MAR DE CONSULTAS

La economía crecerá menos y generará menos empleos en 2019.

Sergio Sarmiento
Columnas
Ilustracio?n
Ilustración

Lo llamaron el error de octubre aunque más bien fue una maniobra para justificar una cuestionada decisión política. La “consulta popular” del 25 al 28 de octubre sobre el aeropuerto de Texcoco fue organizada, pagada y juzgada por militantes de Morena opuestos a la obra. El resultado final, de 69% contra la continuación del aeropuerto, no sorprendió. Los dados estaban cargados.

Las consecuencias en los mercados financieros han sido muy negativas. El peso se ha depreciado y la Bolsa Mexicana de Valores empezó un periodo de declinación que ha borrado cientos de miles de millones de pesos en capital de las empresas.

Tanto el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, como sus colaboradores han hecho esfuerzos por convencer a los inversionistas de que simplemente acataron un mandato del pueblo sabio pero los esfuerzos no han servido para nada. La cancelación del aeropuerto se percibe como una medida que tira a la basura cuando menos 100 mil millones de pesos y pone además de manifiesto que el gobierno de López Obrador no tiene intención de actuar de manera racional.

Como si la consulta inicial no hubiese causado suficiente daño López Obrador lanza una nueva consulta en la que presenta diez programas del nuevo gobierno, que van del Tren Maya a la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, pasando por aumentar las pensiones a los adultos mayores y ofrecer internet gratuito en todo el país. La boleta no incluye ninguna indicación de cuánto costará cada programa ni cuáles son las posiciones a favor o en contra de cada una. Más que una consulta es un programa de propaganda.

López Obrador no tomará posesión hasta el próximo 1 de diciembre pero ya da una indicación de cómo gobernará. Las consultas se convierten en un instrumento para impulsar decisiones irracionales. López Obrador manda el mensaje de que gobernará con ocurrencias y sin prestar atención ni a los mercados ni a la racionalidad económica.

Consecuencias

Hasta hace un mes los inversionistas no se habían preocupado por las posiciones de López Obrador. Lo escuchaban decir que aumentaría la inversión y el gasto social pero sin subir impuestos ni aumentar el déficit de gasto público. Nada que pudiera inquietar. Las decisiones de los últimos días dejan en claro, sin embargo, que el próximo gobierno tendrá un alto grado de irracionalidad.

A las decisiones de López Obrador hay que sumar el terrorismo financiero del coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, quien anunció una iniciativa para prohibir las comisiones bancarias. Esto representaría un fuerte golpe a las utilidades de los bancos y podría llevar a la cancelación de programas de bancarización, especialmente en las zonas más pobres del país. En lugar de preocuparse por el daño que ha hecho a los mercados Monreal parece enorgullecerse.

Las caídas de las acciones y del peso obligaron al Banco de México a elevar su tasa de interés. Las calificadoras internacionales colocaron a la economía mexicana bajo observación. El riesgo país aumenta. Los fondos de inversión cancelan inversiones en valores mexicanos. Cualquier nueva tontería podría hacer que el país pierda el grado de inversión, lo cual reduciría de forma muy importante las inversiones.

Ya hay consecuencias. La economía crecerá menos y generará menos empleos en 2019. El dólar costará más, la inflación subirá y todos los mexicanos seremos un poco más pobres.