Ganar-ganar, objetivo de México: Ildefonso Guajardo

Estados Unidos abre juego para la renegociación del TLCAN  

Redacción
Política
Ildelfonso Guajardo
Foto: Notimex.

Establecido ya el próximo miércoles 16 de agosto como fecha oficial para iniciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a pedido de la administración norteamericana, y definidos los objetivos que esta busca con ello los negociadores de México, Estados Unidos y Canadá velan armas y afinan estrategias que les permitan alcanzar acuerdos benéficos para los tres socios que iniciaron esta aventura comercial el 1 de enero de 1994.

De hecho, luego de conocerse los temas que Estados Unidos especificó cómo sus prioridades para la renegociación del acuerdo, autoridades y analistas coinciden en afirmar que las señales positivas para nuestro país resultan alentadoras y representan una oportunidad porque México está preparado.

No hay duda, afirman, que es posible alcanzar acuerdos que permitan profundizar el libre comercio y con ello apuntalar el desarrollo de los tres países socios, al generar mayor inversión y mejores empleos para el bienestar de sus poblaciones.

En este sentido la Secretaría de Economía, que preside Ildefonso Guajardo, afirmó en su pronunciamiento oficial que el gobierno de México “recibió con agrado la definición de Estados Unidos sobre sus objetivos en el proceso de modernización del TLCAN”.

Y añadió que “esta noticia contribuirá a definir con mayor claridad los temas a negociar y los tiempos en los que se llevará a cabo el proceso de modernización” del TLCAN.

Si bien al mismo tiempo el secretario Guajardo —quien participó en la negociación del tratado en 1992— reconoció que las negociaciones no serán fáciles porque algunas cuestiones entre los objetivos estadunidenses representan un claro retroceso para el acuerdo trilateral.

En la mesa de negociaciones, afirmó Guajardo, la estrategia de México será de ganar-ganar y no quedar en desventaja respecto de Estados Unidos y Canadá.

Definición de objetivos

La importancia del North American Free Trade Agreement (NAFTA, por sus siglas en inglés) como motor de crecimiento es innegable: en los hechos el tratado ha hecho de América del Norte una región próspera, con una economía integrada y dinámica, de alta competitividad frente a otras zonas comerciales, si bien en efecto existen pendientes y rezagos en algunos sectores que es necesario corregir.

Por ello la renegociación del acuerdo que entró en vigencia hace 23 años es reconocida por los tres gobiernos que lo integran como una necesidad para actualizar temas que no se incluyeron durante su firma el 17 de noviembre de 1992, como por ejemplo el sector de energía, en el caso de nuestro país, o por el surgimiento y auge del comercio digital.

Y pese a las críticas que lanzó en su contra el actual mandatario estadunidense, Donald Trump, desde su campaña presidencial y durante los primeros meses de su gestión, cuando lo calificó como “el peor tratado de la historia”, el acuerdo comercial no solo está vigente y funciona a plenitud en beneficio de sus tres integrantes sino que además ofrece un gran potencial en desarrollo.

Así, después de varios meses de incertidumbre respecto de los temas que le interesaba renegociar a Trump en el TLCAN, el lunes 17 de julio la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) hizo públicos los objetivos que incluirá la Casa Blanca en la ronda de negociaciones.

El documento de 18 páginas contiene 22 puntos, entre los que se encuentran comercio de bienes, aduanas, facilitación del comercio y reglas de origen, comercio digital de bienes y servicios, propiedad intelectual, trabajo, medio ambiente, solución de diferencias y tipo de cambio, entre los más importantes.

Igualmente, propone establecer medidas anticorrupción trilaterales.

Hay dos puntos a destacar en el documento: por una parte, por primera vez la USTR incluyó la reducción del déficit comercial como objetivo para las negociaciones del TLCAN (en el caso de nuestro país), cosa que recibió duras críticas en México, como veremos más adelante.

