Cáncer de Tiroides: Detectable con revisión de cuello

Los pacientes prosiguen con una terapia de reemplazo que les suministre las hormonas tiroideas.

Lorena Ríos
Todo menos politica
Ilustración
Tharakorn Arunothai

En caso de presentar un bulto o masa en el cuello, dolor en la parte frontal del mismo que se extiende hasta la zona de los oídos, cambios en la voz, ronquera, problemas de deglución y tos constante que no tenga relación con un resfriado se recomienda acudir con un médico especialista: podrían ser las primeras señales de cáncer en la glándula tiroides, que afecta a 7% de la población en México, mientras que en Estados Unidos se reportan cada año más de 50 mil casos.

Dicha glándula es pequeña y tiene forma de mariposa ubicada en la parte frontal del cuello. Su importancia radica en sus funciones: regula el crecimiento, el desarrollo y el metabolismo de los seres humanos. Cuando hay alteraciones en sus funciones se pueden presentar hipotiroidismo o hipertiroidismo.

El hipotiroidismo se refiere a una tiroides poco activa que no tiene suficiente cantidad de hormona tiroidea. Los síntomas incluyen dolor en las articulaciones y músculos, sensibilidad al frío, aumento de peso, fatiga y debilidad, así como cabello y uñas quebradizos, ciclos menstruales abundantes o irregulares, hinchazón de la cara, manos y pies, y ronquera.

Resulta devastador en los niños, los bebés y los fetos. Esta enfermedad puede conducir a un subdesarrollo físico y mental permanente. Es importante para las mujeres embarazadas asegurarse de que reciben la nutrición apropiada para la tiroides.

En cambio, el hipertiroidismo se relaciona con una glándula tiroides hiperactiva y produce demasiada hormona tiroidea. Existen varias posibles causas, incluyendo la enfermedad de Graves, los adenomas tóxicos y la tiroiditis subaguda.

Los síntomas más comunes son dificultad para concentrarse, pérdida de peso, mayor apetito, bocio, movimientos intestinales frecuentes y diarrea. También temblores, sudoración y aumento de la sensibilidad al calor, pérdida de cabello, ciclos menstruales irregulares, inquietud e insomnio, nerviosismo y picor en los ojos u ojos saltones. Dichas alteraciones son tratables y controlables con medicamento.

Células cancerosas

Pero en el caso de cáncer de tiroides, el más común del sistema endocrino y uno de los pocos carcinomas cuya incidencia ha aumentado en los últimos años, los aquejados no presentan síntomas en las etapas iniciales, “por lo cual es importante crear conciencia sobre esta enfermedad y su diagnóstico, ya que a medida que el cáncer avanza los síntomas pueden incluir, además de la aparición de pequeños nódulos en el cuello, dificultad para hablar, inflamación de los ganglios linfáticos, problemas al tragar o respirar y dolor de garganta o malestar en el cuello”, dice Manuel Acuña Tovar, cirujano oncólogo del Hospital ABCcampus Observatorio.

El especialista anuncia que todo el mes de septiembre se realizará una campaña para promover conocimiento y conciencia sobre esta enfermedad en 56 países. Esta iniciativa es de la Asociación de Sobrevivientes de Cáncer de Tiroides de Estados Unidos.

De acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer durante 2018 se prevé que se diagnosticarán 53 mil 990 casos nuevos de cáncer de tiroides en Estados Unidos, de los que 40 mil 900 serán en mujeres y 13 mil 90 en hombres.

En México, aunque no se cuenta con estadísticas actuales, se estima que la prevalencia es de 7% en la población general y la edad más frecuente de aparición de los primeros síntomas puede darse entre los 25 y los cinco años, con una prevalencia de 80% en mujeres; sin embargo, en pacientes de mayor edad la distribución hombre-mujer se vuelve homogénea.

Acuña Tovar precisa que existen cuatro tipos principales de cáncer de tiroides: papilar, folicular, anaplásico y medular. Usualmente los dos primeros son los más comunes y muy tratables, excepto por algunas variantes; y los dos últimos son escasos, particularmente agresivos y difíciles de manejar. Por ello no se debe pensar que el cáncer de tiroides siempre es del tipo “bueno”, explica.

Cirugía

Si bien la cirugía de tiroides es la base del esquema de atención de este tipo de cáncer, de acuerdo con cada caso se puede utilizar yodo radiactivo, radioterapia con rayo externo y quimioterapia. Posteriormente los pacientes prosiguen con una terapia de reemplazo que les suministre las hormonas tiroideas.

Los factores vinculados con esta neoplasia incluyen una historia de cáncer de tiroides en la familia; el sexo (las mujeres tienen una incidencia mayor de cáncer de tiroides); la edad, ya que la mayoría de los casos ocurre en personas mayores de 40 (aunque afecta a todos los grupos de edad, desde niños hasta adultos mayores), y haber expuesto la glándula tiroidea a radiación.

Aunque el pronóstico para la mayoría de los pacientes con cáncer de tiroides es muy positivo la tasa de recurrencia puede llegar hasta 30%. Agrega que las recaídas pueden surgir incluso tras décadas del diagnóstico inicial. Por lo tanto, “es de suma importancia que los pacientes se sometan a exámenes periódicos y evaluaciones por el resto de sus vidas”.