La guía hacia la felicidad

Ponemos más interés en hacer creer a los demás que somos felices que en tratar de serlo. François de La Rochefoucauld

Daniela Suárez
Columnas
FELICIDAD
Foto: Yarrutal

Quizá desde el inicio de la humanidad nos hemos puesto a pensar: ¿qué es la felicidad? Suena como algo inalcanzable para muchos, mientras que para otros es algo simplemente dado. Tal vez unos piensen que se encuentra en el afuera y otros disfrutan de un goce meramente interno.

¿La felicidad es algo que se encuentra en el externo? ¿O es algo instintivo? ¿Nos la dan las cosas materiales? ¿O vive dentro de algunas prácticas espirituales?

La cultura occidental nos ha enseñado que la felicidad se encuentra en el poder de la acumulación y entre más tenemos más queremos; sin embargo, la cultura oriental se orienta a enseñar que el estado emocional es algo prioritario. En vez de preguntarse como seres humanos algo como: ¿a qué te dedicas o qué has hecho en estos últimos días?, en países musulmanes la primera pregunta es: ¿cómo está tu haal? Cuando alguien pregunta esto literalmente quiere saber cómo se encuentra tu corazón en ese instante.

Por su parte, en la cultura hinduista al saludarse lo primero que dicen es namasté, que significa “saludo al Dios que habita en ti”: saludan a esa parte tuya que representa a lo divino.

De acuerdo con Patty de Llosa, autora de varios libros dedicados al bienestar del ser, este es el primer paso para la felicidad: abrir la mente a encontrar maneras alternativas de pensar en la vida. Si nos saludáramos los unos a los otros con un interés real de saber cómo estamos emocionalmente, quizá nos enteraríamos de qué sentimos en ese momento presente.

El segundo paso es reconocer la importancia de nuestra atención. ¿En qué pensamos diariamente? ¿Realmente nos concentramos en las cosas que importan? ¿O divagamos para hacer que el tiempo pase más rápido?

De acuerdo con un estudio realizado a más de dos mil personas por la Universidad de Harvard, los encuestados contestaron que 47% del tiempo no se concentraban en lo que estaban haciendo y de hecho reportaron sentirse más contentos cuando su mente divagaba en vez de estar atentos.

Invitación

Es sabido que las personas que logran “domar” su atención y se enfocan en el momento presente son capaces de convertirse en buenos atletas, escuchas, pensadores y trabajadores, ya que al lograr un enfoque constante la atención es capaz de conectar a mente, corazón y cuerpo en un estado balanceado y armónico.

No por nada hoy se ha puesto de moda la práctica de mindfulness, la cual se trata de poner atención plena en cada cosa que hacemos para así vivirlo todo por entero. Pero me pregunto: ¿será que la atención plena es capaz de brindarnos felicidad? ¿Acaso no gozamos más de la dichosa distracción? ¿O serán aquellos instantes en los que convertimos las honorables horas de ocio en improductividad impaciente que nos lleva a más momentos de presión incesantes? Hay quienes funcionan mejor bajo presión y hay a quienes nos gusta más la planeación.

Dicho esto considero que no hay receta específica para la felicidad, ya que cada quien vive en singular, nos motivan diferentes cosas y anhelamos destinos combinados. Sin importar cuál sea tu idea de felicidad, te invito a que la procures y la trates como una locura sin cesar.