The new world order

un nuevo orden mundial debería ser la aspiración fundamental para unir a todas las naciones

Guillermo Fárber
Columnas
Hueconomía 843
Iakov Filimonov

El primer alegato abierto a favor de esta idea, hoy tan debatida, es el libro del prolífico escritor británico H. G. Wells de 1940, El nuevo orden mundial: si es alcanzable y qué tipo de mundo tendría que ser un mundo en paz. En él Wells dice que la idea de un nuevo orden mundial debería ser la aspiración fundamental para unir a todas las naciones, traer paz a la humanidad y acabar con las guerras.

En su visión, este nuevo orden mundial debería incluir un sistema legal que protegiera los derechos humanos. Puedes leer este libro en https://www.voltairenet.org/IMG/pdf/Wells_New_World_Order- 3.pdf.

Wells sostiene que la humanidad enfrenta un dilema terminal: o inicia una nueva era de paz para la especia entera o, por el contrario, cae en “una degradación (dégringolade, curioso término, ¿no?), más breve o más prolongada, de violencia, miseria, destrucción, muerte y finalmente a la extinción de la humanidad. No estoy usando frases puramente retóricas. Quiero decir exactamente lo que digo: la desastrosa extinción de la humanidad”.

Dinero, en el núcleo del meollo

Wells encuentra que en el centro de esta discusión está la cuestión económica en general, y en particular la concepción y la política monetarias.

Por ello plantea dos preguntas básicas: “¿Qué es el dinero?” y “¿Por qué hay bancos?” Agrega que no existe una respuesta lúcida: “No hay la menor justificación intelectual a nuestro esquema de dinero-crediticio que NO es, y nunca ha sido, un verdadero sistema sino una mera acumulación de convencionalismos, tradiciones, prácticas y parches compensatorios que hoy cruje, se tambalea cada vez más, y muestra todos los signos de un colapso completo y horripilante de la sociedad”.

Durante años, agrega, “ha habido una amplia y creciente literatura acerca del dinero. Es muy variada, pero toda ella comparte una característica fundamental: en primer lugar afirman que el sistema actual es erróneo, y en segundo describen con elocuencia un sistema alternativo que a su modo de ver sería el correcto… y que suelen ser diferentes entre sí. Estos diversos teóricos doctrinarios publican sus propios periódicos, organizan movimientos, realizan manifestaciones y mítines… y se descalifican absolutamente unos a otros. Y sin excepción alguna, todos estos reformadores monetarios muestran signos de extremada tensión mental. Lo que los inquieta es la corrosiva duda de que su ‘plan’, la panacea, estaría amenazado de algún modo sutil y traicionero con el fracaso si fuera sometido a una prueba real. Y es que no existe un sistema monetario perfecto en sí mismo, y nunca podrá haberlo. Es un sueño, como el elíxir vital o el movimiento perpetuo; está en su misma línea de pensamiento”.

En todo caso, Wells deja perfectamente claro que la premisa esencial de su propuesta es el colectivismo (junto a la ley y la investigación), como lo declara con todas sus letras muchas veces a lo largo de su libro. Y esa premisa es justamente la razón que nos hace a muchos levantar la ceja.