HAMILTON, NUEVA LEYENDA DEL AUTOMOVILISMO

Un fuerte trabajo para encontrar el balance ideal del auto, que sufría en los circuitos callejeros.

Alejandro Zárate
Todo menos politica
Hamilton
Notimex

Un espacio reservado esperaba al Mercedes de Lewis Hamilton en el Foro Sol: el letrero de Campeón Mundial. Una vez concluido el Gran Premio de México su festejo lo llevó hasta las lágrimas por el sentimiento de saberse leyenda histórica de la categoría más exigente y prestigiosa dentro del deporte motor.

Hamilton es pentacampeón y su quinto título tiene una connotación que lo ubica como uno de los mejores pilotos de la historia.

Iguala la marca del mítico argentino Juan Manuel Fangio y se queda en posición inmemorable para pensar en alcanzar al máximo vencedor de la F1, el séptuple monarca alemán, Michael Schumacher.

Lewis es un piloto con su propio estilo. Una mezcla de rock star, de semblante educado, chico de familia, buen amigo, luchador incansable e imán de celebridades como ningún otro personaje en la actual parrilla de competidores.

En el Gran Premio de México le bastaba un séptimo lugar para coronarse pero desde la arrancada se metió entre los dos Red Bull sin darle mucha importancia a los riesgos que conllevaba de cara a la primera serie de curvas después de la agresiva recta principal.

Cuando cruzó la meta Hamilton celebró al compás de una afición mexicana entregada al soberano rey de la Gran Carpa. Al bajar del auto uno de sus primeros encuentros fue con su máximo rival de los últimos años, el alemán Sebastian Vettel. Las palabras del piloto de Ferrari fueron de ruego: la solicitud de que siga con su apetito de triunfo, que impulsa a los demás a superarse hasta niveles nunca pensados.

Carrera

Hamilton llegó a la F1 con la etiqueta de futura estrella. McLaren lo cobijó para que aprendiera de un monarca mundial: el español Fernando Alonso. Sin embargo de inmediato dejó ver que pese a ser un novato rechazaba la etiqueta de escudero y su objetivo era convertirse en el centro de atención de una escudería. Como consecuencia alcanzó su primer campeonato al siguiente año, en 2008.

Después vino la época de dominio de los Red Bull y Vettel con los propulsores V8. Fueron cuatro temporadas en que Hamilton desarrolló carácter al palpar el lado adverso de la tecnología: cuando no se tiene el auto competitivo el talento no basta.

Pero dio el salto a Mercedes en el momento exacto, con el cambio de reglamento y un nuevo motor, lo que lo catapultó para conquistar los títulos 2014, 2015 y 2017. El único que logró vencerlo fue en 2016 su entonces coequipero alemán, Nico Rosberg, quien confesó haber tenido que dar más que la vida para lograr vencerlo y que no estaba dispuesto a volver a pasar los mismos sacrificios.

En esta temporada empezó la competencia contra autos de Ferrari que demostraban un mejor desempeño. No obstante Lewis supo capitalizar sus oportunidades, contrario a un Sebastian errático en los momentos clave. Su equipo Mercedes supo reaccionar a tiempo cuando demostraban que su degradación de los neumáticos era severa. Realizaron un fuerte trabajo para encontrar el balance ideal del auto, que sufría en los circuitos callejeros.

El futuro está abierto para el nuevo pentacampeón. Se encuentra en la mejor escudería, que tiene el plan de respaldarlo por completo en busca de la marca de Schumi. Pensar en alcanzar los siete títulos es coherente y están trazadas las líneas de trabajo en esa dirección.