Inició el proceso del Brexit

El 19 de junio  iniciaron negociaciones para que el Reino Unido se separe de la UE 

Javier Oliva Posada
Columnas
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Foto: AP

El pasado 19 de junio de manera formal en Bruselas, sede de los órganos de gobierno de la Unión Europea (UE), arrancaron las muy complicadas negociaciones para que el Reino Unido se separe del club. Al siguiente día, Theresa May se presentó en la sesión de apertura e instalación del nuevo Parlamento, en una situación de extrema debilidad. Así fue, que en su discurso la reina Isabel II solo hizo referencias generales tanto al Brexit como a los contenidos de las propuestas hechas por el Partido Conservador en la reciente campaña electoral.

Seguridad nuclear, comercio, sanidad, terrorismo, pero sobre todo migración, tránsito y derechos de los ciudadanos de la UE residentes en el Reino Unido y viceversa, son las piezas centrales del debate. David Davis, comisionado por el gobierno de May para el proceso de separación, anunció al final de la primera ronda de negociaciones que aceptaba las condiciones propuestas por el gobierno de la Unión Europea, sobre todo en lo que se refiere a la metodología: primero la separación y luego las nuevas condiciones de relaciones bilaterales.

Hasta antes de las elecciones del pasado día 8 de junio, la postura de May era justamente la contraria: iniciar de forma simultánea la salida y los nuevos acuerdos, pero la catástrofe padecida por el Partido Conservador cambió de fondo las condiciones para el Brexit.

El día 20 de este mes, al dirigirse al Parlamento, May se refirió a que su gobierno desde la minoría buscará los medios para alcanzar los acuerdos necesarios con el fin de lograr las condiciones apropiadas para el país. Sin embargo, resulta sintomático que haya llegado sin el acuerdo anunciado con el Partido Unionista de Irlanda del Norte, organización de extrema derecha y que la mera posibilidad de que forme parte del gobierno agitó la precaria estabilidad política, tanto en aquel país como en Irlanda.

Pero el acercamiento de May a los Unionistas ha propiciado críticas y distanciamientos en su mismo partido. Así que sin haber logrado la mayoría absoluta bajo acuerdos parlamentarios se presentó, como se sabe, hacer del Brexit el motivo central y principal de la Legislatura que apenas comienza.

Trato justo

Sin duda que para los países de la UE, sobre todo Alemania y Francia, la debilidad del nuevo gobierno británico podría ser aprovechada, pero ha sido bien aceptado y comentado que, no obstante dicha situación, las estructuras de gobierno darán un trato justo y equilibrado a su contraparte. Y es que hay temas de la agenda bilateral que hacen imposible que el Reino Unido y sus futuros ex socios marchen por caminos separados o confrontados. Estos son, aparte de los derechos recíprocos de residencia de sus ciudadanos, los asuntos referentes a la seguridad regional y seguridad pública, además de la migración irregular.

Dentro de los acuerdos adoptados en la primera ronda de negociaciones se acordó el establecimiento de una agenda, la cual contempla la ratificación del acuerdo de separación hacia octubre de 2019.

Lo que pueda pasar desde este momento hasta esas fechas es lo que hace que algunos partidarios, tanto en el bloque europeo como en el Reino Unido, tengan sobradas expectativas de que el Brexit terminará siendo más una “actualización” que una auténtica ruptura.

Y una de las principales variables es la posibilidad de que el gobierno de Theresa May, en condiciones de debilidad política y electoral, no cuente con la fuerza suficiente para seguir el camino de la ruptura.

La puerta abierta para permanecer en el club europeo, planteada por el nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron, durante su entrevista con May en París días antes de las elecciones en el Reino Unido, más que un buen deseo ahora es una verdadera opción.