SOBRE LA CREACIÓN DE LA GUARDIA NACIONAL

De esos debates deberá emerger una institución sólida, ágil y confiable.

Javier Oliva Posada
Columnas
Foto: Especial
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Del 8 al 12 de este mes se realizarán foros de consulta y debates en las instalaciones de la Cámara de Diputados en torno de la naturaleza y objetivos de esta nueva Fuerza Armada. Cabe destacar que si bien el término existe desde la Constitución de 1857 nunca se había definido ni menos aún había tomado forma y sentido institucional.

Las condiciones de inseguridad pública que se viven en varias regiones del país, así como el ya largo tiempo que estas perduran, obligan a que el nuevo gobierno federal asuma una determinación que sin duda será una respuesta proporcional e incremental al desafío que la criminalidad representa para la democracia.

En efecto: la Guardia Nacional implica una transformación estructural y de fondo respecto de la forma en que se había venido haciendo frente a las graves alteraciones al orden público y productivo.

Como se recordará, el pasado jueves 3 el presidente Andrés Manuel López Obrador, junto con los secretarios de la Defensa Nacional, general Luis Sandoval, y de la Marina-Armada de México, almirante Rafael Ojeda, lanzó la convocatoria para reclutar a 50 mil nuevos elementos que serán capacitados, adoctrinados, equipados y administrados por la misma Secretaría de la Defensa Nacional, para que con esos recursos humanos y materiales se enfrente de manera decisiva a la amenaza del crimen organizado y la delincuencia común. En estos términos se trata de una auténtica transformación en cuanto a las corporaciones de defensa y seguridad.

Fondo

La responsabilidad de la Guardia Nacional, como sucede en otros casos nacionales, responde a una imperiosa necesidad de controlar el territorio del país para hacer de la presencia del Estado un valor fundamental que contribuya a la seguridad interior. De ahí que la formación militar y su complementación dirigida a las labores de seguridad pública demanda dirección y disciplina militar.

Es decir que los integrantes de la Guardia Nacional serán eso: soldados de la Guardia Nacional.

Y vale la pena subrayar este asunto debido a que en algunas de las propuestas para el debate en la iniciativa de ley correspondiente se pretende que en cinco años pase la nueva corporación a ser una instancia bajo el mando de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

El problema es de fondo. La axiología militar ha sido por muchos años en nuestro país una de la principales bases para garantizar la estabilidad social y política. Basta con leer cualquier encuesta y sondeo de opinión para observar cómo las Fuerzas Armadas en su conjunto aparecen como la principal institución del Estado mexicano en cuanto a confianza y credibilidad. Procurar que esa situación perdure es entera responsabilidad de la autoridad civil y, en este caso, del Poder Legislativo y de los partidos que lo integran, incluyendo al partido gobernante. Como se puede observar, el reto es mayúsculo.

El periodo extraordinario de sesiones que se realizará los días 16 y 17 de este mes tendrá como principal asunto la creación de la Guardia Nacional. De esos debates deberá emerger una institución sólida, ágil y confiable para que los asuntos que conciernen a la seguridad pública, seguridad interior y seguridad nacional se puedan procesar para recuperar la tranquilidad y la vigencia plena del Estado de Derecho en todo el país.

La ampliación de las responsabilidades de las Fuerzas Armadas ha dado buenos resultados y ahora se requiere del marco jurídico apropiado.