Un mejor marco jurídico para las Fuerzas Armadas

Una emotiva celebración de lo que es el primer movimiento social, revolucionario y de justicia social del siglo XX. 

Javier Oliva Posada
Columnas
Cienfuegos
Necesidades

El pasado 20 de noviembre, conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, como cada año a partir de 1936 se llevó a cabo en el Campo Marte la ceremonia de Ascensos y Condecoraciones. Con la presencia de los titulares de los tres Poderes de la Unión se desarrolló, por primera vez en horas de la noche, un evento cultural sin precedente. Luces, música, palabras y baile fueron marco de la celebración.

Con la presencia de representantes de escuelas primarias públicas de Oaxaca, Chiapas, la cdmx y el Estado de México, entre otras entidades, así como de los planteles del sistema educativo militar, se entonaron melodías que identifican el carácter y personalidad de nuestro país.

Fue una emotiva celebración de lo que es el primer movimiento social, revolucionario y de justicia social del siglo XX.

Los discursos militares pronunciados también quedan para la memoria. El primero fue el del general de División André Georges Foullon Van Lissum, director del Heroico Colegio Militar, a nombre de quienes recibieron condecoraciones y ascensos: en su intervención resaltó las virtudes que demanda la profesión de las armas, sobre todo la del patriotismo. No hay duda de que este concepto es la guía esencial de aquellos mexicanos que, en su gran mayoría, trabajan con un definido sentido de responsabilidad. Las mujeres y los hombres empeñados en la milicia tienen un sobresaliente compromiso con el país. Todos los días dan muestra de esto.

Determinación

El siguiente discurso lo pronunció el general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda. Si el lector me lo permite le sugiero una revisión completa y detallada de dicha participación. Sobre todo por lo que hace a las amplias y directas alusiones a propósito de los requerimientos jurídicos de las Fuerzas Armadas para mejor colaborar en las tareas de seguridad pública.

Igual lo hizo, por cierto, el almirante secretario de la Marina Armada de México, Vidal Francisco Soberón Sanz, en la misma ceremonia en 2016.

De forma comedida pero directa el titular de la Sedena argumentó a propósito de lo fundamental que resulta contar con un ordenamiento legal para que autoridades civiles y militares puedan estar al nivel de las exigencias ciudadanas.

La afonía de los poderes Legislativo y Judicial en la materia se evidencia, sin embargo, en la pendiente de violencia que vive el país. Esto debiera en consecuencia llamar a los responsables de la toma de decisiones a actuar con celeridad y precisión ante la inminencia de los más importantes procesos electorales en la historia de México en el siglo XXI. Y no porque se trate de un asunto coyuntural sino sobre todo por los datos que demuestran que la desarticulación social y política en varias partes del país parece no tener contención.

En su discurso el general Cienfuegos, contando con el aval del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, como dicta la denominación constitucional del presidente de la República, destacó que conforme a las instrucciones del poder civil y en estricto apego a las leyes los militares de las tres Fuerzas Armadas cumplen siempre y en todo momento con la determinación de apoyar a la ciudadanía en labores de auxilio, sean las que fueren.

En la víspera del inicio de las campañas por la Presidencia de la República sin duda que se trata de un mensaje estabilizador y ajeno por completo a cualquier especulación, insidia o, peor aún, desconocimiento respecto de la naturaleza, prestigio y aceptación de nuestro Ejército, Armada y Fuerza Aérea.