TANQUES VACÍOS

El presidente está convencido de que la medida terminará por rendirle dividendos políticos.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Nadie cuestiona la decisión de combatir el robo de combustible. Lo sorprendente es que durante tanto tiempo se haya registrado un robo tan importante de gasolina en nuestro país sin que los gobiernos tomaran medidas para detener el latrocinio. Lo que muchos se preguntan es si realmente era indispensable cerrar el flujo de combustible en los poliductos de Pemex y provocar la crisis por desabasto de gasolina que afectó a millones de consumidores en distintas regiones del país.

El presidente Andrés Manuel López Obrador está convencido, como siempre, de que su solución no solo es necesaria sino la única posible. En distintos foros expresa que la suspensión en la dotación de combustible por ductos constituye un triunfo en contra del robo de combustible. Sus críticos responden que quizás haya bajado el robo de combustible, pero se ha generado un daño mucho mayor a la ciudadanía al crear un gran desabasto.

Hoy en muchas regiones del país hay cientos de gasolineras sin combustible para vender. Los automovilistas y conductores de transporte público tienen que pasar horas para comprar un poco de gasolina para sus vehículos. Los ánimos se exasperan. La productividad baja.

El presidente dice que mejorará el abasto pero no dice cuándo, para que no lo vayan a criticar por si el restablecimiento de la normalidad se tarda uno o dos días más de lo que debe. Al mismo tiempo, sin embargo, se niega a abrir los ductos, sin los cuales es imposible regresar a la normalidad. Todos los especialistas apuntan que es imposible restablecer un servicio eficiente sin la operación de los poliductos de Pemex.

El presidente está convencido de que la medida terminará por rendirle dividendos políticos. El número de votantes que lo respalda se mantiene sólido. El apoyo político del que goza, ya considerable, seguramente empezará a aumentar en las próximas semanas conforme los programas de subsidios sociales, desde la duplicación de los apoyos a las personas de la tercera edad a las nuevas dádivas a los ninis, empiecen a fluir. Pero hay daños que se acumulan y pueden ser costosos con el tiempo.

Escenarios

Para empezar la gente comenzará a cuestionar cada vez más que tenga que pasar varias horas en colas para comprar combustible. Es inevitable que surja un mercado negro de gasolina dirigido a aquellos dispuestos a pagar para evitar las esperas interminables. La falta de combustible afectará de manera inevitable el turismo interno. En este momento ninguna familia puede arriesgarse a tomar un viaje por carretera porque no sabe si tendrá combustible para llegar a su destino y completar su retorno. Miles de negocios se verán obligados a cerrar después de algunas semanas o meses. Ya el aeropuerto de Querétaro tuvo que suspender operaciones por falta de turbosina.

Si el desabasto se prolonga durante algunas semanas más pronto comenzará la escasez de alimentos y de otros productos de consumo. Nadie podrá evitar un fuerte incremento de los precios y quizás explosiones de violencia.

Las largas colas de automovilistas desesperados tratando de comprar combustibles crean también la imagen de que México se encamina de manera inevitable a construir un sistema de controles gubernamentales y racionamiento de productos como el que hoy existe en Venezuela. López Obrador ha hecho grandes esfuerzos para evitar que se le compare con Hugo Chávez y con Nicolás Maduro. Pero el desabasto de combustible recuerda a muchos que no hay que recorrer mucho camino para que un país relativamente próspero termine cayendo en el abismo.