Lewis Hamilton vive como en un sueño. Le preguntan una y otra vez su sentir por alcanzar su cuarto campeonato del mundo de Fórmula 1 pero no sabe qué contestar. Aún no lo digie- re. Solo le viene a la memoria el recuerdo de cuando era un infante en crecimiento, en Stevenage, Inglaterra, y deseaba convertirse en un piloto del máximo serial del automovilismo mientras veía las carreras a través de un televisor.
“No creo todo lo que está pasando. No se siente real. Siendo honestos es la manera más horrible de alcanzar un título con un noveno lugar. Pero ¿qué le vamos a hacer?”, admitió Hamilton momentos después de bajar del auto.
Su legado está en la misma línea histórica de las leyendas del francés Alain Prost y el alemán Sebastian Vettel, tetracampeones mundiales. Está a un título de igualar al argentino Juan Manuel Fangio y a tres del germano Michael Schumacher. En Inglaterra ya es el mejor piloto de su historia.
El piloto de Mercedes alcanzó esta hazaña durante el Gran Premio de México celebrado el pasado 29 de octubre en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Quería festejar en lo más alto del podio pero un pinchazo en la vuelta inicial lo mandó hasta la última posición. Esto le dio interés a la carrera ya que una victoria de Sebastian Vettel, o por lo menos un segundo lugar, hubiera alargado la definición de la temporada hasta el GP de Sao Paulo.
“No tenía idea de lo que pasaba en el campeonato después de tener que parar en los pits en la primera vuelta. Solo pensaba en meterme a la carrera y poder escalar posiciones lo más que se pudiera”, recuerda.
Al paso de la carrera el británico acumuló varios rebases hasta llegar a la zona de puntos. En todo ese tiempo sus preguntas por la radio a sus ingenieros eran las mismas: “¿Sebastian sigue en la carrera?, ¿cuántos puntos suma?”
Vettel, en su Ferrari, era el único que matemáticamente tenía opciones de disputarle el campeonato. Pero para su suerte también debió entrar a pits porque se le destrozó su alerón delantero al meterse en el trayecto de Hamilton, al que le ponchó el neumático en una complicada arrancada.
Sorpresas
Pero una vez cruzando la meta Lewis comenzó los festejos: dunas en el Foro Sol y una larga carrera a pie por la curva peraltada rompiendo los protocolos y enloqueciendo al público, que buscaba alcanzarlo para tomarse una selfie.
“Quiero agradecerles a todos en el equipo por su dedicación y esfuerzo. Y también a todo el público mexicano por su pasión y por hacer de este momento un recuerdo especial. Son la mejor afición del mundo”, admite.
México volvió a sorprender al mundo del automovilismo. Esta vez los organizadores de la carrera prepararon un desfile del Día de Muertos durante la presentación de los pilotos. Por unos minutos convirtieron al Hermano Rodríguez en una extensión de Paseo de la Reforma, que un día antes había celebrado su propio carnaval de catrinas y calaveras.
Pero no quedó ahí: el podio giró sorpresivamente, con todo y los vencedores aún presentes, para dejar ver a un DJ que, a máximo volumen, prendió a los aficionados con el bit de la música electrónica. Asimismo los puños de miles de personas se levantaron en honor a las víctimas del sismo del 19 de septiembre.
En este marco a la mexicana Hamilton aumentó su legado, que promete extenderse en los próximos años.