Y, por otro lado, EU pretende eliminar el capítulo 19 del acuerdo, relativo a la revisión y solución de las controversias en materia de cuotas compensatorias y contra el dumping (práctica comercial ilegal que consiste en exportar productos más baratos a otros países respecto de los precios que aplica en las naciones de origen). Este apartado permite hasta ahora a los exportadores de los tres países acudir a tribunales internacionales cuando consideran que sus derechos se encuentran comprometidos por investigación de dumping o cuotas compensatorias: la intención de Trump es que esas controversias se diriman en la Unión Americana, lo que en opinión de los expertos sería un retroceso que dificultaría de entrada la renegociación.

Tanto la insistencia de Trump en utilizar el TLCAN para bajar el déficit de Estados Unidos con México, como la intención de llevar las controversias comerciales del acuerdo a instancias de ese país, son temas de los que habrán de ocuparse los negociadores mexicanos, como reconoció el propio titular de Economía, Ildefonso Guajardo.

Los objetivos norteamericanos precisan asimismo que el acuerdo que resulte de la renegociación debe “eliminar barreras a las exportaciones estadunidenses” mediante la “eliminación de subsidios injustos, prácticas que distorsionan el mercado por parte de empresas estatales y onerosas restricciones de propiedad intelectual”.

El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, expuso que con esta renegociación su gobierno buscará un acuerdo “mucho mejor, que reduzca el déficit comercial de Estados Unidos y sea justo para todos los estadunidenses, mejorando el acceso al mercado de Canadá y México para la manufactura, agricultura y servicios de Estados Unidos”.

Agregó que propondrán incorporar los temas laborales y ambientales al cuerpo central del acuerdo vigente desde 1994 y no como acuerdos paralelos como hasta hoy, además de incluir temas nuevos, como comercio digital y prácticas regulatorias.

Sin sorpresas: Guajardo

A pesar de su trascendencia y las ventajas competitivas para sus integrantes, Trump ha insistido en que la renegociación del TLCAN busca un “acuerdo justo” con mejores condiciones para las empresas de EU y reducir su déficit comercial con México (que ascendió a 64 mil millones de dólares en 2016), entre sus principales objetivos.

Pero si bien existe consenso entre las partes de relanzar el tratado comercial, también hay reconocimiento respecto de las dificultades que conlleva abrir los múltiples temas del acuerdo, a lo que se debe sumar la intención estadunidense de revertir el déficit comercial con México y derogar el capítulo 19 del tratado, relativo a la revisión y solución de las controversias, para que estas se diriman con leyes estadunidenses y no con paneles internacionales como sucede ahora.

En este sentido, para Ildefonso Guajardo no existen sorpresas en el documento que presentó EU con los puntos que definirán la ruta para la renegociación del TLCAN: “Tomamos nota de todos estos puntos; ellos definieron desde su visión los temas que les gustaría tocar en la renegociación del NAFTA, pero faltará ver cómo se cuadran con los objetivos de Canadá y México”.

El secretario de Economía dijo que se trata de una buena noticia porque se están cumpliendo los tiempos; sin embargo, “al entrar en los temas nada es nuevo. Todo se ha escuchado en debates públicos”.

Añadió que entre los temas cruciales para México destaca la insistencia en los déficits comerciales, tema “poco ortodoxo en el entendimiento económico, ya que finalmente es resultado de una política macroeconómica de ahorro, es preocupante porque nos acerca a una visión un tanto mercantilista del tema comercial”.

Y señala Guajardo: “He insistido en que con todo gusto se revisarán los balances comerciales, mientras nos enfoquemos en cómo mejorarlos a través de la expansión del comercio y no a través de la reducción del mismo. Lo que es positivo es que no se reintroducirán cuotas o tarifas dentro de este proceso”.

Ildefonso Guajardo explicó que otro tema que preocupa a México es la eliminación del capítulo 19, una contribución de Canadá al tratado, “que obliga a someter a paneles de arbitraje cualquier medida acción antidumping que se procese”.

También inquieta cómo revertir la exclusión de salvaguardas para América del Norte. “Todo ello va a estar sujeto a que las tres partes estemos de acuerdo en el proceso; pero en general, no hay nada que sorprenda sobre lo que ya han venido comentando todos los actores”.

