ADIÓS A LA IZQUIERDA

La falta de un verdadero partido de izquierda socialista será lamentable para la democracia.

Carlos Ramírez
Columnas
Ilustración
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El colapso del Partido de la Revolución Democrática por su quiebra financiera después del 1 de julio —no paga sueldos ni liquida laboralmente a su personal— sería el camino final hacia su disolución como partido.

Aun con muchas restricciones políticas e ideológicas el PRD era el último espacio de la izquierda en México, no el mejor, pero sí el que incluía en su seno la última posibilidad de una mínima reflexión socialista. Si se revisan los discursos, desde la elección de 2006 López Obrador ha evitado comprometerse a representar a “la izquierda”; incluso con esas restricciones, el perredismo se asumía como partido de izquierda.

En México han existido muchas izquierdas pero podrían resumirse en tres: la del nacionalismo revolucionario del PRI, la marxista del Partido Comunista Mexicano y algunos otros grupos y la universitaria; de ellas, solo el PCM se localizaba en la izquierda socialista activa, con razonamientos marxistas y con objetivos de socialismo; las otras dos solamente adquirieron el apelativo de izquierda pero en su funcionamiento se movían con comodidad en los espacios del capitalismo de Estado.

La izquierda priista leyó a Marx pero se estacionó en la lucha contra el porfirismo: el Partido Liberal, más anarquista que socialista; los primeros líderes de esa izquierda fueron revolucionarios y luego generales de la Revolución y su alcance máximo se dio en la Constitución de 1917 como catálogo de derechos sociales y el dominio del Estado sin clase obrera. Dentro del PRI esta izquierda nunca aspiró a élite dominante y sus máximas expresiones fueron Adolfo López Mateos —con todo y su autoritarismo diazordacista— y Luis Echeverría con su populismo.

Bases

La izquierda marxista nació en 1919 con la fundación del PCM a instancias de la Unión Soviética dominada todavía por el espíritu de Lenin. A pesar de su filiación ideológica, su Némesis fue la Revolución Mexicana, sus bases populares y sus discursos radicales. De 1924 a 1939 perdió ideología, estructura y ritmo y pululó en los suburbios ideológicos de la Revolución. De 1959 a 1963 fue dirigido por un secretariado colectivo para depurar radicalismos y en 1964 tomó el control Arnoldo Martínez Verdugo hasta el cambio de nombre a Partido Socialista Unificado de México en 1981. Como partido socialista y marxista duró 70 años hasta su disolución en 1989.

El PRDnunca fue tomado en serio como partido de izquierda socialista. La base perredista fue la Corriente Democrática del PRI de filiación poscardenista; los comunistas del PCM que se quedaron en el PRD se olvidaron de la reflexión teórica, dieron el pase de la muerte al populismo y pasaron del escenario de la lucha de clases con el proletariado al teatro parlamentario.

La base política territorial del PRD se encuentra en su mínima expresión: de haber gobernado once entidades hoy solo tiene una directa y otra en alianza con el PAN y vía un ex priista; cuenta con 20 diputados y cinco senadores, es decir, 4% parlamentario. Y sus liderazgos funcionales no son del partido sino de ciudadanos sin partido.

Si el PRDno se reorganiza no tardará su extinción. Y la falta de un verdadero partido de izquierda socialista será lamentable para la democracia porque Morena es una versión del viejo PRI.