“Venezuela padece un genocidio”, denuncian obispos

El gobierno se encamina a una “radicalización”, afirman

Redacción
Política
obispos Jaime José Villarroel Rodríguez y Enrique Pérez Lavado
Foto: Notimex

Ciudad del Vaticano, 8 de mayo. Venezuela sufre un genocidio, una “tragedia de dimensione inimaginables”, llevado a cabo por un “gobierno delincuencial”, denunciaron aquí los obispos Jaime José Villarroel Rodríguez y Enrique Pérez Lavado.

En entrevista, los pastores de las diócesis de Carúpano y Maturín repasaron la situación que vive el pueblo venezolano, constataron que mucha gente está huyendo del país para poder sobrevivir y calificaron de “calamidad” a la falta de medicinas.

“En este momento la situación de la falta de alimentos se ha agravado, más del 80% de las personas viven en pobreza y más del 20% padece pobreza extrema, a causa de la cual la gente no tiene ni para comer”, denunció Villarroel.

“El año pasado más de 22 mil recién nacidos fallecieron y se registraron más de 700 mil casos de malaria o paludismo. Nosotros los venezolanos no imaginamos lo que se nos viene encima después de cinco años de decrecimiento económico en torno al 35 por ciento”, añadió.

Precisó que aunque pueda sonar radical Venezuela tiene un “gobierno delincuencial” porque sabe bien del sufrimiento del pueblo, y está aplicando un genocidio porque producto de sus decisiones la gente muere.

Más adelante anticipó que el gobierno del presidente Nicolás Maduro se encamina a una “radicalización” de su sistema, buscando controlar las pocas instancias autónomas en el país como algunos bancos privados y contadas empresas.

“Busca un pueblo sometido, no admite ningún tipo de crítica ni disidencia, menos de la Iglesia católica. Va a haber menos libertad, más violaciones de los derechos humanos y un país más sometido, donde cada vez existe menos esperanza”, dijo.

“Quizás lo que va a ocurrir es que debamos salir a las calles, a recoger a los muertos para ver cómo les damos cristiana sepultura”, siguió.

Ante esta realidad, Villarroel consideró que la única institución con credibilidad porque está cerca de la gente y habla claramente es la Iglesia, cuya misión es acompañar al pueblo a través de instituciones como Cáritas.

Sostuvo que los católicos deben sembrar semillas de esperanza en el corazón de la gente, seguir sembrando valores y decirle a todos que nadie puede dejarse corromper, porque todavía es posible encontrar una solución.

Aseguró que la Iglesia venezolana no pierde la esperanza de poder superar “esta tragedia”, aunque no sabe cuándo terminará sigue luchando junto contra el desánimo, sabiendo que el pueblo que renuncia a luchar por sus libertades, por una vida más digna y para darle un futuro a los hijos.

“No podemos pensar ni siquiera en qué pasará dentro de una semana, sólo vivimos pensando en cómo llegar al final del día. En estas situaciones difíciles, nuestra tarea es sembrar la esperanza en el corazón de las personas, así cuando esta situación pase aquella semilla germinará y dará frutos”, insistió.

Por otra parte, Enrique Pérez Lavado denunció que “altos dirigentes políticos y militares están involucrados en el negocio del narcotráfico internacional” y eso los ha llevado a que no se preocupen del pueblo sino de incrementar sus capitales, todos en el exterior.

Consideró que, de otra manera no se explicaría el llegar a extremos de aplicar “una especie de genocidio” que, pese a ser una “palabra muy grave”, describe mejor los “niveles de aniquilación” del pueblo impulsados desde el gobierno.

“La gente está huyendo del país, es un asunto de supervivencia. No sabemos entonces qué busca esta gente. Quizás desde afuera es difícil comprender que no se trata de una dictadura política ni militar sino del ejercicio de una verdadera delincuencia”, cuestionó.

Reconoció que el diálogo para encontrar una solución no se descarta nunca pero que actualmente resulta imposible plantear una alternativa de este tipo, totalmente cerrada.

Reveló que la Santa Sede sigue muy de cerca la situación del país, y el mismo Papa Francisco ha manifestado, muchas veces, su apoyo a los obispos y también al pueblo.

“No obstante, la situación venezolana es tan compleja y evoluciona tan rápidamente que no es fácil mantener una posición fija, predecible. Por eso se requiere estar sobre la marcha y en eso el Papa debe hacer alarde de prudencia, porque sería como la última carta a jugar en esta situación”, estableció.