“LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD!”

Arturo Moncada
Política
Notimex
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Bajo la óptica de la comunidad internacional en general Venezuela vive desde hace años una severa crisis de derechos humanos que el gobierno de Nicolás Maduro niega a toda costa.

A pesar de esta negativa, se afirma, la realidad es que Venezuela es un país con una profunda crisis de credibilidad política y continuas denuncias de abuso de poder y fraude constitucional. Hay una clara democracia fallida: polarización, exclusión y desigualdad.

Según analistas consultados es precisamente esta desigualdad la mayor debilidad para su economía y para su democracia: el Estado venezolano asumió un sistema de división de poderes que se degrada paulatinamente y ello ocasiona, junto a la falta de una oposición adecuadamente organizada, la desconfianza de un gran sector de la población en la política y en el poder democrático, dando lugar a que se observe al régimen político como una dictadura enmascarada en una democracia participativa, no solo al interior del país sino también por parte de las más importantes organizaciones globales y regionales, como la ONU y la OEA.

Junto a la crisis política e institucional se vive una profunda crisis social, así como una grave situación económica, caracterizada por una galopante inflación, el desabastecimiento de productos básicos y una situación de pobreza que alcanza niveles muy elevados, pese a que se trata de un país con grandes recursos naturales.

Hastío

Ante la situación y tras años de críticas al régimen de Maduro, el 23 de enero pasado, exactamente 61 años después de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, el pueblo venezolano se lanzó a las calles para protestar contra el gobierno en una demostración de fuerza donde cientos de miles de personas manifestaron su hastío por las fallidas políticas del presidente.

Al mismo tiempo durante la conmemoración del llamado 23-E, Juan Guaidó, jefe de la Asamblea Nacional, juró como presidente encargado. “Ante Dios todopoderoso, Venezuela y colegas diputados, juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo nacional como presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres”, expresó ante una multitud reunida en el este de Caracas que demandaba ininterrumpidamente “¡libertad, libertad, libertadad!”

El hecho aumentó a niveles sin precedente las tensiones entre los poderes públicos en Venezuela, donde la oposición multiplicó una vez más sus manifestaciones a partir de la toma de posesión de Maduro para un segundo mandato presidencial, el pasado 10 de enero.

La Asamblea Nacional considera de hecho que Maduro “usurpa” el poder por haber sido electo en unas votaciones calificadas por la oposición de fraudulentas y que no fueron reconocidas por Estados Unidos, la Unión Europea y la mayor parte de los países latinoamericanos.

Asimismo afirma que sus decisiones se basan en la aplicación de los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución de la Asamblea Nacional que establecen que en caso de ausencia absoluta del jefe de Estado corresponde al presidente del Legislativo ocupar de forma temporal el Ejecutivo y convocar a nuevas elecciones.

Esta posibilidad la rechaza por supuesto el oficialismo, que con base en una sentencia del Tribunal Supremo en 2016 considera a la Asamblea Nacional en desacato y, por tanto, sostiene que sus decisiones son nulas.

Asambleas

Cabe recordar que en Venezuela existen hoy dos Asambleas Nacionales. La primera fue elegida por el pueblo democráticamente y es fuerte crítica del presidente Maduro. La segunda es la Asamblea Nacional Constituyente, conformada el 31 de julio de 2017 por el propio mandatario y calificada por expertos como “la consumación de su dictadura”.

La oficialista Asamblea Nacional Constituyente está encargada de redactar una nueva Constitución para Venezuela asumiendo facultades plenipotenciarias por encima de los demás poderes públicos del Estado.

Después de su establecimiento varios países, incluyendo a los integrantes del Grupo de Lima y de la Unión Europea, la desconocieron. Sin embargo le dan su visto bueno naciones aliadas del gobierno venezolano como Bolivia, Cuba, Irán, Nicaragua, Rusia y Siria.

Posiciones

Poco después de la autoproclamación de Guaidó el presidente estadunidense Donald Trump le dio su respaldo provocando un efecto cascada en la región. El mandatario estadunidense advirtió que no será solo una cuestión formal sino que empleará “el peso completo del poder económico y diplomático de Estados Unidos para presionar por la restauración de la democracia venezolana”.

