México en la renovada carrera armamentística

La retórica belicista de Trump ha dejado de serlo para convertirse en un auténtico plan de acción

Javier Oliva Posada
Columnas
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Foto: Cuarto Oscuro

Luego del anuncio del presidente de Estados Unidos que propone un incremento de 9.3% al presupuesto del sector Defensa norteamericano respecto del ejercicio fiscal de 2016 —lo cual equivale a 54 mil millones de dólares—, si a alguien le quedaba duda respecto de las tensiones geopolíticas por venir, más vale que cambie de opinión.

Más aún: con el argumento de que “deben ganarse las guerras” la retórica belicista ha dejado de serlo para convertirse en un auténtico plan de acción.

En sentido estricto, el incremento señalado no representa un desbalance militar a nivel mundial; es más una propuesta que tiene que ver con las promesas de campaña y con los ajustes a los apoyos a grupos y organizaciones que desde el punto de vista de la Casa Blanca poco ayudan a las finanzas públicas. En resumen: cuestan mucho y aportan poco.

Sin embargo, las expectativas en cuanto al renovado protagonismo militar de EU debiera llamar la atención, si es posible, del gobierno mexicano y de las áreas civiles correspondientes.


Por una parte, como ya se sabe, en pleno resurgimiento de la oleada criminal en varias zonas del país (revelan diversos indicadores) se decidió sin embargo reducir el presupuesto a las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina-Armada de México. Pero no solo eso: también se ha evitado cumplir el compromiso de contar en este periodo legislativo con una adecuada Ley de Seguridad Interior, que permita a los integrantes de las Fuerzas Armadas seguir en labores de apoyo a la recuperación de la seguridad pública, pero sobre todo contar con un marco jurídico que permita especificar las responsabilidades de cada una de las autoridades civiles en la materia.

Oportunidades

Desde luego que nuestro camino no se encuentra solo en establecer un reforzado programa de atención a los migrantes mexicanos, ni tampoco en la formulación de una estrategia ofensiva que garantice mejores condiciones en el comercio entre ambos países. Una parte importante de la respuesta se encuentra en la posibilidad de incrementar el presupuesto en el sector defensa, justo cuando las condiciones geopolíticas y regionales observan notables ajustes.

Y no porque se deban aplicar las llamadas “medidas espejo”, sino porque además nos encontramos ante una situación que abre la oportunidad de impulsar el desarrollo del país mediante recursos propios.

No hay duda de que las aplicaciones tecnológicas procedentes del desarrollo de la investigación y tecnologías militares luego pasan a formar parte del patrimonio de la sociedad; y después, del mundo, como han sido los casos de las computadoras y el mismo internet.

El escenario es propicio. Los efectos son benéficos sobre la sociedad y la economía. Solo falta la voluntad para seguir impulsado, en los hechos, la independencia. Ciberespacio, recursos marítimos, exploraciones terrestres, submarinas y espaciales, son entre muchas otras las actividades por cubrir y desarrollar.