TRUMP: EL PRIMER PRESIDENTE “DECLINISTA”

Donald J. Trump es el primer presidente “declinista” de Estados Unidos

Guillermo Fárber
Columnas
Hueconomía 853
Foto: Pablo Martínez Monsivais AP

La tesis es acaso discutible, pero sin duda digna de reflexión. Bill Bonner dice que Donald J. Trump es el primer presidente “declinista” de Estados Unidos. Es decir, que es el primero de esa jerarquía que reconoce que los mejores días de EU probablemente quedaron atrás. Su mero lema de campaña, Make America great again, era una promesa con entraña de admisión (bueno, originalmente ese fue el lema de la campaña de Ronald Reagan en 1980, o sea, tres décadas antes que Trump).

El problema es que nunca puedes regresar a ninguna parte si persistes en seguir avanzando por donde vas. Y esto de detenerse es algo que nunca, pero jamás, hace ningún imperio.

El buen Donald no ha mostrado en ningún momento indicios de que ha entendido a dónde va la cuadriga imperial a la cual se trepó. Hoy, a seis meses de su entronamiento, está más claro que antes que el imperio va en declive y que Mr. Trump no quiere-puede-sabe redirigirlo.

Para acabarla de amolar, ni los demócratas ni los republicanos están dispuestos a ventilar las cuestiones de fondo ni mucho menos a proponer medidas reales para revertirlo. ¿Y por qué no? Fácil: porque ambos son parte del problema, no la solución.

La historia está repleta de ejemplos: inmediatamente antes de casi cualquier estallido revolucionario, las élites se vuelven corruptas, ineficientes, decadentes… Se vuelven beneficiarias de un estado de cosas injusto, impuesto por el gobierno sobre el pueblo. El actual estado de cosas en EU (y ya no digamos en México y en muchos otros países) es de una profunda injusticia que beneficia a las élites, de modo que es demasiado esperar que estas opten por un cambio verdadero.

Algunos indicadores

Las tasas de crecimiento económico en EU son cuando mucho la mitad de las que tenía en sus años dorados y menos de la mitad de las de China. Lo peor es que no hay ningún signo de que este declive pueda revertirse en el futuro. ¿A qué se debe tan raquítico crecimiento? Bonner señala una causa fundamental: demasiados recursos (capital, gente, tiempo) se desvían a compadres y parásitos, en vez de invertirlos en la economía real. Algunos de estos parásitos se dedican de tiempo completo a los videojuegos; otros, a drogarse; algunos, a ambas cosas.

La tasa de participación laboral de los hombres en edad de trabajar ha bajado en EU de 76% en 1990 a tan solo 69% hoy. Casi seis millones de hombres que hoy deambulan ociosos y/o deprimidos, en lugar de contribuir al crecimiento de la economía nacional. No producen más bienes y servicios, pero sí los consumen. En conjunto, las personas en edad de trabajar, y sin trabajo, son 102 millones, de un total de 200 millones en ese rango de edad. Peor todavía: de esas personas que sí tienen trabajo, una buena parte labora en áreas “de baja productividad” como los gobiernos, la industria del ocio, la educación y la salud.