Se busca líder

La desaparición del TPP y la renegociación del TLCAN demuestran que las consecuencias políticas de la globalización 

Lucy Bravo
Columnas
Aranceles
Foto: Glenn Fawcett

Hace tiempo la idea de disolver el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) habría sido inimaginable, pero con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos esto podría volverse una realidad.

Cada vez son más numerosas las voces que sugieren que es preferible para México salir del acuerdo, a pasar los siguientes años en embarazosas negociaciones y la incertidumbre económica cada vez que al republicano se le apetezca lanzar un tuit en contra nuestra.

Pero los vínculos comerciales de América del Norte son tan estrechos, que una revocación repentina de un acuerdo como el TLCAN contravendría los intereses de todos sus miembros, por lo que es muy probable que el tratado permanecerá en gran medida intacto durante 2017, a pesar de las amenazas del republicano que digan lo contrario. Esto no quiere decir que EU no buscará alterar algunos términos en su beneficio.

Trump busca victorias fáciles de alto impacto político, como presionar a las automotrices, limitar la exportación de productos libres de aranceles hacia EU y utilizar las barreras comerciales de forma más selectiva, mientras que México intentará mantener statu quo al aliarse con empresarios y estados que se verían perjudicados por el proteccionismo norteamericano.

Consecuencias

Sin embargo, la ofensiva del presidente estadunidense contra el TLCAN no es la única que amenaza al libre comercio y al futuro de los acuerdos multinacionales. Tan solo en su primer día en la Casa Blanca, Trump selló el destino del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP) que su predecesor había promovido junto con doce países para crear la zona de mayor libre comercio en el mundo. Con el simple trazo de su pluma, Trump firmó la orden ejecutiva que retiró a su país del acuerdo y arrojó al mundo a una nueva era de guerras comerciales.

La desaparición del TPP y la renegociación del TLCAN demuestran que las consecuencias políticas de la globalización nos han llevado a una nueva etapa de impedimentos al libre comercio. El multilateralismo y la integración regional impulsados durante décadas por Occidente se verán reemplazados cada vez más por la fuerza del nacionalismo. Los grandes acuerdos comerciales serán reemplazados por acuerdos más pequeños, negociados entre países y bloques.

No es ningún secreto que el factor Trump está obligando a grandes potencias a ajustar sus estrategias para avanzar con sus agendas económicas. Mientras Japón y Australia intentan convencer a Washington de reconsiderar su decisión sobre el TPP, China busca asumir una posición de liderazgo frente a la incertidumbre global, aunque su modelo esté muy lejos de coronarse como el estandarte de la globalización.

Aún está por verse quién podrá reemplazar a Estados Unidos y Europa en el papel de promotores del libre comercio, pero las guerras comerciales ya comenzaron y México está en el centro.