a la humanidad, será una nación respetada a nivel mundial y su estética y valores serán elementos para revolucionar al mundo.

Hombre prudente, negociador y siempre dispuesto a escuchar, sabía hacer cómplice a su interlocutor y sonreír ante una buena propuesta. Sin miedo a los cambios y seguro de su equipo, revolucionó a nuestra política cultural al tiempo que se mantuvo cercano y solidario con los creadores, a la par de sus más sencillos colaboradores.

Harán mucha falta su inteligencia y visión, pero esperemos que se le dé continuidad a sus proyectos: será la mejor manera de preservar su memoria y arduo trabajo.