De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) este año el arribo de la mariposa Monarca al país tuvo un retraso debido a las condiciones climáticas en su recorrido por Estados Unidos y México: estas condiciones limitan su vuelo diario obligándolas a resguardarse en diferentes sitios de la Sierra Madre Oriental, esperando condiciones climáticas más apropiadas.
En agosto iniciaron su recorrido de aproximadamente cuatro mil 500 kilómetros desde el sur de Canadá, cruzando por Estados Unidos y el norte de México, hasta llegar a su hogar invernal en Michoacán y el Estado de México.
La Reserva de la Biosfera (que lleva el nombre de este lepidóptero y es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) está conformada por más de 16 mil 100 hectáreas que comprenden los municipios michoacanos de Contepec, Senguio, Angangueo, Ocampo, Zitácuaro y Aporo; y Temascaltepec, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende, en el Estado de México.
En marzo pasado se supo que la población de la mariposa Monarca seguía disminuyendo en el país con una reducción de la superficie ocupada de 14.77% en el periodo de hibernación 2017-2018 respecto de la temporada anterior.
La Conanp atribuyó entonces la merma a fenómenos atmosféricos extremos derivados del cambio climático, como las heladas, que este año —según los monitoreos— en cambio no interfirieron en el proceso migratorio.
El viaje
Las mariposas Monarca dependen fundamentalmente del algodoncillo, que constituye prácticamente el único alimento de las larvas. De esta planta reciben además el veneno y la toxicidad que necesitan para enfrentarse y salvarse de sus depredadores.
Las mariposas adultas reproductivas viven de cuatro a cinco semanas. Sin embargo, cuando se acerca el otoño, en Estados Unidos y Canadá nace una generación especial, conocida como la generación Matusalén.
Las Matusalén, nacidas a finales de verano o principios de otoño, son las únicas que pueden realizar la migración y hacen un único viaje de ida y vuelta: recorren alrededor de 120 kilómetros por día y realizan su viaje en 33 días, aproximadamente.
Para cuando comience la migración invernal de la siguiente temporada varias generaciones de verano habrán vivido y muerto; y serán los tataranietos de los migradores del año pasado los que realicen el viaje.
De algún modo las nuevas generaciones conocen el camino, siguen las mismas rutas que sus ancestros y en ocasiones incluso vuelven al mismo árbol.
Su migración tiene un fundamento biológico en protegerse de las temperaturas invernales extremas de Norteamérica. Los bosques de la Reserva de la Biosfera de la mariposa Monarca reúnen las condiciones microclimáticas necesarias para que año con año el lepidóptero encuentre un refugio que le asegure la sobrevivencia en los meses de noviembre a marzo.
Para esta temporada se diseñó la aplicación móvil (App) de la Plataforma Nacional de Monitoreo de Mariposa Monarca, que cuenta actualmente con 165 reportes del paso de la Monarca.
Pago por servicios
En este contexto Homero Gómez González, presidente del Comisariado Ejidal de El Rosario, en Michoacán, demanda el incremento al pago de conservación natural por hectárea que les asigna el gobierno estatal: dice que reciben de 300 a 600 pesos, cuando en el Estado de México alcanzan de mil 200 a mil 600 por dicho servicio.
Considera que los diputados locales deben legislar en la materia para mejorar las condiciones de vida tanto de los prestadores de servicios ambientales como de la protección de la biosfera de la mariposa Monarca ya que tienen más de diez años sin atender la situación desde el Congreso estatal.
Añade que a pesar de este contexto los comuneros y ejidatarios buscan las condiciones de sustento para esta especie con el acarreo de agua y la reforestación de pino y oyameles, que son las principales especies de árboles donde viven por espacio de cuatro meses las visitantes canadienses.