LAS DESIGNACIONES EN SEDENA Y SEMAR

El nombramiento de militares en activo y de la más alta jerarquía genera un esperado ambiente de distensión.

Javier Oliva Posada
Columnas
Rumbo al 1 de diciembre
Foto: Especial

A lo largo de la campaña presidencial, pero aún más luego de haber resultado el candidato triunfador, Andrés Manuel López Obrador había dirigido una serie de mensajes erráticos, descalificaciones e incluso tratamiento despectivos hacia las Fuerzas Armadas y sus directivos.

Se recuerdan señalamientos como el siguiente: “El próximo comandante supremo de las Fuerzas Armadas no enviará al Ejército a masacrar al pueblo”.

No menos desconcertante fue su decisión de desaparecer al Estado Mayor Presidencial con argumentos como el de que se dedica a espiar.

Tampoco pueden dejarse de lado las propuestas —más próximas a las ocurrencias— para crear una Guardia Nacional o una Guardia Civil Nacional en donde se fusionarían las Fuerzas Armadas y la Policía Federal. O el sorpresivo anuncio de que se contratará a 50 mil jóvenes para que se enrolen en el Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y la Policía Federal.

El cambio en el ambiente vino luego de que el presidente electo tuvo sendas reuniones de trabajo con el general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, y con el almirante secretario de la Marina-Armada de México, Vidal Francisco Soberón Sanz. La sensibilización lograda por parte de los mandos al futuro comandante de las Fuerzas Armadas incidió de manera notable para que el tratamiento de quienes serían los sucesores en Sedena y Semar, a decir del mismo López Obrador, fueran militares en activo y de la más alta jerarquía, es decir, un general de División y un almirante.

El general de División, diplomado de Estado Mayor, Luis Crescencio Sandoval González es en el escalafón de los divisionarios el segundo más joven. Ha tenido bajo su mando comandancias de Zona y Región militares caracterizadas por la intensa actividad del crimen organizado. Son los casos de las zonas VIII (Tamaulipas); XXX (Tabasco, estado natal de López Obrador), y la Guarnición Militar de Piedras Negras (Coahuila). Al momento de ser designado es el comandante de la IV Región Militar que incluye a los estados de Tamaulipas, Nuevo León y San Luis Potosí (cuartel general en Monterrey). Dentro del Estado Mayor de la Defensa fue jefe de la Sección V, Planes Estratégicos y, sobre todo, subjefe operativo, desde donde conoció al detalle el despliegue y acciones de la Defensa Nacional contra el crimen organizado. Ha sido agregado militar de México ante el gobierno de Estados Unidos. Es egresado del Colegio de Defensa Nacional, donde obtuvo la maestría en Administración para la Defensa Nacional y Seguridad Interior.

El almirante diplomado de Estado Mayor José Rafael Ojeda Durán, al momento de ser designado como el siguiente secretario de la Semar se encuentra desempeñando el cargo de inspector y contralor de la Marina-Armada de México. Llegó a ese puesto hace apenas un año. Se trata del almirante de mayor antigüedad en la jerarquía. Es egresado de la maestría en Seguridad Nacional del Centro de Estudios Superiores Navales, donde desarrolló una tesis en torno de la problemática y efectos de la corrupción. Ha sido comandante de unidades de superficie, lo que le ha ganado prestigio como líder operativo. En este sentido, ha sido comandante de la VII Zona Naval (Baja California Sur); la IV Región Naval (Tamaulipas, Veracruz), y la estratégica Fuerza Naval del Pacífico.

El nombrar a militares en activo y de la más alta jerarquía, luego de haber conversado con el presidente Enrique Peña Nieto, a quien trató de forma correcta como comandante supremo de las Fuerzas Armadas, no deja lugar a dudas de que las decisiones de López Obrador generan un esperado ambiente de distensión.