Sí al libre comercio

Es probable que el nuevo pacto se firme en noviembre, dice EU  

Norberto Vázquez
Política
TLCAN
Foto: SCT.

Ciudad de México, 3 de septiembre. Luego de casi cinco lustros de actividad comercial trilateral mediante el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México y Estados Unidos lograron un acuerdo preliminar entre ambos para modernizar el convenio y armonizarlo con las nuevas realidades tecnológicas e industriales de la región, mientras que Canadá se reincorporó a media semana a las negociaciones y al cierre de esta edición analizaba si aceptar o no los términos para revitalizar el pacto que entró en vigor el 1 de enero de 1994.

También falta recorrer el camino legislativo antes de que los gobiernos involucrados firmen de manera formal los nuevos acuerdos comerciales.

La Oficina de Representación Comercial estadunidense, por ejemplo, planea presentar en breve al Congreso de Estados Unidos la carta sobre el acuerdo logrado entre México y la Unión Americana. Y luego de ese trámite deben transcurrir 90 días, según fija la ley en aquel país, para que el gobierno norteamericano pueda firmar el convenio bilateral, mismo que después deberá aprobarse en las cámaras de Representantes y el Senado.

Para entonces podría haber acuerdo también con Canadá toda vez que la canciller Chrystia Freeland señaló el viernes 31 de agosto que su país está “contento” de reincorporarse a las negociaciones.

No obstante, esto no le preocupa a las autoridades mexicanas: el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, fue tajante al señalar que “con o sin Canadá tendremos un acuerdo comercial con Estados Unidos”, lo que trajo un ambiente de certeza a la industria nacional y a los mercados bursátiles, puesto que México tendrá un nuevo acuerdo comercial con EU para los próximos 16 años, lo que fortalece la confianza en la economía mexicana e impulsa a inversionistas nacionales y extranjeros para ajustar proyectos a largo plazo.

Resulta relevante, además, que en el proceso que genera el cambio de administración en México el equipo del presidente Enrique Peña Nieto incluyó en las negociaciones a los futuros funcionarios del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Ambos conjuntos lograron que el acuerdo con EU recogiera las principales preocupaciones planteadas por el próximo gobierno federal mexicano, en especial las relativas al sector energético, condiciones laborales y salariales de los trabajadores, sustento de la cláusula para la solución de controversias así como certeza de mediano plazo para el propio acuerdo comercial.

Para los expertos este pacto diplomático-comercial consigue enviar a los mercados dos mensajes importantes: por un lado, el de un buen cierre de administración, firmando el acuerdo comercial con Estados Unidos este año; y, por otro, el de un buen inicio de la próxima administración federal al evitar la posibilidad de que el nuevo gobierno pudiera generar algún cuestionamiento en caso de que siguieran abiertas las negociaciones y se comenzaran de cero las pláticas comerciales.

Cabe señalar que al cierre de esta edición tanto Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, como la canciller de Canadá, Chrystia Freeland, seguían las negociaciones en vísperas de complementar un acuerdo trilateral: México-Estados Unidos-Canadá.

Acuerdo

El 16 de agosto de 2017 inició la renegociación de este tratado trilateral con diversas rondas de conversaciones que duraron cerca de un año. Justo en la recta final el equipo canadiense se retiró de las pláticas luego de atisbos de guerra comercial y arancelaria en algunos sectores con EU.

El pasado 27 de agosto de 2018 los equipos de EU y México lograron acuerdos en los 22 capítulos y ocho anexos que incluyen la modernización del tratado.

En estas charlas y arreglos hubo una labor fundamental para México por parte de Luis Videgaray, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, e Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, mientras que para EU jugaron un papel clave Jared Kushner, yerno de Donald Trump; John Kelly, secretario de Estado, y Robert Lighthizer, representante comercial.

Algunos capítulos fueron controvertidos, incluyendo la cláusula de revisión, la estacionalidad agrícola, la solución de controversias comerciales, laborales y las reglas de origen en los sectores textil y automotriz.

Un punto central en los planteamientos y lo que se logró entre México y Estados Unidos es parte del avance para tener un acuerdo en principio, una vez que Canadá dé su visto bueno, pero también podría convertirse en un acuerdo bilateral en caso de que el equipo canadiense rechace los temas pactados.

Sobre la “estacionalidad agrícola” en noviembre de 2017 la propuesta fue llevada a las mesas de trabajo del TLCAN por Estados Unidos: proponía que México y Canadá solo podrían exportar cuando no fuera temporada de cosecha en su territorio.

