¿Importa o no importa?

En el actual sistema monetario todo el dinero viene de la deuda

Guillermo Fárber
Columnas
Hueconomía 836
Iakov Filimonov

Todos los días, en los medios financieros gringos, escuchamos la misma tontería amansatarugos: “La deuda no importa”. La fuente más claridosa de esta postura fue el tortuoso vicepresidente Cheney y el razonamiento que la sostiene dice que en el actual sistema monetario todo el dinero viene de la deuda (es deuda, crédito, y no otra cosa; especialmente no es dinero real sino promesas de que alguien, algún día, te va a pagar) y por tanto la deuda y los déficit son indispensables para tener un surtido monetario estable: “La deuda pública es el dinero del pueblo”. El segundo no existe sin la primera.

¡Guau! El paraíso teórico del keynesianismo. Es por ello que la deuda nacional de Estados Unidos, que para algunos es “impagable”, para ellos es “inexistente”.

Radical, esencial, brutal diferencia. ¿Pero tú dirías que esos diez mil pesos que te debe Juan (o el IMSS o Hacienda o el banco o la tanda o quien sea) son meramente “imaginarios”, no son importantes, y que no pasa nada si no te los pagan?

Ese es el problema con los keynesianos: viven en un planeta distante, en una dimensión aparte de esta Tierra, flotando entre fórmulas matemáticas, con los pies firmemente plantados en las nubes. Por eso son capaces de proferir la estupidez de que “la deuda no importa porque nos la debemos a nosotros mismos”.

¿Quién es el que no importa?

A ver, a ver. Es cierto que de la monstruosa deuda oficial de EU de 20 anglotrillones, “solo” seis anglotrillones la poseen extranjeros. El resto la poseen principalmente la Fed, el Seguro Social, los grandes bancos y corporaciones y el propio gobierno federal. ¿Pero cómo es que una deuda “que me debo a mí mismo” es irrelevante? A mí, de niño, me enseñaron que una deuda es una deuda y hay que pagarla. ¿Ahora resulta que sí a nivel individual, pero no a nivel macro?

Tomemos solo un ejemplo, tan obvio que hasta un doctor en Economía de Harvard-Yale-IMT-Chicago-Princeton puede entenderlo. Si el gobierno se declara en quiebra y reniega de los compromisos que tiene con el Seguro Social y otros fondos de pensiones, el efecto sería inmediato y catastrófico para cientos de miles de ciudadanos, que se verían súbitamente ubicados dentro de las filas de los homeless (o dicho en términos políticamente correctos, “en situación de calle”). ¿A esos cientos de millones de pobres diablos se refieren cuando hablan de “mí mismo”?

Seamos mínimamente lógicos. Cuando dicen que las deudas no importan, en realidad lo que están diciendo es que los tenedores de esas deudas (bonos, derechos adquiridos, entitlements, como gustes llamarlas) no importan. Si el pasivo no importa, entonces el activo correspondiente tampoco, y “la deuda no importa” en realidad significa “los acreedores no importan”. Pero reconocerlo así como que suena de muy mal gusto, ¿no? Me pregunto si el titular de esa deuda estaría de acuerdo en que él “no importa”.