¿SISTEMA POLÍTICO MORENISTA? A LO MEJOR NO PUEDEN

“Hasta ahora Morena es una mezcla de casi todas las tendencias en su seno”.

Carlos Ramírez
Columnas
Ilustracio?n

Si el grito eufórico de la mayoría morenista en el Congreso —“¡Es un ho-nor es-tar con O-bra-dor!”— hizo retemblar en su centro la tierra, la parte más importante radicó en la aportación de datos sobre el alcance de la alternancia de Morena en la élite gobernante.

Andrés Manuel López Obrador y Morena no representan una alternativa porque no proponen ninguna de las tres características de todo régimen: modelo de desarrollo-correlación de fuerzas productivas-sistema político.

El sometimiento del nuevo gobierno al modelo de desarrollo neoliberal perfila solo un cambio de élite, no de proyecto de nación. Como Vicente Fox y Felipe Calderón, López Obrador solo impondrá su estilo y no un nuevo sistema productivo con sus respectivas correlaciones de fuerzas sociales, de clase y productivas.

Como el Partido Nacional Revolucionario en 1928-1929 y su tarea de construir un proyecto cohesionador de élites dirigentes en pugnas criminales, López Obrador presenta al Movimiento Regeneración Nacional como el núcleo aglutinador de tendencias y grupos diferentes. En 1928 fue el liderazgo de Elías Calles; hoy quiere ser la figura paternal de López Obrador.

Hasta ahora Morena es una mezcla de casi todas las tendencias en su seno, desde las revolucionarias hasta su extremo del conservadurismo religioso tipo siglo XIX: priistas, ex comunistas, anarquistas, panistas católicos y de El Yunque, empresarios, los arribistas de siempre, los que vendieron su alma al diablo por un cargo público. Por eso el choque del diazordacista-priista-echeverrista-populista-panista-perredista-parmista-oportunista Porfirio Muñoz Ledo con el activista estridente Gerardo Fernández Noroña: los dos extremos del morenismo.

La estrategia de López Obrador radica en repetir el modelo PRI como partido-sistema en cuyo seno el poder presidencial distribuía de manera autoritaria los valores y beneficios del poder. Esta definición parte del teórico del sistema político moderno David Easton. El sistema político 1917-2018 era el PRI, en cuyo seno el presidente resolvía las contradicciones.

Viabilidad

El sistema político lopezobradorista quiere ser lo mismo: Morena como el espacio político para la distribución de valores y beneficios. Sin embargo la diferencia entre PRI y Morena es mucha: el PRI fue el partido nacido del seno del gobierno y del Estado a propuesta del presidente de la República y de 1928 a 1946 tuvo el control político con base en la fuerza del poder de seguridad dentro del PRI y en manos del presidente. Cárdenas dio el cerrojazo al corporativizar el partido en los sectores productivos del modo de producción capitalista: el PRI fue el sistema político y el modo de producción en grado de control de clases, el sueño de Marx.

Morena no controla la burguesía-proletariado como el PRI sino que está formado —también lectura de Marx— por el lumpen de grupos sin clase social y por tanto sin incidencia en las relaciones políticas derivadas del modo de producción capitalista. Muñoz Ledo y Noroña lo prueban.

Por tanto, sin Morena como partido-sistema como fue el PRI la viabilidad del lopezobradorismo será corta y se hundirá en las disputas por el poder. El PRI perdió fuerza cuando Zedillo y Peña Nieto carecieron del control del partido como sistema y cuando el neoliberalismo trasladó el poder del partido a la pugna libre entre clases productivas.