La estacionalidad surgió como una demanda de los grupos agricultores de cítricos en Florida y Georgia. Sin embargo nunca se consideró viable por los negociadores mexicanos al estimar que violaba las leyes del libre comercio.

Tras intensas demandas de grupos agricultores en México, Canadá e incluso Estados Unidos, la propuesta quedó fuera del entendimiento anunciado el lunes pasado.

En cuanto a las reglas de origen del sector textil, México pedía la continuación de los TPL o tarifas preferenciales, que tienen que ver con la posibilidad de incorporar insumos que no son de la región por cuestiones de falta de abasto y que los bienes finales siguieran cumpliendo con la regla de origen.

Ahora las nuevas disposiciones buscan incentivar una mayor producción de Estados Unidos y México en comercio de textiles y prendas de vestir, fomentar un mayor uso del Made in USA para fibras, hilos y telas, así como la limitación de los TPL.

Un logro clave, según Estados Unidos, es el fortalecimiento de las cadenas de suministro a nuevas oportunidades de mercado para el sector textil-vestido.

Sobre la cláusula de revisión, inicialmente el gobierno de Estados Unidos propuso terminar con el tratado cada cinco años, además de que este únicamente podría renovarse si todos los miembros del pacto estaban de acuerdo; esta propuesta fue conocida como cláusula Sunset.

Al respecto los negociadores acordaron revisar el pacto comercial cada seis años pero sin eliminación automática: si en la revisión sexenal se decide no renovar una extensión el acuerdo seguiría vigente diez años más; es decir, el nuevo convenio regirá por lo menos 16 años a partir de su entrada en vigor.

Y si se decide renovarlo serían otros 16 años adicionales: esta cláusula ahora es denominada como Sunrise entre los negociadores.

En cuanto a la solución de controversias comerciales Estados Unidos buscaba eliminar tres capítulos del TLCAN relacionados con medidas para la solución de disputas comerciales, entre ellos el capítulo 11 sobre controversias en materia de inversión, el capítulo 20 sobre disputas Estado-Estado y el 19, que establece que cualquiera de los tres países puede solicitar establecer paneles binacionales independientes cuando alguno de los miembros sea víctima de prácticas comerciales desleales (dumping) por parte de otro miembro del acuerdo.

En las negociaciones se acordó dejar en sus términos los capítulos 11 y 20, pero el 19 podría salir del tratado; se espera que Canadá sea quien resuelva su permanencia.

Del capítulo laboral hay que destacar que en la negociación trilateral Estados Unidos y Canadá presionaron a México para incorporar mejoras en las condiciones de trabajo, salarios competitivos y libertades sindicales. Y en el pacto que alcanzaron México y EU se acordó un capítulo laboral que contiene obligaciones y compromisos en acciones legislativas específicas para prever el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva.

También obliga a las partes a adoptar y mantener en la legislación y la práctica los derechos reconocidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a la aplicación efectiva de su legislación laboral y a no renunciar o derogar sus leyes laborales: el objetivo es incrementar el trabajo decente en la región.

Aunque estos fueron los temas “espinosos” de las renegociaciones los equipos de México y Estados Unidos lograron poner puntos de acuerdo que determinarán los verdaderos logros importantes, que si bien no eran bien vistos en la Casa Blanca para México fueron del todo benéficos.

Posiciones

El presidente Enrique Peña Nieto destacó que tras más de un año de negociaciones México y EU lograron superar sus diferencias sobre el TLCAN y calificó como un acuerdo “ganar-ganar” el entendimiento comercial alcanzado.

“Espero que en las próximas semanas Canadá termine las negociaciones para el anuncio oficial de un acuerdo trilateral para la renovación del TLCAN. Reconozco a los negociadores, tanto a los representantes de los gobiernos de México y Estados Unidos, como los del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, con quienes trabajaron unidos”, dijo el presidente.

El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, puntualizó a su vez que no se tiene un tratado como lo conocemos sino un acuerdo claramente terminado con Estados Unidos. “Hubo momentos difíciles dentro del proceso de renegociación, momentos donde no estábamos tan seguros de que íbamos a llegar a donde llegamos”, expuso.

Explicó que al inicio de la renegociación se tenían objetivos claros, como no aceptar ningún tipo de restricciones al comercio “ni cuotas que lo restrinjan, ni tarifas que lo hagan más difícil: esta negociación es libre comercio total”.

El segundo objetivo, agregó, “era modernizar el tratado, llevarlo a la economía del siglo XXI, ya que no existía un capítulo de comercio electrónico, telecomunicaciones, ni facilitación de comercio en servicios”.

