Macrotendencias

Hay varias clases se triunfadores en el mercado bursátil

Guillermo Fárber
Columnas
Hueconomía Macrotendencias
Foto: AP

Continuemos con lo que “vale” según la moda actual. Tomemos el mercado bursátil. Hay varias clases de “triunfadores” en este mercado. Primero, tenemos a los buenos para escoger acciones y cuándo comprarlas o venderlas, o apostar por ellas en largo o en corto. Hay inversores o gerentes de fondos de cobertura famosos por tener esta habilidad. Warren Buffet es el más conocido de ellos, aunque hay rumores, tal vez solo envidiosos, que lo identifican como insider-informed; o sea que no es su “genio” intuitivo (o “colmilludo”) el que guía sus decisiones, sino información precisa de lo que va a pasar en cada momento, filtrada a él por los dineros grandes que mueven la Bolsa. No adivina, pues; sabe. En fin, hay otros inversores, analíticos, racionales, técnicos, que inventan y aplican modelos matemáticos cuantitativos y desarrollan complejos algoritmos para tomar decisiones disciplinadas y rigurosas.

Ray Dalio, el multimillonario fundador de Bridgewater Associates, es un “triunfador” legendario en ese casino pero no es ni intuitivo ni técnico. Su fortuna se cimenta en que siempre ha sabido percibir e interpretar las macrotendencias en la economía. Uno de sus aciertos más ilustrativos (enorme en términos de ganancias cuantitativas) fue haber predicho en 2007 que la burbuja inmobiliaria iba a reventar, y advirtió al gobierno de Bush del riesgo que esto representaba para el sistema bancario de EU. El gobierno, por supuesto, lo ignoró olímpicamente.


El desenlace ya lo conocemos: la burbuja reventó, todos los bancos grandes quebraron técnicamente y acudieron de rodillas al Congreso para pedir que los rescataran. Y ahí comenzó en serio el baile (que no ha cesado de fluir) de los megabillones de dólares públicos para rellenar los agujeros de canoas privadas (el manido truco del Fobaproa, pero a lo bestia).

Aterrizar


Luego del colapso en 2008 del venerable banco Lehman Brothers, Dalio se percató enseguida de que la inefable Reserva Federal se vería obligada a emitir anglotrillones para “rescatar” a los quebrados. De modo que Dalio tomó las decisiones pertinentes (compra de oro y divisas foráneas, por ejemplo) para obtener provecho de la situación. Como de costumbre, Dalio ganó mucho dinero en esa ocasión.

Ahora Dalio lanza otra advertencia. El año pasado le subrayó a un selecto grupo de banqueros neoyorquinos un hecho no por obvio menos desdeñado: el mundo está sumergido en un pantano de deuda excesiva (“demasiado excesiva”, como diría don Teofilito). Y conste que en ese momento la deuda global total andaba por los 152 anglotrillones. Hoy, esa cifra ha aumentado a 217 anglotrillones. ¡Un incremento de 43% en cuestión de meses!

Dalio señala algo que es tan, pero tan evidente, que al parecer no lo nota nadie: esta situación no puede sostenerse mucho tiempo más. Va a tronar también, como hace nueve años la burbuja inmobiliaria. ¿Qué recomienda Dalio hoy? Salirse de activos financieros (en especial los bonos) y refugiarse en activos tangibles: metales preciosos y bienes raíces.