A los 82 años de edad falleció en su casa al sur de la Ciudad de México a consecuencia de un infarto cerebral la crítica de arte Teresa del Conde, su partida fue muy sentida por un amplio sector de la comunidad cultural, en especial de la visual y también inesperada pues siempre irradiaba vitalidad y escasos días antes celebró a la vida con amigas y colegas de siempre.
Teresa del Conde estudió arte pero no lo desarrolló porque como ella misma algún día me dijo –enseñándome un bodegón pintado por ella-, no tenía el talento para seguir una carrera creativa pero sí podía juzgar una obra tanto desde el punto de vista estético como técnico, histórico y de alcances artísticos. A la par, se adentró seriamente en el psicoanálisis y la academia donde fue alumna del gran Jorge Alberto Manrique (1936-2016).
Al abrirse camino como articulista primero y después como crítica de arte consiguió la confianza y tendió puentes hacia los artistas de diferentes generaciones: apoyó con vehemencia a la Generación de la Ruptura y a los artistas nacidos en los años 50 del Siglo XX que enriquecieron notablemente la escena nacional.
Teresa del Conde fue cabeza de la Dirección de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes y luego dirigió el Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México por 12 años lo que se tradujo como un tiempo en que ella influenció las tendencias y que artistas eran los beneficiados para exponer en los diversos espacios del INBA, incluso ella puso una especie de escalafón en el que se exponía primero en la Galería del Auditorio Nacional, después en Siqueiros, luego en el Carrillo Gil para que siguiera el MAM y finalmente el Palacio de Bellas Artes, todo esto aunado a los concursos que bajo los nombres de Salones de Artes Plásticas premiaban al Arte Joven, a la Bienal Tamayo, al dibujo, la gráfica, la pintura, la escultura (de manera Trienal) y los medios alternativos.
Madre de tres hijos, Teresa después de acabado su matrimonio, hizo pareja con el pintor de Aguascalientes Ismael Guardado con el que cantaba en las reuniones entre amigos mientras él tocaba la guitarra. Continuará.