El lobo cansado

Como Bear Stearns y Lehman Brothers, muchas empresas van a desaparecer en el embudo inminente

Guillermo Fárber
Columnas
Hueconomía 833
Foto: Jorge Royan

Sí, ya lo sé: parezco disco rayado. Merecido galardón tras 22 años de venir advirtiendo, por escrito, que ahí viene el lobo y la situación económica global (o al menos occidental) va derechito al precipicio. Mi consuelo, snif, es que no estoy solo en la picota de la opinión pública. Muchos nombres ilustres (miles, de hecho) me acompañan en esta posición incómoda.

Por ejemplo, Jim Rogers (1942), el legendario multimillonario inversionista egresado de Yale, que vive en Singapur y está en el libro Guinness de récords por haber recorrido en dos años, en motocicleta, 160 mil kilómetros de los seis continentes: don Jim no tiene pelos en la lengua y dice que el futuro económico es más que inquietante. En mayo pasado, Rogers pronosticó un colapso “bíblico” de 68 anglotrillones de dólares que “está listo para borrar del mapa a millones de estadunidenses”.


El problema, argüirán algunos, es que desde entonces el Dow Jones ha superado la cota de los 20 mil puntos y otras frágiles burbujas continúan expandiéndose. O sea, la “realidad” contradice sus pronósticos. ¿Avergüenza esto a Rogers o a los numerosos agoreros que opinamos como él? En absoluto. Por una simple razón: sabemos que estas “realidades” no son “reales” sino meros “engaños del sentido” (como decía Sor Juana).

La manipulación electrónica es total y permanente (24/7), en tanto que las crueles cotidianidades de la economía real destrozan millones de individuos, familias, empresas, estados, naciones. Esta manipulación abarca a TODOS los indicadores macroeconómicos y todos los mercados (inmobiliarios, bursátiles, de bonos, commodities, metales preciosos, etcétera).


Este que ves, engaño colorido

Don Jim acaba de dar otra entrevista. ¿Se retractó de sus negros pronósticos, sobre los cuales lo cuestionaron específicamente? Para nada; por el contrario: los reafirmó. Recomendó que nos “preparemos” porque “vamos a sufrir los peores problemas económicos de nuestra vida y un montón de personas van a desaparecer”.

Recordó la muerte de Bear Stearns y Lehman Brothers (90 y 150 años de antigüedad, respectivamente). Tras sobrevivir a dos guerras mundiales y a incontables crisis de todo tipo, nacionales e internacionales, ambos venerables bancos desaparecieron casi de un día para otro.

El inefable payaso harvardiano de la CNBC, Jim Cramer (modelo del patético personaje de George Clooney en Money Monster, 2016), dijo en TV que a 62 dólares por acción Bear Stearns era una oportunidad de compra… seis día antes que JP Morgan las comprara en liquidación a dos dólares. ¡Pobres imbéciles quienes le hicieron caso a Cramer y se arruinaron! Como el desesperado secuestrador de la película, vaya.

Así como Bear Stearns y Lehman Brothers, muchas empresas y quizás hasta algunos países van a desaparecer en el embudo inminente. Además hay factores que pueden volver aún más sombríos los pronósticos. “Trump parece estar inclinado a desatar guerras comerciales con China, México y otras naciones. Esa posibilidad —advirtió Rogers— sería sumamente destructiva, pero es ciertamente una posibilidad”.