Sobre los objetivos anticorrupción que se proponen para el TLCAN, señaló que ya México lo había puesto en la mesa: “Es algo muy saludable, hay que definir el proceso de cómo funcionarían estos mecanismos y los esquemas a los que se remitirían en caso de incumplimiento. Entre a mejores estándares internacionales nos apeguemos, creo que es más benéfico para el país; es un punto de avance para la transparencia; y si vamos a jugar un juego de profesionales hay que hacerlo completo”.

Comentó que hacia adelante la Secretaría de Economía ya trabaja en la organización de los mecanismos de negociación, la definición de los temas y en cómo se organizarán los grupos que simultáneamente avanzarán en dicho procedimiento.

“El objetivo es que hay mucho que preservar para los tres países. Creo que quedó claro en estos 150 días, donde Washington ha entendido que es un proceso benéfico para todos, de tener una estrategia que convenga a los tres países”, puntualizó Guajardo Villarreal.

El secretario de Economía recordó que por el interés económico estadunidense, sectores de ese país como el manufacturero y agrícola empujan para buscar acuerdos positivos para ambas naciones, ya que no es verdad que solo México haya sido ganador a lo largo de la vigencia del TLCAN.

Por lo que hace a la intención de la administración de Trump de renegociar el tratado con el objetivo de revertir su déficit comercial con nuestro país, el subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía, Juan Carlos Baker (quien también participará en las rondas de negociación), puntualizó que no hay forma de atender ese propósito en el marco de la modernización del acuerdo.

“No hay nada en el TLCAN que tenga una aplicación directa para esta parte del déficit” y es un tema que se tiene que ver por separado, subrayó.

Baker aseveró que México no está dispuesto a recurrir a posibles aranceles o a medidas que afecten el intercambio de mercancías entre las dos naciones con el propósito de bajar el déficit respecto de nuestro país, que el año anterior representó 8.8% del total de Estados Unidos a escala mundial con 64 mil millones de dólares, por debajo de China, con 347 mil millones, es decir, 5.4 veces más respecto de nuestro país.

Por lo que hace al capítulo 19 que también pretende modificar Estados Unidos, aseguró que son mecanismos útiles que han valido la pena tener y han probado su utilidad, por lo que recomendó esperar a ver cómo los negociadores de ese país lo tratarán de articular en la renegociación.

Cambios de rumbo

“Esperar a ver” no es un consejo para echar en saco roto: a lo largo de su campaña presidencial Donald Trump afirmó que evaluaría la continuidad de su país en el tratado al que llamó uno de los “peores que ha firmado Estados Unidos”, pero desde su toma de posesión el 20 de enero del presente año las posiciones del mandatario norteamericano han ido modificando su posición: de “abandonar” el acuerdo, pasó a “reformar” de manera unilateral algunos capítulos del tratado, y luego a “negociar” el TLCAN con México y Canadá.

Al inicio de su administración circuló un documento en el que el nuevo gobierno analizaba la posibilidad de abandonar el TLCAN y buscar “dar vuelta atrás a décadas de política comercial conciliatoria. Nuevos acuerdos serán negociados en pos de los intereses de Estados Unidos y sus trabajadores”.

El plan inicial de Trump para cumplir una de sus principales ofertas de campaña preveía cinco fases que desarrollaría durante los primeros 200 días de su gobierno: la primera sería la renegociación o abandono; en segundo lugar detener el Tratado Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), que cumplió; tercer y cuarto puntos, detener las importaciones injustas y el comercio inequitativo; y quinto punto, devolver los trabajos manufactureros y disminuir las regulaciones impositivas a negocios.

En el día 100 de su gobierno la administración de Trump planteó que seguiría con las negociaciones del tratado y ahora revisaría las condiciones de comercio con China.

No obstante, para el día 200 de su gestión había dispuesto un panorama más detallado respecto de si Estados Unidos dejaba el acuerdo, se mantenía en el TLCAN o buscaba tener solo acuerdos bilaterales con México y Canadá.

Pero fiel a su estilo, a menos de 24 horas de asegurar que su país seguiría con el tratado, Trump volvió a amagar otra vez con romper el acuerdo y en su cuenta de Twitter escribió que la permanencia de EU en el TLCAN ahora estaba “condicionada a lograr buenos acuerdos con México y Canadá”.

