Conversaciones telefónicas

El nuevo presidente de Estados Unidos piensa que toda negociación debe empezar con la intimidación

Sergio Sarmiento
Columnas
Negociaciones
Foto: NTX

No sé realmente cómo haya sido la conversación telefónica de los presidentes de México y Estados Unidos el viernes 27 de enero. La verdad es que ni Donald Trump ni Enrique Peña Nieto me invitaron a escuchar lo que decían.

He leído algunas versiones sobre lo conversado. Dolia Estévez, periodista mexicana establecida en la ciudad de Washington, afirma que la plática distó de haber sido la conversación armoniosa y productiva que anunció la Presidencia de la República.

Según Estévez, Trump amenazó a Peña Nieto con enviar tropas a México para acabar con “los malos” ante la incapacidad del Ejército mexicano para cumplir con esta labor. La periodista afirma que obtuvo la información de fuentes confidenciales. La información de Estévez fue recogida por la agencia AP y difundida también en una entrevista por Carmen Aristegui.

No me sorprendería que Trump hubiese hablado con esa agresividad. Es su estilo. El nuevo presidente de Estados Unidos piensa que toda negociación debe empezar con la intimidación de la persona con la que se está negociando. El primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, tuvo una conversación telefónica muy abrupta con Trump el domingo 29 de enero, que se suspendió después de 25 minutos cuando estaba programada para durar una hora. El jueves 2 de febrero Trump dijo: “Sobre lo que han oído de las conversaciones telefónicas que he tenido, no se preocupen. Tenemos que ser duros”.

El gobierno mexicano ha negado que los términos de la conversación hayan sido los que narra Estévez. La agencia AP, mientras tanto, ha señalado que, según un funcionario estadunidense no identificado, el dicho de Trump sobre el uso de tropas norteamericanas en México fue parte de los temas de seguridad que se trataron, pero que fue un comentario “a la ligera”.

Obligaciones

Algunos políticos mexicanos han reaccionado ante la divulgación de esta información exigiendo que el presidente Peña Nieto dé a conocer la transcripción o la grabación de la conversación. Me parece que sería un error. No necesitamos demostraciones públicas para conocer la agresividad o la intolerancia de Trump. Ya lo conocemos bien; y no solo los mexicanos, sino los habitantes de todo el mundo.

El presidente de la República tiene la obligación constitucional de conducir las relaciones internacionales. Esta obligación no se puede desempeñar de manera cabal si el mandatario tiene que estar reportando públicamente cada conversación o cada posición. Nos conviene que el presidente pueda tomar sus decisiones y negociar de la mejor manera posible. Lo más adecuado para el país es tener a un negociador que pueda actuar con seguridad.

Otra cosa muy distinta será cualquier acuerdo que Peña Nieto tenga finalmente con Trump. Este arreglo sí tendría que ser público porque afectará de manera muy importante a todos los mexicanos. Vale la pena recordar que millones de empleos en nuestro país dependen del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. La construcción de un muro en la frontera sería, en todo caso, una decisión soberana de Estados Unidos, pero México no puede de ninguna manera acceder a pagar por él.

Habrá que estar al pendiente de la negociación del gobierno mexicano con Trump. Los términos de cualquier acuerdo deben divulgarse una vez que estén listos. Pero mientras tanto lo más sensato es dejar que el jefe del Ejecutivo negocie con libertad, sin tener a millones de censores tratando de imponer sus criterios y sus puntos de vista a cada paso.