Asesinados 139 trabajadores humanitarios en 2017: ONU

“Los terroristas han intentado silenciarnos y desterrarnos”.

Redacción
Política
Violencia contra ONU
Foto: NTX

Naciones Unidas, 17 Agosto. El año pasado, 139 trabajadores humanitarios murieron, 102 resultaron heridos y 72 fueron secuestrados en el cumplimiento de su deber, lo que representa la mayor cifra desde 2013, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En datos ofrecidos durante el 15 aniversario del ataque a las oficinas de la ONU en Bagdad, que causó la muerte de 22 personas, el organismo destacó que en 2017 se acumularon cinco años consecutivos en que más de 100 trabajadores humanitarios fueron asesinados en cumplimiento de su labor.

“El personal de Naciones Unidas ha sido blanco de quienes desean debilitarnos y atemorizarnos de nuestro trabajo. Desde Argel hasta Kabul, hasta Mogadishu, Abuya y más allá, los terroristas han intentado silenciarnos y desterrarnos”, apuntó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

El titular de la ONU indicó que pese a los esfuerzos por reforzar su seguridad, los empleados de la ONU nunca estarían exentos de riesgos debido a la presencia de la organización en los rincones más remotos del mundo.

Por su parte, el coordinador de la ONU para ayuda humanitaria, Mark Lowcock, expresó que resulta inconcebible que los civiles y los trabajadores humanitarios que intentan ayudar a poblaciones vulnerables sean asesinados y heridos en zonas de conflicto con total impunidad.

Lowcock subrayó además el peligro creciente que sufren las poblaciones civiles atrapadas en conflictos. Informó que de las 42 mil 972 personas asesinadas por armas explosivas en 2017, 31 mil 904, o tres de cada cuatro, eran civiles, 38 por ciento más que en 2016.

De acuerdo con la ONU, en solo seis países afectados por conflicto más de 26 mil civiles murieron o resultaron heridos en ataques en 2017, por lo que Lowcock llamó a gobiernos y grupos armados no estatales a respetar sus obligaciones internacionales y a proteger a la población ajena a los combates.

“Es imperativo que hagamos responsables a los hombres que poseen armas de fuego y poder cuando atacan ilegalmente a civiles y trabajadores humanitarios”, enfatizó Lowcock.