¿COMIENZA EL CORREDERO?

Stanley Fischer deja la Reserva Federal de EU 

Guillermo Fárber
Columnas
Hueconomía 861
Foto: AP Mark Lennihan

¿Y la Fed se desmorona? Eso está raro. El segundo de a bordo de la torre de control operativo del sistema financiero global (formalmente, porque en los hechos él era el mero cacagrande que le dictaba el rumbo a su dizque jefa, la abuelita Yellen) ha renunciado: don Stanley Fischer se baja del barco este próximo 13 de octubre debido a “razones personales” (¿?).

Así, este honorable ciudadano de Estados Unidos y de Israel se va a nadie sabe dónde, para hacer nadie sabe qué.

Muy merecido retiro, en todo caso, ya que tiene la edad (73) y los recursos suficientes. Después de ser economista jefe del Banco Mundial en 1988-1990, es un misterio qué hizo entre 1991 y 1994 (el BIS o Banco de Pagos Internacionales, el banco central de todos los bancos centrales, niega que haya trabajado ahí; ¿la OCDE, quizá?), pero fue además primer subdirector gerente del FMI en 1994-2001, vicepresidente de Citigroup en 2002-2005, gobernador del Banco Central de Israel en 2005-2013 y vicemandamás de la Fed en el periodo 2014-2017.

Las malas lenguas, que nunca faltan, sugieren que don Stanley, doctor en Economía por el MIT (o sea, de mente irremediablemente deformada), huye a muy buen tiempo del naufragio, puesto que no es lo mismo inyectar anglotrillones de dólares a la economía occidental y bajar las tasas a cero, que detener o atenuar ese generoso flujo de “dinero” inventado y subir los intereses. ¿Se acabó la diversión, pues, y viene el tiempo de recoger las varas?

¿Un estorbo menos?

En cuanto don Stanley desaloje su escritorio, es la gran oportunidad para Donald Trump de poner a cuatro gentes suyas en el Consejo Directivo (aunque ya hemos visto que suele elegir con las patas a sus nuevos empleados; por eso los tiene que cambiar a cada rato), lo cual le daría el control de la mayoría, ya que el Politburó, digo, el Consejo es de siete miembros. Y eso aparte del chance que le da su opción de sustituir o ratificar por otro periodo de cuatro años a la abuelita Yellen. Lo ideal, desde luego, sería liquidar ese engendro elitista (end the Fed), pero algo es algo.

Es sabido que Trump quiere que la Fed afloje ciertas normas regulatorias que la Fed impuso en respuesta a la debacle de 2008. En otras palabras, mááás “flexibilidad” suicida para hacer como que hace a EU grande otra vez. En fin, a ver si lo logra ahora que se va don Stanley, quien públicamente considera esos eventuales relajamientos “peligrosos y extremadamente miopes”. A la vista de su historial, Trump se impondrá oootra vez, como lo hace rutinariamente en los asuntos que de veras le importan.

Por cierto, en una de sus más recientes apariciones públicas, don Stanley advirtió sobre los peligros de tomar con demasiada ligereza los precios de algunos “activos riesgosos” en los principales mercados (incluso los bursátiles) que ahora, y desde hace seis meses, se encuentran en los quintiles superiores de las distribuciones históricas. Conste: sobre aviso no hay engaño.