Del tuit a la guerra

Trump utilizó esta red social como uno de sus principales escaparates electorales

Lucy Bravo
Columnas
Trump
Foto: Twitter @realDonaldTrump

Hoy es común despertar a una tormenta de noticias desatada por los pulgares del presidente electo de Estados Unidos, Donald Turmp, tras su paso por Twitter a altas horas de la madrugada. Y a unos días de que el republicano llegue a la Casa Blanca resulta inevitable recordar aquella famosa frase que acuñó Hillary Clinton en su campaña: “Un hombre al que se puede provocar con un simple tuit, no es alguien a quien le podemos confiar nuestras armas nucleares”.

No es ningún secreto que Trump utilizó esta red social como uno de sus principales escaparates electorales, pero sus recientes publicaciones sugieren que no tiene la menor intención de adoptar un enfoque más presidencial en el futuro próximo; y eso debería preocuparnos.

Estamos ante una revolución en la política y se está luchando 140 caracteres a la vez.

En el transcurso de unas cuantas horas y con algunos erráticos tuits Trump puede amenazar con desestabilizar las alianzas con Occidente, revertir el progreso contra el cambio climático, pelear con China mientras corteja a Rusia y hasta cambiar los mercados financieros.

Y mientras la prensa y el mundo aún intentan descifrar la brecha entre lo que Trump dice en Twitter y lo que realmente hará, el despreocuado presidente electo ya está redactando su siguiente mensaje.

El impacto potencial de los conflictos desatados por el magnate en la red social ya se vislumbra, incluso antes de asumir el cargo. Tras diversos embates del magnate con mensajes casi indescifrables contra China, el canal de noticias asociado al gobernante Partido Comunista, Xinhua, criticó el uso de Twitter de Trump argumentando que “la diplomacia no es un juego de niños”.

Trump se escuda en la bandera de la antipolítica y la necesidad de hablar con el pueblo de forma directa. Aun cuando su cuenta solo alcance los 19 millones de seguidores y sus asesores hacen todo tipo de contorsiones verbales para explicar o desestimar los arrebatos de su jefe, el republicano conoce el poder de este medio para cimbrar las noticias con su agenda. El Twitter, según Trump, no tiene lugar para detalles ni matices.

Camino

La relación hostil de Trump con los medios de comunicación y su determinación por comunicarse a través de 140 caracteres se han convertido en una amenaza para la transparencia y la veracidad.

Le tomó más de seis meses dar una conferencia de prensa —aún después de haber sido electo—, se ha negado a permitir que los periodistas viajen en su avión e incluso ha amenazado con cancelar los informes diarios que las administraciones pasadas daban al cuerpo de prensa.

Mientras que Barack Obama deja el cargo, las herramientas digitales que él celebró han vaciado la vida política estadunidense del compromiso cívico. La exaltación del odio en la palma de la mano nos muestra la verdadera vulnerabilidad de las redes sociales. Se trata de la victoria de lo visceral sobre la razón y los hechos; de la compresión de ideas complejas en una sola frase y la obsesión por la inmediatez y el reflector, en lugar de la reflexión y la convicción.

Este 2017 se perfila como un año de incertidumbre e inestabilidad global. Y aunque el camino de un tuit a la guerra aún es largo, todos los conflictos en el transcurso de la historia siempre comenzaron con palabras.