Santiago Rebolledo, una vida de artista

Celebremos su vida dedicada al arte

Masha Zepeda
Columnas
SANTIAGO REBOLLEDO
Foto: NTX

Repasar nuestra escena plástica actual es darle un lugar preponderante a Santiago Rebolledo, quien siendo orgullosamente colombiano es mexicano por adopción: sin dejar su “usted” tradicional, sabe los mexicanismos; sin abandonar su patria, ha hecho suyo este territorio que lo ha recibido con los brazos abiertos.

¿Quién no conoce a Santiago Alberto Rebolledo Arango, el entonces muy joven artista que a mediados de los setentas recientes llegó buscando al muralismo?

Santiago nació pintor: su padre también lo era y desde pequeño iba con él a trabajar. Incluso hizo sus primeros “muros” a su lado.

El joven Santiago llegó a México buscando aprender la técnica del mural mexicano. Ingresó a San Carlos y se topó con que su propia generación era un laboratorio vivo y ávido de vivir. De ahí surgió el Grupo Suma, donde su maestro Ricardo Rocha era, más que la cabeza, otro militante del inolvidable conjunto que contó en sus filas también con Mario Rangel Faz, Gabriel Macotela, René Freire, José Barbosa, Paloma Díaz y Jesús Reyes Ferreira, por mencionar a algunos de los muchos que formaron este colectivo urbano, social, político y artístico, mismo que marcó un hito en el medio plástico mexicano en una época que los grupos artísticos tuvieron tanto una presencia como una necesidad real de existir.

Mundo

Pero Santiago Rebolledo va más allá: sabe ser parte de un todo y tiene una obra personal en la cual juega con el lenguaje (como buen colombiano), la caligrafía (como buen latinoamericano) y con su realidad cotidiana (como buen mexicano). De hecho, su firma es un elemento visual que tiene la misma importancia plástica que su manejo de las arenas, su cálida paleta que al paso de los años va afirmando tonos, sus impresionantes gestos que llenan una composición, su división interminable de planos que llegan a un todo, sereno y contundente.

Ahora, en el marco del 75 aniversario del Seminario Mexicano de Cultura, este espacio tan significativo para nuestra vida creativa, sus creadores y la comunidad nacional abre sus puertas para reunir casi cinco décadas de labor ininterrumpida de Santiago Rebolledo.

Y qué mejor forma que tendiendo puentes. Es por eso que una vez más el título en su obra tiene tanto peso como la propia imagen: Muros culturales es una evidente selección de su quehacer en todo tipo de soporte, variedad de formatos y técnicas. Porque así es el mundo de Rebolledo Arango: fértil, propositivo, delicado, lleno de guiños de humor, crítico y contundente.

El recorrido por la vital y prolífica carrera visual de Santiago Rebolledo es estimulante, provoca ternura y reconocimiento por lo logrado: celebremos su vida dedicada al arte y esperemos más de su enriquecedora huella.