Entre las medidas que podría asumir la Casa Blanca las sanciones petroleras parecen inminentes, pero no hay que olvidar que el gobierno estadunidense se encuentra “cerrado” por cuestiones presupuestarias motivadas por el mismo Trump, aunque el viernes pasado la Casa Blanca anunció un acuerdo para reabrir temporalmente la administración pública estadunidense.

Por su parte Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos y principal crítico del “chavismo”, reconoció también al presidente encargado a la vez que ordenó detener el proceso iniciado por el gobierno bolivariano en 2017 para abandonar ese organismo.

Los gobiernos de Colombia, Perú, Brasil, Ecuador, Paraguay, Costa Rica, Argentina y Chile, entre otros, se sumaron más tarde al reconocimiento.

México, junto con Uruguay, sugirió que se busque una salida negociada y política a la crisis venezolana. Nuestro país basó su decisión en la Doctrina Estrada, promulgada en 1930, que coloca los principios de libre autodeterminación de los pueblos y de no injerencia en los asuntos internos de otras naciones como elementos rectores de la diplomacia, además del “respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales”.

En conferencia el presidente Andrés Manuel López Obrador reivindicó en este sentido que su política exterior se orienta por dichos principios, debido a lo cual opinaría sobre las condiciones de la más reciente elección de Nicolás Maduro.

En tanto el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, puso de relieve el “mandato democrático” de Guaidó. “A diferencia de Maduro la Asamblea parlamentaria, incluyendo a Juan Guaidó, tiene un mandato democrático de los ciudadanos venezolanos”, indicó.

La líder opositora María Corina Machado envió también su respaldo a Guaidó al precisar que “en Venezuela no hay dos presidentes: hay uno solo y es Juan Guaidó”. Ahora, aseguró Machado, Venezuela es otra. “Después de 20 años de lucha lo que hoy se vive en el país es la conciencia de que estamos cerca de lo que tanto hemos ansiado: ver cómo esta narcodictadura cae, cómo se expulsa a los grupos guerrilleros de nuestro territorio y cómo arrancamos un proceso de reconstrucción institucional y económico que permita que aquellos millones de personas que han tenido que huir puedan volver”, expresó.

Del lado contrario, Bolivia y Cuba reafirmaron su apoyo al gobierno de Maduro y el presidente ruso, Vladimir Putin, habló incluso por teléfono con el mandatario venezolano para expresarle su respaldo, según indicó el propio jefe de Estado de Venezuela.

El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso afirmó que la crisis “ha alcanzado un punto peligroso” y exhortó a la comunidad internacional a que sirva de mediadora entre el gobierno y la oposición.

Por su parte, la cancillería de China también se pronunció contra una interferencia de Washington en Venezuela.

En este sentido el internacionalista Javier Oliva, experto en geopolítica y temas militares, indica que es significativo recordar que Venezuela es integrante de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el principal productor de crudo del continente americano en términos de participación en el mercado internacional.

El experto destaca que “hay una ecuación importante en los suministros que Venezuela pueda mantener para el mercado, independientemente de quién gobierne; y es indudable que la confrontación triangulada entre China, Rusia y Estados Unidos tiene que ver con la posibilidad de la producción y exportación del petróleo venezolano”.

En la última década China le ha dado a Venezuela 65 mil millones de dólares en préstamos, efectivo e inversiones. Venezuela le debe más de 20 mil millones. Las esperanzas de los chinos de cobrar lo que les adeudan dependerían de que Venezuela revitalice su producción.

Reacción

El régimen de Maduro, aislado por la ofensiva de los países que solo reconocen a la Asamblea Nacional como autoridad legítima de Venezuela, lanzó un contraataque contra el líder opositor Juan Guaidó y los apoyos recibidos en el exterior.

Maduro anunció que Venezuela rompía relaciones con “el gobierno imperialista de Estados Unidos”, al que acusó de estar detrás de la juramentación de Guaidó como presidente encargado. “Le decimos ‘no al golpismo, no al intervencionismo, no al imperialismo’”, subrayó Maduro en un discurso pronunciado desde el balcón del Palacio de Miraflores en Caracas. “No queremos volver al siglo XX de golpes de Estado”, agregó.

