Más del terremoto

Todos hemos ayudado, trabajado, colaborado

Masha Zepeda
Columnas
Centro de acopio
Foto: NTX

Quiero escribir sobre artes visuales, sobre la muestra de Alberto Castro Leñero, espléndida en la Galería Metropolitana de la UAM, o la del francés Yves Klein, en la UNAM. Quiero dedicar esta columna también al gran Fernando de Szyszlo, pintor fundamental, peruano, quien murió junto a su mujer a los 92 años en un accidente doméstico tan fatal como triste. Quiero escribir sobre la fuerza de Philip F. Bragar y sobre los próximos 90 años de Carlos Jurado, el pintor y fotógrafo que revolucionó la historia del arte en México hace 40 años.

Pero no puedo: sigo pensando y recordando el terremoto de 1985 y lo que sucede ahora a partir del sismo del pasado 19 de septiembre, a la par que reflexiono sobre el que padecimos en Baja California en 2010 y que cobró muertos, aterró a la población y se habló de un tsunami como consecuencia. Pienso en mi madre, que ha vivido y sobrevivido los terremotos de 1957, 1985 y 2017. No puedo dejar de pensar en la exposición que recorrimos con gran interés hace una década, justo cuando nos acabábamos de mudar mi familia y yo (mi esposo Ricardo y mi hija Milena), junto a mis padres, que vinieron a visitarnos para ver cómo era nuestra vida a escasos cuatro meses del cambio de la Ciudad de México a la región Tijuana-San Diego. En esos años mis suegros y mi cuñado mayor vivían en Acapulco, Guerrero. Mi padre y yo recorrimos juntos la muestra y llegamos primero que el resto del pequeño grupo a un mapa que daba cuenta de la falla de San Andrés y las coordenadas donde más temblores cabía esperar: San Francisco, Los Ángeles, San Diego, Tijuana, Ciudad de México, Acapulco, Tuxtla Gutiérrez… Justo donde transcurre nuestra vida familiar de ambos lados, justo nuestros puntos de encuentro y donde somos más felices. Mi padre me tomó del hombro y me guiñó el ojo. Me dio tranquilidad. Entendí que éramos parte de eso y sobreviviríamos.

Apoyos

Desde el 19 de septiembre pasado todos hemos ayudado, trabajado, colaborado. En el de 1985 hubo dos grandes subastas de arte que fueron un éxito: la primera fue ideada por el Museo del Chopo, dirigida por Elva Macías y cantada por Raquel Tibol: la UNAM obtuvo una respuesta formidable; la segunda, un mes después, fue por parte del INBA y se llevó a cabo en el Museo Carrillo Gil, con Sylvia Pandolfi a la cabeza y Rafael Matos como animador: también fue un éxito. Todo lo recaudado por ambas subastas fue para los damnificados. Hoy se habla de que habrá subastas y varios artistas ya han comenzado a vender dibujos y obtener ganancias que van directo a comprar casas de campaña o lo que se necesite.

Lo cierto es que la gente, fuera y dentro de México, hace depósitos o manda sus donaciones a los centros de acopio de Francisco Toledo, Diego Luna, Gael García Bernal o Alfonso Cuarón, todos creadores mexicanos que harán llegar la ayuda a donde se necesita, que gozan de credibilidad, honestidad y confianza entre los seguidores del arte. Una vez más el arte va de la mano con la colectividad hacia un buen camino.