Dijo “que se quitó además la amenaza contra el sector agrícola; se fortaleció al sector textil y al sector químico, que está tres veces por encima de lo que teníamos en el tratado anterior”.

En cuanto al sector automotriz detalló que “la regla de origen será más estricta una vez que se cumpla; 70% de nuestras exportaciones la cumplirán a partir de la entrada en vigor de este tratado; este sector estará exportando a cero arancel sin ningún tipo de restricción”.

Y expuso: “Con esto se protege a toda la planta productiva existente, completa. Se logra además proteger a las nuevas inversiones que apenas se van a inaugurar, como dos compañías en proceso, así como una capacidad real de expansión”.

Sobre el socio canadiense replicó: “Aún queda trabajo por hacer con Canadá, por lo que se tendrán pláticas hasta el sábado (1 de septiembre) para lograr un acuerdo trilateral”.

El canciller Luis Videgaray, por su parte, señaló que “la incertidumbre deja de ser si habrá o no tratado: la incertidumbre ahora es si este será bilateral o trilateral. Es fundamental —más allá de si el resultado final es exitoso y se puede llegar al objetivo de trilateralizar lo pactado— dejar muy claro que nuestra voluntad es que Canadá siga estando en la negociación”.

Sin embargo agregó que la presencia o no de Canadá no es requisito imprescindible para que el acuerdo con EU siga adelante. “Hay muchas variables que no podemos controlar y si por alguna razón no se llegase a un acuerdo —con el gobierno de Justin Trudeau— México tendrá un convenio con Estados Unidos”.

Del lado estadunidense, el representante comercial Robert Lighthizer indicó que “México accedió a eliminar el capítulo 19 del Tratado de Libre Comercio referente a la resolución de controversias”.

Agregó que “los dos países acordaron una vigencia de 16 años para este acuerdo y que cada seis años se lleve a cabo una revisión que podría extenderlo por 16 años más”.

Afirmó que “el plan no contendría una expiración automática, como había propuesto anteriormente EU, que buscaba que se estableciera una cláusula Sunset en el pacto”. Y además “el acuerdo no fijará límites a las importaciones de vehículos ligeros procedentes de México”.

Lighthizer dio un dato relevante: “Es probable que el nuevo acuerdo se envíe al Congreso estadunidense el viernes (31 de agosto) y se firme en noviembre”.

Por separado Jesús Seade, representante del futuro gobierno de López Obrador en las negociaciones, destacó a su vez que era importante modernizar este acuerdo con Estados Unidos “y el equipo del presidente electo entendió muy bien que había que trabajar con el actual gobierno como un solo equipo, unidos”.

Añadió que en la renegociación para destrabar la polémica por la cláusula Sunset México impulsó dos ideas: “La primera, que fuera una revisión con consecuencias para el TLCAN al identificar sectores que presenten fallas y tomar ahí decisiones y medidas para actualizar esas áreas; la segunda, una revisión suficientemente programada hacia el futuro, que no solo dé todo el tiempo del mundo a los productores para adaptarse y ver qué está pasando sino que además cualquier eventual decisión que se proponga salga de dos presidentes sucesivos para garantizar que no sería una revisión por vaivenes de política temporales sino por tendencias de la economía”.

Futuro

Arlene Ramírez Uresti, analista y consultora en Políticas Internacionales, afirma que “de entrada creo que México debe celebrar con reserva este entendimiento” puesto que “cabe recordar que sigue existiendo una Organización Mundial de Comercio a la cual se inscribió el TLCAN y ese tratado sigue funcionando: ese tratado no se ha congelado, no se ha modificado y oficialmente sigue vigente, no está suspendido y no quiere decir que este nuevo acuerdo lo nulifique”.

Explica que “en la parte de manufactura se abre un reto enorme para México. Lo acompaña por supuesto la promesa del presidente electo de poder incrementar el salario mínimo por regiones; y la región maquiladora en estados donde hubiera maquilas involucradas en este acuerdo tendrá que enfrentar un nuevo salario mínimo”.

—¿Está México preparado para ello?

—Me parece una condición de riesgo ante la especulación natural que causa una coyuntura de gobierno como la que vamos a enfrentar. No quiero decir que no haya confianza y no quiero decir que no haya certidumbre en las políticas y decisiones que promueve el presidente electo de cambiar en los temas de salario mínimo. Aquí lo único preocupante es que las pequeñas y medianas empresas, los empresarios manufactureros, tengan realmente la posibilidad, en la zona fronteriza manufacturera, de topar en 16 dólares por hora el salario mínimo y mantener una competencia directa con Estados Unidos.