No obstante Maduro recibió con especial interés la propuesta de México y Uruguay en favor de la apertura de un diálogo entre venezolanos, una iniciativa que afirmó aceptar de muy buena gana. “Les digo públicamente: estoy de acuerdo”, declaró. Y subrayó que “ese debe ser el camino, no el intervencionismo”.

En este marco de inestabilidad la cúpula de las Fuerzas Armadas de Venezuela se mostró absolutamente alineada con Maduro e inclusive utilizó el mismo argumento que el líder chavista: “En Venezuela se intenta un golpe de Estado contra el presidente legítimo”, aseguró el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.

Mientras, en las calles la tensión política se vio reflejada en una brutal represión que aplicó el régimen: los disturbios dejaron 26 muertos, según datos del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.

—¿Es posible una transición democrática en Venezuela?

—Por el momento —responde Javier Oliva—el presidente Maduro ya se dijo dispuesto a que países como Uruguay y México sean los convocantes a una mesa de diálogo entre la oposición y su gobierno. Ello es un paso importante para que se establezcan ciertos procedimientos que eviten que la polarización continúe en ese país. Cabe resaltar que la oposición tiene un liderazgo mucho más visible como es el de Guaidó, por un lado; y, por otro, que la presión internacional es la más fuerte que se ha vivido en este proceso de la crisis de Venezuela.

Añade: “Considero que sí se quiere avanzar y el propio Guaidó ya le ofreció amnistía a Maduro para que flexibilice su posición; es decir, Venezuela enfrenta una crisis institucional muy fuerte pero al mismo tiempo se construyen procedimientos y puentes para evitar que esta polarización se convierta en un asunto de violencia abierta”.

En la misma línea se expresa Michael Shifter, director del centro de análisis Diálogo Interamericano: “Hay señales prometedoras para una transición democrática en Venezuela”, comenta.

Y Geoff Ramsey, subdirector para Venezuela de WOLA, un centro de investigación sobre Latinoamérica con sede en Washington, afirma que “por primera vez en muchos meses Maduro se encuentra a la defensiva”.

Venezuela resolverá su crisis “de manera legítima, constitucional y pacífica”, opina entretanto Moisés Rendón, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

Hoja de ruta

Para restaurar la democracia, Guaidó dijo tener una hoja de ruta clara con miras a organizar nuevos comicios. No obstante los expertos indican que no ha sido aún proclamado presidente interino, aunque el secretario general de la OEA ya lo llame así.

Ramsey afirma que dicha medida “no alcanza si en realidad Guaidó no tiene poder”.

Y para tenerlo, complementa Michael Matera, director del programa América de CSIS, hay tres puntos clave: “El apoyo de los militares, del pueblo venezolano y de la comunidad internacional, que son esenciales para permitir que Guaidó asuma oficialmente como presidente y detente un cargo que ahora Maduro ocupa ilegítimamente, de acuerdo con gran parte del mundo”.

Oliva señala por su parte que cualquier hoja de ruta debe pasar antes por la deposición de Maduro, por lo que ninguna opción en este momento puede ser conciliada con su permanencia en la Presidencia. “Es necesaria la remoción de Maduro y una convocatoria a elecciones extraordinarias para darle estabilidad a la presidencia futura, porque Guaidó no puede mantenerse por un tiempo prolongado como un presidente encargado sin tener la base electoral que se requiere para un cargo de esa naturaleza”.

Radiografía

Venezuela está pues sumergida en una de las peores crisis económicas, políticas y sociales de su historia.

Es tal el desabasto de alimentos y medicinas que ya es común ver el saqueo masivo de almacenes, tiendas y transporte; enfermedades que se pensaban erradicadas hace décadas resurgen y la represión y ataques a los medios y periodistas, encarcelamiento de opositores y expropiaciones de negocios son cada vez más frecuentes.

