A DON MELQUIADES SÁNCHEZ OROZCO

Fueron 90 años de buena vida, de amabilidad y de amor por la profesión.  

Redacción
Todo menos politica
Foto
Estadio Azteca

Era un pintor y escritor oriundo de Tepic, Nayarit, emanado de una familia de clase media, quien valoraba la cultura y el arte. Por allá en la década de los cuarenta se ganaba la vida pintando cuadros, pero de pronto también le llamaban la atención la electricidad, los aparatos radiofónicos de aquella época y todo lo que se le pareciera. Por eso un día, por mera curiosidad, visitó una estación de radio de su tierra natal. Andaba de “mirón”, “fisgoneando”, cuando llamó la atención su presencia y lo confundieron con una persona que haría una prueba de locutor.

¡Qué día tan oportuno! Él, un poco nervioso, accedió y lo pusieron a hablar. Su voz enamoró a aquella casa radiofónica y lo contrataron de inmediato. Tenía 17 años…

Así, con una enorme estrella, nació un caballero del micrófono: don Melquiades Sánchez Orozco.

No puedo negar que la voz de don Melquiades invadió mi niñez, mi adolescencia y mi etapa adulta. Siempre fue un agasajo escuchar esa voz privilegiada, con sentido, con identidad, con personalidad, agradable al oído. Dicen los que lo tenían más de cerca que su voz era tan de buen gusto como esos cuadros que pintaba.

Por cierto, él no necesitó de un maestro o figura que le dijera cómo leer tal texto y con qué entonación: el sonido de sus cuerdas vocales encajaba perfecto en cualquier giro comercial. Nació para eso.

La voz de Sánchez Orozco se enfocó principalmente para darle vida al Estadio Azteca; también al servicio de la comunidad para personas desaparecidas en canal 5 y para anunciar la caricatura siguiente. Seguro usted se acuerda de frases como: “Solicitamos su colaboración para localizar a….” o “A continuación, Don Gato y su pandilla”. Y qué me dicen de: “Damas y caballeros: bienvenidos a la cancha del Estadio Azteca. Estas son las alineaciones del encuentro”. ¡Uf! Se me sigue poniendo la piel de gallina.

Experiencia

¿Cuánto no vio don Melquiades en el Azteca? Vio todo; pero en serio, todo. De hecho él decía que Pelé era mejor que Maradona; nunca titubeó en sentir al brasileño como el mejor del mundo… Al final fue testigo de la plenitud de ambos.

Tuve el privilegio de conocer a este señorón, primero, por un trabajo de la universidad y, después, gracias a mi profesión. En ambos encuentros me dijo: “Muchacho, siempre tienes que ser natural; tu voz, bonita o fea, es única, no la disfraces”. Así, entonces, siempre que estoy al aire en radio o en tele narrando un partido de futbol me acuerdo de sus palabras, mismas que agradeceré siempre.

Sé que no soy el único que siente la partida de don Melquiades Sánchez Orozco; sé que muchos colegas se enamoraron de ese fenómeno de la locución y le aprendieron algo. Pero no puedo dejar pasar la oportunidad para dedicarle este espacio porque fue una persona siempre accesible y, sobre todas las cosas, un profesional que hasta sus últimos días disfrutó en silla de ruedas subir a su palco y darle con su voz vida al Estadio Azteca.

Don Melquiades: los suyos fueron 90 años de buena vida, de amabilidad, de amor por la profesión; sentiré mucho no escucharle más y también lamento que, de nueva cuenta, no haya visto campeón al Atlas, el equipo que amaba gracias a su esposa Isela, quien por cierto siempre le acompañó en el futbol y que ahora le acompaña allá arriba. Lo vamos a extrañar.