Atención latente

Para eliminar la discrepancia entre los planes de los hombres y los resultados obtenidos, es necesario un nuevo enfoque. Fritz Zwicky

Daniela Suárez
Columnas
CEREBRO
Foto: :Sebastian Kaulitzki

El cerebro, además de ser uno de los órganos más interesantes del cuerpo humano, es también uno de los más curiosos. Como tenemos un hemisferio derecho, también poseemos uno izquierdo y cada lado regula cosas completamente distintas. Es sabido que necesitamos dormir tanto como mantenernos alertas, comer y desechar, ejercitarnos y también descansar. Así es como funcionamos. Para cada negro existe un blanco y como hay un arriba, lo complementa algo abajo. Así funciona el cerebro, y por ello digo que es curioso.

El órgano debe estar alerta y enfocado, pero si hay demasiado enfoque a la vez, sucede algo completamente contrario a lo deseado.

De acuerdo con un artículo publicado en Harvard Business Review y escrito por Srini Pillay, profesor de Harvard, la habilidad de enfocarnos es algo que nos ayuda a llegar a la excelencia, pero cuando el cerebro se enfoca demasiado agota los circuitos de enfoque y drena nuestra energía. Como resultado, nos convertimos en personas más impulsivas y menos alertas. Al estar agotados, aquellas decisiones que tomamos se convierten en algo malo y como consecuencia de ello colaboramos precariamente.

Entonces, ¿qué es mejor, estar enfocados o desenfocados?

Tanto el enfoque como el desenfoque son vitales. De hecho, el cerebro opera de manera más óptima cuando oscila entre los dos estados, lo que nos permite desarrollar resiliencia, nos ayuda a mejorar la creatividad y gracias a ello también tomamos mejores decisiones.

Al estar en modo de desenfoque se activa un circuito cerebral conocido como “red de modo predeterminado” (default mode network). Se pensaba que al estar en este estado el cerebro no hacía nada, pero se ha descubierto que el cerebro usa 20% de su energía comparado con 5% que cualquier otro esfuerzo requiere. En este estado, el cerebro activa memorias viejas y va y viene entre el pasado, presente y futuro. Esto hace que se combinen ideas, lo cual ayuda a que tomemos mejores decisiones.

Creatividad

Para activar este circuito durante el día el autor recomienda que se hagan actividades que permitan que la mente descanse sin sentir culpa al respecto (porque no es lo mismo buscar distracción que dejar que la mente descanse). Actividades como tejer, hacer jardinería o leer algo casual hacen que la gente viaje mentalmente y de esta manera se crean nuevas ideas que se conectan entre sí y permiten que lleguemos a pensamientos de innovación.

Otra manera de ayudar a que la mente entre en calma es tomar una siesta. Para abordar actividades que requieren más creatividad se recomienda una siesta de 90 minutos, pero si solamente buscas despejar la cabeza, con diez minutos es más que suficiente.

Además de otros tips que el autor recomienda para mantener la oscilación adecuada entre la mente enfocada y desenfocada, el que me pareció más curioso es la opción de pretender ser alguien más. Citando un estudio realizado por los sicólogos Denis Dumas y Kevin Dunbar, Pillay asevera que al pretender ser otro nos volvemos más creativos, ya que pensamos en diferentes maneras de hacer las cosas.

Creo que sin importar en qué modo cerebral vivamos más, a nadie nos hace mal buscar creatividad.