LA ESPERANZA SE LLAMA TATA

Su misión es llegar a cuartos de final en una Copa del Mundo, lo que no sucede desde 1986.

Alejandro Zárate
Todo menos politica
Foto: Especial
Foto: Especial

Finalmente es Gerardo Martino: El Tata se encargará del reto de llevar a buen puerto a la Selección Mexicana de Futbol en el ya comenzado ciclo mundialista de Qatar 2022. Tiene clara su meta: llegar al quinto partido mundialista con ideas claras sobre lo que se quiere jugar y construyendo las condiciones necesarias en el equipo para lograrlo.

El nuevo técnico del tricolor es metódico. El argentino gusta de trabajar un estilo de juego de mejor despliegue de jugadores, se apoya fielmente en elementos que funcionan y, cuando ha dirigido representativos nacionales, elige a quienes están en su mejor momento. No tolera que le impongan jugadores ni tampoco no tener disponibles a los que desea seleccionar.

Martino afinó sus aptitudes como técnico en Paraguay, donde conquistó cuatro títulos locales en un periodo de cinco años al frente del Libertad y el Cerro Porteño. Esto lo llevó a ser candidato natural para dirigir a la selección paraguaya, con la que alcanzó los cuartos de final en Sudáfrica 2010, el mejor resultado alcanzado por los guaraníes en un Mundial.

La Copa América es otro certamen que se le da bastante bien ya que suma tres finales alcanzadas, dos de ellas fueron dirigiendo a Argentina. Tras no tener el apoyo de su Federación para contar con los jugadores deseados para afrontar los Juegos Olímpicos de Río 2016 presentó su renuncia.

Camino

Las críticas también han alcanzado al Tata. Los medios argentinos no le perdonan haber perdido dos finales consecutivas en el certamen continental y que no lograra impulsar a la albiceleste a un nivel de vencedor que no dependiera tanto de Lionel Messi.

Al frente del Club Barcelona, en la temporada 2012-2013, no pudo lograr ninguno de los títulos que se le exigen a todo el que llega al banquillo culé. Fracasó tanto en la Liga como en la Copa del Rey y también en la Champions League. Eso sentenció su salida pese a haber alzado la Supercopa al inicio de su dirección.

En un giro inesperado en su carrera emigró a la Major League Soccer. Con el recién conformado Atlanta United FC puso las bases para que en la campaña 2018 ganara la MLS Cup y la Conferencia del Este.

Ahora al frente del tricolor se enfrenta a una nueva realidad: encarar una eliminatoria donde es el rival a vencer, con la presión anímica que esto representa, al tiempo de formar un equipo que pueda mostrar consistencia en los torneos y ante los rivales importantes.

En el camino deberá afrontar intereses comerciales, imposiciones de dirigentes, disputas internas de los veteranos contra los federativos, una liga local que prioriza la llegada de jugadores foráneos y la escasa salida de talento local para buscar su desarrollo en la internacionalización.

Su misión final es lograr lo que Miguel Mejía Barón, Manuel Lapuente, Javier Aguirre, Ricardo Lavolpe, Miguel Herrera y Juan Carlos Osorio no consiguieron: llegar a cuartos de final en una Copa del Mundo, meta que no se alcanza desde México 1986.

Pero antes está la tarea de cimentar una idea futbolística para un tricolor que marcha sin rumbo ni planeación.