TERRORISMO NO ES IGUAL A CRIMEN ORGANIZADO

Vincular al pandillerismo como una expresión similar al terrorismo no aporta a un tratamiento adecuado del problema.

Javier Oliva Posada
Columnas
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Desde hace varios años en los círculos más conservadores de la élite política, mediática, empresarial y académica de Estados Unidos se impulsa una serie de medidas, programas y leyes para establecer una similitud jurídica entre diversas expresiones del terrorismo: no hay duda de que la ilegalidad, el recurso de la violencia y la búsqueda de beneficios económicos pueden propiciar algunos rasgos afines.

Sin embargo, en el anuncio de días pasados por el gobierno de ese país y del Departamento de Justicia para crear un grupo de fiscales que se enfoque en confrontar al pandillerismo centroamericano (Mara Salvatrucha), el terrorismo internacional y en específico al crimen organizado mexicano (haciendo alusión explícita de los grupos Nueva Generación y el que aún encabeza Joaquín Guzmán Loera) avanza justo en el sentido para establecer a la delincuencia como un subproducto del radicalismo violento.

Para hacerle frente al terrorismo es claro que no hay frontera alguna que valga.

Es por eso que resulta muy revelador que a unos días de que inicie el nuevo gobierno de nuestro país se prepare desde la Casa Blanca una especie de bienvenida jurídica que sin duda llevará a tensionar las relaciones bilaterales en materia de cooperación contra las actividades del crimen organizado.

También por lo que hace al denominado Triángulo del Norte, que integran Guatemala, Honduras y El Salvador, la vinculación del pandillerismo como una expresión similar al terrorismo no forma parte de un tratamiento adecuado para colaborar en la contención tanto de la migración forzada como de la violencia endémica en esas sociedades.

Elecciones

Tampoco puede dejarse de lado en el análisis la recta final del proceso electoral estadunidense para renovar la Cámara de Representantes y dos tercios del Senado. En ese contexto el presidente de EU recurre a los argumentos y propuestas que tan buen resultado le dieron hace dos años, cuando a pesar de haber perdido la votación individual ganó en los Colegios Estatales Electorales el Despacho Oval. De acuerdo con diversos sondeos y encuestas la posibilidad de que el gobernante Partido Republicano observe un serio retroceso en las preferencias de la ciudadanía es lo que impulsa en buena medida que el titular de la Casa Blanca se empeñe todos los fines de semana en actos y eventos electorales apoyando a los candidatos del conocido como el “viejo y gran partido”.

México y su siguiente gobierno deben atender con mucho cuidado las medidas derivadas del anuncio para la creación de una poderosa fiscalía que tratará los asuntos relacionados con el pandillerismo, el terrorismo y el crimen organizado. En pocas palabras: de consolidarse esa tendencia en las estructuras de seguridad, justicia e inteligencia de Estados Unidos no habrá recurso legal o diplomático que valga.

No se trata de una propuesta banal ni mucho menos superficial. Es en los hechos una decisión libre y soberana de un gobierno, pero en la práctica y en la complejidad significa un riesgo para México, porque los integrantes de las pandillas centroamericanas tratan de alcanzar el suelo del vecino país del norte recorriendo el nuestro y los efectos pueden ser negativos. Hasta el momento un delincuente es reclamado ya con fines de extradición acusado de “narcoterrorismo” (en la corte federal del estado de Nueva York). Es decir: ya existe un serio antecedente en la materia.