ACUSACIONES EN BROOKLYN

Una especie de espectáculo en que las impresiones pesan más que los argumentos legales.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Ilustración

La acusación habría hecho temblar en otros tiempos las estructuras del poder en México. Jeffrey Lichtman, el abogado estadunidense de ElChapo Guzmán, en el juicio que se lleva a cabo en Brooklyn, declaró que el Cártel de Sinaloa había entregado millones de dólares en sobornos al presidente Enrique Peña Nieto y al ex presidente Felipe Calderón.

Tanto Peña Nieto como Calderón emitieron desmentidos. Los medios mexicanos reprodujeron tanto las acusaciones como los deslindes, pero el asunto no pasó de ahí. Quizá ya hemos rebasado los tiempos en que cualquier acusación hecha por un estadunidense se consideraba ipso facto como válida por los medios mexicanos y todo rechazo de un funcionario mexicano era visto como una mentira.

Desde un punto de vista estricto lo que tenemos es la palabra de una persona, el abogado, contra la de otras dos, los presidentes. Ninguno presenta pruebas para avalar sus dichos, aunque en realidad esta responsabilidad corresponde a quien acusa, ya que es imposible probar lo que no ha ocurrido. Lichtman simplemente hizo la acusación sin señalar ni fuente ni sustento.

Hoy hay un mayor escepticismo que en otros tiempos porque se entiende, incluso en México, que todo acusado tiene derecho a defenderse y que el argumento de los sobornos es parte de una estrategia. El juicio de Brooklyn se ventila frente a un jurado y no solamente ante un juez, lo cual le da al proceso un toque histriónico. Muchos jurados en Estados Unidos están dispuestos a creer cualquier acusación contra funcionarios mexicanos porque en los medios se les han mostrado constantes ejemplos ficticios de actos de corrupción.

Es más difícil creerle a Lichtman hoy, sin embargo, porque su estrategia no solo lo lleva a acusar a los presidentes mexicanos sino que añade que El Chapo no era realmente el capo del Cártel de Sinaloa. Afirma que hubo una conspiración en la que participaron el gobierno mexicano y el de EU para hacer aparecer a Joaquín Guzmán como el jefe del cártel cuando en realidad protegía al verdadero capo, Ismael El Mayo Zambada, y al grupo de los Arellano Félix.

Hechos

La verdad, sin embargo, es que el propio ElChapo se presentó como el jefe del Cártel de Sinaloa en la entrevista que le hizo el actor Sean Penn. El gobierno de Calderón no solo atacó sino que virtualmente acabó con el cártel de los Arellano Félix, por lo que estos se quejaban de que favorecía a ElChapo en la guerra que los dos grupos tuvieron durante años.

Por lo que hace a los supuestos sobornos a Peña Nieto para que no capturara a ElChapo parecería que no fueron muy eficaces. El gobierno de Peña Nieto detuvo al narco no una sino dos veces, en 2014 y 2016. En la última ocasión, dado que ya se había fugado dos veces del sistema carcelario mexicano, lo extraditó a Estados Unidos. Por eso precisamente está en juicio en Brooklyn.

La fiscalía en el juicio logró que el juez borrara del expediente las declaraciones de Lichtman, que consideró irrelevantes porque es El Chapo, y nadie más, quien está sometido a proceso. Pidió también a los jurados que no consideraran las palabras del abogado, aunque la experiencia nos dice que un jurado, al contrario de un juez profesional, difícilmente puede borrar esas declaraciones de su mente. Un juicio con jurado, en efecto, no deja de ser una especie de espectáculo en que las impresiones pesan más que los argumentos legales. Por eso Lichtman hizo sus declaraciones.