LOS CLAROSCUROS DEL G-20

La cumbre en Argentina será recordada por muchos como el punto de partida del TMEC.

Lucy Bravo
Columnas
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G20

A pesar del debilitamiento y la creciente incertidumbre sobre el crecimiento económico mundial la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) en Argentina representa una aspiración a mantener el viejo orden: los países que representan alrededor de 85% del Producto Interno Bruto mundial buscarán dar un paso firme hacia la estabilidad, pero muy probablemente verán sus esfuerzos reducidos a un insulso comunicado conjunto —y eso ya supondría un logro en sí mismo.

Creado con la esperanza de reflejar las nuevas realidades económicas mundiales la misión del G-20 se ha visto desdibujada desde la exitosa cumbre de Londres en abril de 2009. Sin embargo la reunión de Buenos Aires cobra interés por su agenda paralela de encuentros bilaterales, además de la firma del nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el TMEC.

Sin embargo este hecho histórico para nuestro país podría verse eclipsado por las profundas divisiones globales que serán expuestas en el G-20. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, enemigo de cualquier dinámica multilateral, sin duda utilizará el viaje para posicionar sus iniciativas comerciales.

La agenda oficial gira en torno de los diferentes enfoques para un crecimiento sostenible y justo para la economía global. Pero estas conversaciones se producen en un momento en que la confianza en las instituciones multilaterales disminuye. Basta recordar que Estados Unidos estuvo al centro de dos cumbres globales que terminaron en un desastre diplomático solo este año y no hubo protocolo ni alianza que lograra cambiar el parecer del ocupante de la Casa Blanca.

Trump tenía siete reuniones bilaterales programadas en menos de 48 horas, pero hasta el momento de la redacción de este texto se anunció la cancelación del encuentro con el líder ruso, Vladimir Putin, tras la escalada de tensiones entre Rusia y Ucrania. A su vez las provocaciones comerciales e interrupciones del mercado estarán al centro de la esperada reunión entre el estadunidense y su homólogo chino, Xi Jinping.

Tensión

Es muy probable que sea la última discusión cara a cara entre los líderes antes del 1 de enero, cuando se prevé que EU aplique nuevos aranceles equivalentes a más de 250 mil millones dólares a productos chinos, a menos que China ceda a las exigencias de la administración Trump sobre sus prácticas comerciales.

Sin duda el efecto dominó de una escalada en la guerra comercial entre China y Estados Unidos tendría consecuencias para México y el mundo, pero no hay mucho que el resto de los líderes puedan hacer para evitarlo.

La otra distracción significativa será la presencia del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman. Las preguntas persistentes sobre su papel en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi estarán al centro de las discusiones de varios países del G-20 que aún evalúan su respuesta al asesinato del columnista del Washington Post.

La cumbre del G-20 en Argentina será recordada por muchos como el punto de partida del TMEC pero tal vez la señal de certidumbre que esperan las inversiones en nuestro país se vea opacada por la tensión comercial que recorre al mundo.

Para muchos la reunión multilateral será solo otra oportunidad fotográfica, con poco o ningún progreso en el manejo de las brechas entre las principales economías del mundo.