EL OTRO 68: PAZ, REVUELTAS Y MUÑOZ LEDO

Si algún idealismo tuvo el 68 fue el de la rebelión contra el orden establecido.

Carlos Ramírez
Columnas
Ilustración
Ilustración

Este 2 de octubre ocurrirá un suceso político que mostrará el grado kafkiano de la política mexicana: la inscripción en letras de oro de la frase “Al Movimiento Estudiantil de 1968” en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro. Pero se tratará de un suceso irrelevante.

En México hubo dos 68: el estudiantil de la protesta callejera que fue derrotado en Tlatelolco y el del propio sistema político priista que inició una reforma política en cámara lenta que llevó a dos alternancias partidistas dentro del mismo y ya eterno sistema priista.

El nombre del Movimiento del 68 en el muro de la Cámara de Diputados será la culminación de un proceso burocrático de despolitización del movimiento de hace 50 años y por lo tanto su largo camino hacia el olvido. Si algún idealismo tuvo el 68 fue el de la rebelión contra el orden establecido y hoy el espíritu del 68 pasa a formar parte de la historia priista disfrazada de Morena.

Memoria

Aquí se va a recordar el 68 en tres figuras:

1. El escritor marxista José Revueltas deambulaba por las goteras del Estado en 1968 y en julio trabajaba, paradójicamente, en el Comité Olímpico Mexicano como redactor cultural. Cuando se enteró de las primeras protestas renunció a su modesto trabajo y se fue a vivir a Ciudad Universitaria. Revueltas fue el primero que enfrió los ánimos radicales probando que las revoluciones las hacían las clases sociales y no los estudiantes, pero hizo una de las grandes propuestas que hasta ahora sigue en el olvido: quitarles a las clases dominantes el diseño educativo, porque el modo de producción capitalista tiene en la educación a uno de los medios de opresión. Su tesis fue la autogestión educativa.

2. Octavio Paz era en 1968 embajador de México en India. Cuando se enteró la noche del 2 de octubre de los reportes sobre la represión en Tlatelolco inmediatamente redactó su renuncia como un acto de protesta que sacudió al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. En octubre de 1969 dio la conferencia México: la última década (texto en https://buff.ly/2zrL3zN) y ahí hizo el más importante análisis del sistema político mexicano; su tesis fue valiente para esos tiempos: democracia o dictadura. Sus cartas a la cancillería sobre las rebeliones estudiantiles y su conferencia en Austin llevaron a Posdata, el principal ensayo político sobre la crisis del sistema político priista.

3. Si Revueltas y Paz no aparecen en los recordatorios hoy del 68, sí se coló Porfirio Muñoz Ledo como diputado de Morena y presidente de la Mesa Directiva que engalanará la inscripción del 68 en el muro del Palacio Legislativo de San Lázaro. Pero se trata del Muñoz Ledo que en 1969 como priista pronunció los dos más importantes discursos de elogios a Díaz Ordaz por su valentía en el 68 para salvar al Estado (textos en: http://www.indicadorpolitico.com.mx/docs/index5.php). Es decir, el Muñoz Ledo diazordacista-echeverrista-lopezportillista-priista-panista-parmista-foxista-perredista-lopezobradorista centralizará el simbolismo del 68.

Los priistas-morenistas, con el aval de los comunistas-morenistas como Pablo Gómez, líder de la Juventud Comunista en 1968 y activo en la lucha, anularán el 68 como símbolo de lucha rebelde y le dejarán a Muñoz Ledo la interpretación del conflicto.

Después de inscribir el nombre del movimiento en el muro de la cámara baja no quedará más que atender la sugerencia del activista comunista Joel Ortega en su último libro: decirle adiós al 68.