Amagos y reversa

A esto siguió el anuncio sobre su presunta intención de emitir un decreto para separarse del TLCAN, hecho que prendió las alarmas de los gobiernos de México y Canadá, generando además la caída del peso en los mercados.

Horas después la Casa Blanca informó que el mandatario estadunidense aseguró vía telefónica al presidente de México, Enrique Peña Nieto, y al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, “que no habría tal salida”.

Sin embargo, volvió a la estrategia de las redes sociales y un día después escribió: “Si no puedo hacer un acuerdo justo para Estados Unidos, voy a ponerle fin al TLCAN”.

Y luego de amagos casi diarios en el sentido de que abandonaría el acuerdo comercial, finalmente declaró que el presidente Peña Nieto y el premier Trudeau lo habían convencido de que recapacitara, porque “sería un shock bastante grande para el sistema”.

“Por un lado me gusta la cancelación. Por otro lado, me gustan, mucho, los dos (mandatarios). Tenemos una muy buena relación. Y es muy difícil, cuando tienes esta relación, realmente es algo que no sería un acto bonito. No sería exactamente un acto amistoso”, reconoció en su momento Trump.

Conocedores de las graves consecuencias que traería la salida de EU para su propia economía, los secretarios de Comercio y Agricultura, Wilbur Ross y Sonny Perdue, así como el yerno del presidente y asesor, Jared Kushner, maniobraron para convencer a Trump de que no tome esa medida.

Acelerar negociaciones

Así, ahora existe ya un organigrama establecido y aceptado por los tres países, de acuerdo al cual se realizarán siete rondas de conversaciones con intervalos de una a tres semanas.

La primera ronda de negociaciones tendrá lugar en Washington DC entre el 16 y el 20 de agosto, confirmó el representante comercial estadunidense Robert Lighthizer.

Se espera que las pláticas concluyan hacia finales del año, aunque ninguno de los tres países ha señalado de manera formal plazos fijos para su conclusión.

No obstante, los equipos negociadores y los gobiernos de México y EU coinciden en señalar la conveniencia de terminar con las negociaciones de manera rápida, para evitar que se mezclen con la elección presidencial en México, cuyas campañas inician en abril de 2018, y con los comicios intermedios para el Congreso de Estados Unidos, que se celebrarán en esas mismas fechas.

Los equipos de negociadores de Estados Unidos, México y Canadá estarán apoyados por el “cuarto de junto”, integrado por legisladores y empresarios de los tres países firmantes, quienes estarán atentos al curso que tomen las negociaciones.

Para el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Manuel Herrera Vega, la agenda planteada por EU para la renegociación del tratado es menos radical de lo que se esperaba.

Puntualizó que a su juicio el reto estadunidense de mejorar la balanza comercial con México es un objetivo audaz y controversial, porque eso depende de la competitividad de sus productos y se consigue en el largo plazo, no como resultado de negociaciones comerciales.

Herrera recordó que el comercio entre ambos países se cuadruplicó desde el nacimiento del TLCAN a la fecha, al pasar de 42 mil 900 millones de dólares en 1994 a más de 310 mil millones en 2016, lo que indica el nivel de integración económica, industrial y comercial alcanzado.

Optimismo

Las expectativas acerca de la renegociación del TLCAN son optimistas después de un largo periodo de incertidumbre por las posturas divergentes manifestadas por Estados Unidos, ya que todo indica que la realidad terminará por imponerse ante los resultados favorables que el tratado trilateral ha traído consigo en estas más de dos décadas de vigencia.

Como fruto del TLCAN, por ejemplo, se ha triplicado el intercambio comercial entre los socios comerciales, que representan un gran mercado de poco más de 450 millones de personas, quienes se benefician de más y mejores productos a bajos precios y producen transacciones al año por un millón de millones de dólares.

Por ello los objetivos que dio a conocer EU de cara a la renegociación que comenzará en poco menos de un mes, generaron optimismo por encontrarse dentro de las expectativas negociables y presentarse de manera integral, uno de los puntos en los que ha insistido México: negociarlo todo y no en partes.

