Here comes the sun

Cada día unas 250 mil personas en el mundo logran escapar de la pobreza extrema

Juan Pablo Delgado
Columnas
POBREZA CASCOS AZULES
Foto: AP

Levante la mano quien crea que 2016 fue el año más jodido de la historia reciente.

Para mí basta con recordar la muerte de David Bowie, a escasos diez días de iniciar el año, para dar rienda suelta a mi letanía de agravios, quejas e insultos: que si el mentado Brexit; que si Donald Trump; que si el populismo en Europa; que si el interminable estancamiento económico; que si la guerra en Siria; que si los muertos de Peña ya son más que los de Calderón…


No conforme con fregarnos la vida, 2016 decidió llevarse también a Leonard Cohen en noviembre; y para cuando Greg Lake abandonó a los vivos al mes siguiente, estaba yo en estado catatónico que ni siquiera me percaté.

Para empeorar la situación, analistas políticos nos advirtieron que si sufrimos durante los últimos doce meses, pues más valía amarrarse fuerte al mástil del barco porque todo indicaba que los siguientes doce podrían ser peor. Digo... solo consideren el tremendo reto que será tolerar —y sobrevivir— al primer año de Trump.


¿Pero es correcto pensar de esta manera? ¿Podemos justificar nuestro pesimismo con los argumentos que les he dado (y que conste que ofrecí solo una pequeña muestra)?

Pues no. Y quiero argumentar que hemos vivido en el error. Porque claro que la muerte o el auge de Bowie, Cohen, Prince, Trump, Farange, Le Pen, Bannon y Putin podrán deprimirnos y arruinarnos la existencia cotidiana, pero al ver más allá de nuestras narices podemos argumentar que —de hecho— la humanidad ha tenido su mejor año durante 2016 y que todo apunta a que 2017 será todavía mejor.

¿No me creen?

It’s alright!

Recurramos entonces a un reciente artículo de Nicholas Kristof en The New York Times para ver de lo que hablo. Porque mientras aquí nos preocupamos por los tweets de Donald Trump o por el Nuevo Modelo Educativo de la SEP, cada día unas 250 mil personas en el mundo logran escapar de la pobreza extrema (lo dice el Banco Mundial).

¿Quieren más buenas noticias? Pues entonces consideren que si a comienzos de 1980 más de 40% de los humanos vivían en pobreza extrema, para 2016 la cifra cayó por debajo de 10%, y todo apunta a que en 2030 ya andaremos por ahí de 3 o 4 por ciento.

Argumenta Kristof: “Por casi toda la historia de la humanidad, la extrema pobreza ha sido la condición estándar de nuestra especie, y ahora, durante nuestra vida, prácticamente la hemos eliminado. Esta es una transformación asombrosa y sin lugar a dudas es lo más importante que está sucediendo actualmente en el mundo, sin importar cuáles sean las noticias que salen de Washington”.

Claro que persisten otras tragedias (epidemias, hambrunas), pero incluso algunas preocupaciones como la rampante desigualdad están mal enfocadas. Porque sí, es verdad que ocho pelados controlan la misma riqueza que los tres mil 600 millones de personas más pobres del mundo. Pero el panorama amplio nos muestra que la desigualdad global se está reduciendo, todo por los cientos de millones de personas que escaparon de la pobreza en China e India.

Obviamente nada de esto evitará que caiga en la amargura de vez en cuando. Pero entre todo este relajo, de pronto tenemos que dejar de vernos el ombligo y acordarnos de aquella canción que decía: Here comes the sun. Porque, recuerden, a esta misma hora mañana habrá 250 mil personas menos viviendo en pobreza extrema; y esto, como diría el buen Harrison: It’s alright!