CASAS DE BAMBÚ, RESISTENTES Y ANTISÍSMICAS

En México existen alrededor de 200 mil hectáreas dedicadas al cultivo de bambú, principalmente en Tabasco, Veracruz, Chiapas y Puebla.

Martha Mejía
Todo menos politica
Verónica María
IBA

Después del sismo del 19 de septiembre del año pasado diversas organizaciones han innovado en prototipos de vivienda emergente, tanto para damnificados como para prevenir inconvenientes dentro de zonas de alta sismicidad.

Uno de esos proyectos es el de emprendimiento bautizado como Biba, el cual se encarga de construir vivienda sustentable hecha con bambú.

Verónica María Correa Giraldo, una de las líderes del proyecto, explica en entrevista con Vértigo que Biba lo desarrollaron la bioconstructora Bamboterra y Kaltia, empresa de ingeniería estructural con un enfoque de desarrollo sustentable.

“Se trata de un sistema de bloques prefabricado que se compone de dos productos o soluciones estructurales, Biopanel y Bambulosa: de ahí el nombre de Biba. A partir de estos se resuelven de manera práctica soluciones para edificaciones que tienen una alta posibilidad de enfrentar sismos y huracanes: tienen consigo todas las ventajas del uso de bambú como un material para construcción”, indica Correa.

Agrega que Biba lleva cinco años en el mercado promoviendo, capacitando y generando un mercado para la construcción con bambú.

Colombia

Correa indica que su interés por las edificaciones sustentables proviene de su país natal, Colombia, específicamente de la localidad de Manizales, en el eje cafetero colombiano.

Se trata, explica, “de una zona sísmica donde casualmente se produce naturalmente una especie muy peculiar de esta planta. En esa región se erigen desde hace unos 200 años viviendas populares de autoconstrucción. Justamente en ese contexto crecí y cuando vine a México a estudiar una maestría en Estructuras en la UNAM, ya que soy ingeniero civil, tuve una gran vocación por la sustentabilidad de construcciones hechas con esa planta”, indica.

“Durante mis estudios investigué que hace 15 o 20 años el bambú tuvo un boom en el país; incluso los gobiernos de Puebla y Veracruz aún tienen incentivos para que los campesinos lo siembren”, puntualiza.

En este sentido agrega que actualmente hay zonas en la sierra norte de Puebla y Veracruz que tienen altos índices de marginación. “Ahí los campesinos llevan diez o 15 años cuidando su pequeña parcela de esta planta y todavía no es rentable. Lo que hacen es cortarla porque perdieron esa ilusión de que sería el material del futuro, porque esa idea se les vendió al principio. Por ello nosotros buscamos, y estamos en el camino, desarrollar un mercado con este material por las características sorprendentes que tiene”.

Fuerza y resistencia

El bambú procede de una gramínea que crece en Asia, Centroamérica y África. Permite obtener cosechas en un periodo de tiempo de cinco a seis años, a diferencia de otras especies maderables que requieren hasta cuatro veces más. Asimismo, al ser una hierba no necesita replantación: brota de manera natural cada año.

Tan solo en México existen alrededor de 200 mil hectáreas dedicadas al cultivo de bambú, que se ubican principalmente en Tabasco, Veracruz, Chiapas y Puebla.

El rápido crecimiento de la planta es su gran ganancia frente a la madera: de acuerdo con la especialista el rendimiento de un bosque de bambú puede ser 20 veces mayor que el de uno de árboles.

“Debido a que crece de cinco a 50 centímetros diarios en algunas especies, esto hace que sea la planta que más CO2 captura; por lo tanto, su fijación de carbono es excelente. Sobre todo en estos momentos de coyuntura ambiental donde el cambio climático es un tema de primer orden y todos los países buscan la manera de mitigar y reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero”, expresa.

Apunta que las fibras de esta planta tienen una resistencia a la tensión que resulta ocho veces mayor a la del acero estructural; es decir, se trata de uno de los materiales más resistentes del planeta.

“Y lo que es mejor ambientalmente es que no cuesta producirlo. Por ejemplo, para producir concreto necesitamos subir a altas temperaturas una mezcla de minerales y de productos que no son renovables. Además para subir a mil o mil 500 grados centígrados esa mezcla necesitamos quemar petróleo y este es un recurso mineral no renovable; en este proceso se libera gran cantidad de CO2. En cambio, el bambú no nos cuesta más que sembrarlo”, comenta.

Sustentables

Correa Giraldo indica que el uso de los sistemas Biopanel y Bambulosas ofrece diversas ventajas: se reducen costos de material, mano de obra y tiempos de construcción, disminuye el impacto ambiental, las construcciones cumplen con todos los requisitos que exigen los reglamentos de diseño y construcción vigentes en México y el mundo, se emplean materiales y mano de obra locales, lo que mejora las condiciones de empleo y vida de los habitantes de las regiones productoras.

De hecho, con poco terreno cultivado de esta planta se puede tener una dotación para la autoconstrucción. Incluso para hacer negocios menores con una alta rentabilidad. Por ejemplo, en una hectárea se pueden producir de 20 a 35 viviendas de 45 o 60 metros cuadrados cada año, tiene un rendimiento muy alto además que las viviendas resultantes son entre 20 y 50 veces más ligeras que una construcción tradicional.

Añade que una edificación prefabricada de bambú (casa, escuela, albergue, iglesia o centro comunitario de hasta tres niveles) puede estar lista en obra gris en cuestión de dos semanas, “además de que los costos son significativamente menores que los de una construcción convencional”.

Biba recién recibió el primer lugar dentro de la categoría de empresas con mayor impacto social dentro del Cleantech Challenge México, movimiento que premia a las mejores empresas de innovación sustentable del país.