De ahí que la Secretaría de Economía, que encabeza Ildefonso Guajardo, señale que “se espera que los tres países involucrados en este acuerdo comercial estén en condiciones de iniciar de manera formal las negociaciones a partir del 16 de agosto próximo”.

México, añade, “continuará con el periodo de consultas públicas que inició el 1 de febrero de 2017 y que finalizará a principios de agosto, reafirmando su voluntad de actualizar el TLCAN para hacer frente a los retos del siglo XXI. El gobierno de México trabaja para lograr un proceso de negociación constructivo, que permita aumentar los flujos comerciales y de inversión, y consolide la cooperación y la integración económicas para fortalecer la competitividad de América del Norte”.

En este contexto y circunstancias resulta que la renegociación es para nuestro país positiva y representa una oportunidad, porque México está preparado para alcanzar acuerdos que permitan continuar que el libre comercio lo siga siendo, es decir, sin la aplicación de aranceles o compensaciones, e incrementar un intercambio de mercancías que apuntale el desarrollo de sus socios, genere mayor inversión y ofrezca mejores empleos para el bienestar de sus poblaciones.

Negociadores del TLCAN

México

Estados Unidos

Canadá

Ildefonso Guajardo

Secretario de Economía.

Será responsable negociador del gobierno de México. En 1994 fue encargado de la oficina del TLCAN en Washington.

Wilbur Ross

Secretario de Comercio.

Conoce a Donald Trump desde hace dos décadas. Formado en la iniciativa privada, conoce el TLCAN desde su operatividad técnica.

Chrystia Freeland

Ministra de Exteriores.

Destaca por su amplia carrera periodística, pues antes de adentrarse a la política escribió para importantes medios impresos de talla mundial (Financial Times y The Economist).

Juan Carlos Baker

Subsecretario de Comercio Exterior.

Lleva casi dos décadas laborando en la Secretaría de Economía. Fue jefe negociador adjunto del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP).

Robert Lighthizer

Representante de Comercio. Cuenta con una amplia experiencia en el servicio público desde la administración de Ronald Reagan. Fue jefe de personal del Comité de Finanzas del Senado.

Francois-Phillip Champagne

Ministro de Comercio Internacional.

Tiene una carrera impecable en la iniciativa privada. Llegó a la política en 2015.

Luis Videgaray

Secretario de Relaciones Exteriores. El responsable de la política exterior de México tiene una excelente relación con Jared Kushner, yerno y asesor de Donald Trump.

Jared Kushner

Es el familiar de Donald Trump más cercano entre quienes lo asesoran en la Casa Blanca desde que tomó la Presidencia en enero pasado.

Steve Verheul

Negociador en jefe.

Conoce a conciencia el TLCAN, ya que cuenta con una amplia experiencia en el servicio público, en el sector comercial y el agroalimentario.

¿Quién es John Melle?

El funcionario que por parte del gobierno de Estados Unidos presidirá el día a día de las negociaciones para modernizar el TLCAN, se desempeña como representante asistente de comercio para el hemisferio occidental de la Oficina del Representante de Comercio (USTR). Esta oficina es la encargada de coordinar todo lo relativo a los acuerdos comerciales que tiene EU en el continente americano. John Melle se sumó a las filas de la USTR en 1998 y ha desempeñado distintas posiciones que cubren México, Canadá, el Caribe y Centroamérica. Es responsable del desarrollo, coordinación e implementación de la política comercial de EU para la región.

Prioridades de Trump

Comercio de bienes.
Medidas sanitarias y fitosanitarias.
Aduanas, facilitación del comercio y reglas de origen.
Obstáculos técnicos al comercio.
Buenas prácticas regulatorias.
Comercio de servicios, incluyendo telecomunicaciones y financieros.
Comercio digital de bienes y servicios y flujos de datos transfronterizos.
Inversión.
Propiedad intelectual.
Transparencia.
Empresas estatales y controladas.
Política de competencia.
Trabajo.
Ambiente.
Anticorrupción.
Remedios comerciales.
Procuramiento del gobierno.
Pequeñas y medianas empresas (Pymes).
Energía.
Solución de diferencias (capítulos 19 y 20 del TLCAN).
Provisiones generales.
Tipo de cambio.

Fuente: Resumen de objetivos de la renegociación