Y expone: “Por otro lado me parece bastante ambicioso y además falso que el presidente Trump diga que ya no hay TLCAN y que ahora se llama acuerdo bilateral con México cuando sabe perfectamente que el TLCAN no está terminado y esto es solo un addendum o anexo que se le podría hacer”.

Es decir, explica, “este entendimiento solo puede ser parte del documento, no una modificación. Y esta era la parte que de alguna manera podía hacer más fácil la negociación tripartita ya que tenía un cuello de botella: Canadá no tuvo vela en el entierro y se hace a un lado porque hay que recordar que con EU mantiene ahora un enfrentamiento comercial por el tema de los aranceles que impuso de manera arbitraria Trump al acero canadiense”.

De esta manera, México y Estados Unidos lograron un acuerdo preliminar para revisar partes clave del TLCAN, un paso fundamental para revitalizar una alianza comercial de 24 años de antigüedad y que estuvo cerca del colapso durante el último año de negociaciones.

Al cierre de esta edición Canadá no decide aún si sumarse o no al nuevo convenio bajo los términos acordados por México y EU, pero ya no hay duda de que el libre comercio en la parte norte del continente seguirá dando vida a uno de los mercados más dinámicos y sólidos del mundo.

Diez datos

¿Qué es el TLCAN? Es un acuerdo global que establece las reglas para el comercio internacional y la inversión entre Canadá, Estados Unidos y México. Incluye 22 capítulos y ocho anexos.

Firma Sustituyó al Tratado de Libre Comercio de Canadá y Estados Unidos que fue suscrito en 1988. En 1991 iniciaron las negociaciones que fueron suscritas por Brian Mulroney, primer ministro canadiense, George Bush (padre), presidente de Estados Unidos, y Carlos Salinas de Gortari, presidente de México. Se firmó el 14 de noviembre de 1992 y entró en vigor el 1 de enero de 1994.

Organización Es administrado por el Secretariado del TLCAN, establecido de conformidad con el artículo 2002 del tratado. Este se encarga de administrar los mecanismos estipulados para resolver las controversias comerciales entre las industrias nacionales o los gobiernos de los países partes de una forma oportuna e imparcial.

Objetivos Los principales son conceder a los firmantes el estatus de nación más favorecida, es decir, que estos países cuenten con las mejores condiciones de comercio entre ellos; eliminar los obstáculos al comercio y facilitar la circulación transfronteriza de bienes y servicios.

Comercio Entre 1993 y 2015 el intercambio entre los tres países se cuadruplicó, al pasar de 297 mil millones a 1.14 billones de dólares, lo que impulsó la economía de los tres países y redujo precios para los consumidores.

Balanza comercial Las exportaciones mexicanas en 1993 representaban 12.14% del PIB nacional, mientras que en 2015 esta proporción alcanzó más de 35% del PIB: poco más de un tercio proviene de la venta de productos a EU. Las importaciones representaban 13.82% del PIB nacional en 1993 y para 2015 aumentaron hasta alcanzar más de 37% del PIB, lo que implica que el país gasta más de un tercio del PIB para comprar productos del exterior. En 24 años que tiene en operación se ha mantenido un déficit de alrededor de 2% entre los bienes y servicios que salen de territorio mexicano y los que entran.

Inversión La Inversión Extranjera Directa que procedente de EU y Canadá registraba nuestro país en 1999 era de ocho mil 250 millones de pesos, mientras que en 2015 la cifra superó los 17 mil millones de dólares: la IED se ha duplicado durante la operación del TLCAN.

Empleo La fuerza laboral en México creció de 32.3 millones a más de 40 millones con el TLCAN, lo que implica que México necesita la creación de casi un millón de empleos al año para absorber el crecimiento de la fuerza laboral.

Campo El agro mexicano ha sido de los más afectados en este rubro porque nuestro país ha perdido más de 1.3 millones de empleos agrícolas. Cuando el tratado eliminó los aranceles comerciales las empresas de EU exportaron maíz y otros granos a México, por lo que los campesinos mexicanos no pudieron competir y a la vez nuestro gobierno disminuyó los subsidios a los agricultores.

Controversias Se preveía que los camiones que provinieran de territorio mexicano viajaran dentro de EU más allá del límite de la zona comercial de 32 kilómetros, pero en 2008 la Cámara de Representantes norteamericana desechó un proyecto que estudiaría la viabilidad de esta medida. Los legisladores estadunidenses argumentaron que los camiones mexicanos no cumplían con los estándares de seguridad requeridos en sus carreteras.

Fuentes: Banxico, OCDE, Banco Mundial, INEGI y Secretaría de Economía.