Libertad Bajo Palabra con Luis Manuel Guerra

“Hoy tenemos mayor libertad, aunque no se ejerza totalmente en forma seria y madura”.

Martha Mejía
Todo menos politica
Luis Manuel Guerra
Cuartoscuro

Realizó las primeras mediciones en forma independiente de calidad del aire en la Ciudad de México a fines de los ochenta y creó en 1988 el primer programa voluntario de restricción al uso del automóvil llamado Un día sin auto: Luis Manuel El Químico Guerra es uno de los investigadores y comunicadores más prolíficos del país.

En entrevista exclusiva el también ganador del premio del Instituto del Clima de Washington platica sobre su concepto de libertad y respecto de los retos ambientales que enfrenta México si continuamos actuando como hasta ahora.

—¿Para usted qué es la libertad?

—Es la capacidad que tenemos los seres humanos para realizar nuestras aspiraciones, proyectos, ilusiones y sueños sin los dictados y la voluntad de una persona o entidad ajena.

—¿Por qué es importante este concepto en el contexto del medio ambiente?

—La libertad es importantísima para el medio ambiente ya que no hay forma más efectiva de resolver los problemas ecológicos que mediante el ejercicio de la libre comunicación y de la interacción de los diferentes actores, llámense autoridades de los tres niveles de gobierno, iniciativa privada, grupos organizados de la sociedad civil y ciudadanos en general.

—¿En México hay libertad?

—Hace muchos años, cuando empecé a divulgar, por ejemplo, cuestiones en torno de los índices de contaminación del aire en la Ciudad de México o acerca del consumo energético para la transportación de agua, tanto de extracción como conducción, se me tildaba de incendiario. En este sentido fui testigo de la censura: no se me daban espacios para expresar mis inquietudes… Hoy a nadie se le ocurriría callarme, ni a ninguno de mis colegas: hoy tenemos mayor libertad, aunque esa libertad no se ejerza totalmente en forma seria y madura, ya que hay mucho abuso a través de la charlatanería en cuestión ambiental.

En este sentido Guerra explica que a raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), en 1992, el tema ambiental entró a la agenda nacional desde un ángulo científico y como uno de los temas prioritarios.

“El tema ambiental surgió a la palestra del TLCAN porque ya estaba en la agenda de Estados Unidos. Fue entonces cuando las más altas autoridades de nuestro país, empezando por el presidente Carlos Salinas, se dieron cuenta de que el medio ambiente era un tema que tenía que enfrentarse y resolverse en el seno del tratado comercial, por lo que se creó dentro de las negociaciones la Comisión de Cooperación Ambiental para asegurarse de que los tres países —Canadá, Estados Unidos y México— cumplieran con su propia legislación ambiental y que el acuerdo no sirviera como un paraíso de contaminantes. Fue así como yo, junto con varios colegas, abrimos brecha en temas ecológicos. Indirectamente el TLCAN impulsó a las sociedades ambientales. Cabe resaltar que este fenómeno no se dio en ningún otro país latinoamericano.

Desafíos

—¿Cuál sería el mayor reto para ejercer la libertad?

—El mayor desafío, a mi modo de ver, es que se logre que el sistema educativo ponga al medio ambiente en el centro de su atención. Lo ideal es que los niños tengan una educación mucho más eficientes desde el punto de vista ambiental.

—¿Cuál es su opinión acerca de las propuestas que han lanzado hasta este momento los candidatos presidenciales y locales?

—Estoy francamente asombrado y decepcionado de la ausencia total de la propuesta ambiental de los candidatos. He podido analizar lo que se ha venido diciendo. El único candidato que ha publicado textos concretos sobre propuestas ambientales es Andrés Manuel López Obrador, pero es desconcertante lo que uno puede ver ahí, porque su relación con el medio ambiente es muy lejana: él sigue proponiendo que el verdadero motor del desarrollo y el bienestar de México es el petróleo y no cree en la necesidad de una reforma energética que incluya el desarrollo de tecnologías limpias. Por tanto, se sigue centrando en los hidrocarburos fósiles. Esa visión de hacia dónde debe ir México es verdaderamente inquietante.

Agrega que “también he revisado la propuesta de la candidata a jefa de gobierno por parte de Morena, Claudia Sheinbaum: ella formalmente ha propuesto cancelar una planta de termovalorización de residuos urbanos, lo cual es una enorme irresponsabilidad porque la Ciudad de México está en una situación crítica donde ya no existen espacios para depositar los residuos sólidos: no se está previendo una biodigestión adecuada. Creo que esta gran ciudad merece más y mejores alternativas sobre temas ambientales”.

—¿Qué opina de las actuales medidas para usar el automóvil?

—Faltó la segunda pinza del programa que habíamos diseñado: la primera era el control de las emisiones para evitar que vehículos altamente contaminantes que no cumplieran con la norma circulen; pero la segunda pinza era la de tener un transporte público digno, eficiente y suficiente. No lo logramos. Ya pasaron casi 30 años y sigue habiendo un gran dislocamiento entre el transporte del Estado de México y la Ciudad de México, a pesar de que es la misma zona conurbada.

—¿Cómo podemos defender la libertad en cuanto a medio ambiente?

—Definitivamente, informándonos. Ahora tenemos internet y redes sociales. Por medio de estas herramientas podemos informar e informarnos sobre el buen desarrollo y equilibrio con la naturaleza; podemos levantar la voz. Por ejemplo, denunciar el maltrato animal o un cambio de uso de suelo forestal. Es una forma práctica para comunicarnos con la sociedad civil, con las autoridades, con la academia, pero también debemos hacerlo de manera responsable.

Luis Manuel Guerra realizó sus estudios en Química en la UNAM. Se especializó en Residuos Peligrosos en la Sociedad Carl Duisberg, en Berlín, y realizó estudios de Química en la Universidad Técnica de München, ambas en Alemania. Desde 1985 dirige el Instituto de Asistencia en Investigaciones Ecológicas (Inaine). Entre otros galardones recibió el Premio del Instituto del Clima de Washington por sus investigaciones sobre cambio climático; el Premio Más allá de la Guerra que otorga el gobierno de Noruega, y el Premio Nacional al Mérito Ecológico, máximo reconocimiento que otorga el gobierno mexicano en materia ambiental. Inició el concepto de comunicación ambiental con la creación del programa de radio Ecocidio en los ochenta, el primer espacio radiofónico de debate sobre el desarrollo sustentable de México. Es autor de diversos libros, entre los que destacan Agua y energía en la Ciudad de México, Agua e hidrología en la Cuenca del Valle de México, El Aire nuestro de cada día, El plan Quetzal y ElQuímico Guerra responde. Vive desde hace 30 años en una granja ecológica sustentable en las montañas del sur de la Ciudad de México donde ha plantado más de un millón 100 mil árboles.