En un clima de inflación de un millón 698 mil 844.2 por ciento en 2018, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la situación económica está atada a la crisis social, que a su vez surge tras años de decisiones políticas de los líderes de la revolución bolivariana marcadas por expropiaciones de empresas, muerte del aparato productivo y un control del tipo de cambio que se inició en 2003.

La última encuesta Encovi que realizan las principales universidades de Venezuela reveló que la pobreza extrema aumentó de 23.6 a 61.2% en cuatro años y casi 10% tan solo entre 2016 y 2017. El sondeo también mostró que en 80% de los hogares no se come de forma adecuada y 64% de los encuestados reportó haber perdido un promedio de once kilos de peso en el último año por no poder acceder a los alimentos.

Se suma a este escenario la escasez de dinero en efectivo, lo que genera caos en servicios que solo se pagan en moneda física, como la gasolina o el transporte público, y ha surgido una fuerte mafia de vendedores de billetes que los entregan a cambio del doble de su costo e incluso más.

Existe además escasez de todo tipo de repuestos automotrices, con la consecuente paralización del parque automotor público y privado, así como de electrodomésticos y maquinaria de todo tipo, incluyendo los equipos médicos de clínicas y hospitales.

La organización Codevida, que reúne a varias ONG orientadas a la salud, denuncia la falta de equipos y tratamiento para pacientes renales y todas las enfermedades crónicas, así como el pésimo estado de los hospitales públicos.

Mientras, la falta de vacunas desde hace más de dos años provoca el regreso de enfermedades prácticamente inexistentes, como malaria, difteria o sarampión.

La situación no mejora pese a que Maduro lanzó en agosto pasado un programa de reformas frente a la aguda crisis y se comprometió a poner fin a la emisión de dinero sin respaldo, principal combustible de la inflación según los analistas.

Las medidas incluyeron un aumento de 3,400% del salario mínimo, reajustado nuevamente en 150% en noviembre; pero el sueldo mínimo es apenas suficiente para dos kilos de carne al mes. Se eliminaron igualmente cinco ceros a la devaluada moneda local, el bolívar.

De seguir en la misma línea, el FMI proyecta que Venezuela podría cerrar 2019 con una inflación de 10,000,000 por ciento.

Por lo pronto, los líderes opositores han convocado para la semana próxima una nueva marcha, mientras los esfuerzos por lograr el diálogo entre las partes y la restauración del Estado de Derecho apenas inicia.

Juan Guaidó

Hasta principios del año poco se hablaba de él. De ser uno de los jóvenes diputados de oposición, el 5 de enero su vida dio un giro al asumir la jefatura de la Asamblea Nacional. Y en solo tres semanas su nombre se colocó en prácticamente todos los titulares del mundo, en particular tras autodeclararse presidente encargado de Venezuela, el 23 de enero. Guaidó, quien sumó el apoyo de la mayoría de los países latinoamericanos, además de Estados Unidos y Canadá, es ahora la figura clave de la oposición en su confrontación con el presidente Nicolás Maduro. Algunos detractores del político de 35 años lo califican de poco experimentado y con un discurso en ocasiones ambiguo, mientras que sus simpatizantes lo ven como un constructor de consensos y un gran organizador. Ingeniero industrial por la Universidad Católica de Caracas y con estudios en Gerencia Pública en Estados Unidos y Venezuela, Guaidó es parte de la nueva generación política que surgió tras las protestas estudiantiles de 2007. Tiene tras de sí una carrera de nueve años en la Asamblea Nacional, que incluye cinco como diputado suplente (2011-2015) y cuatro como titular. En el Congreso fue presidente de la Comisión de Contraloría en 2017. El joven político exhibe con orgullo que fue, junto a Leopoldo López, uno de los fundadores del partido Voluntad Popular hace más de una década.

Crisis venezolana atrapa a Davos

La crisis política y de gobierno en Venezuela se coló en las discusiones de los diversos líderes políticos concentrados en el Foro Económico Mundial. La sorpresa de la autoproclamación como presidente de Venezuela por parte de Juan Guaidó, un opositor al gobierno de Nicolás Maduro y que ha obtenido el respaldo de Washington, obligó a posicionarse rápidamente a varios de los mandatarios en Davos. El presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo, David McAllister, dijo que la Asamblea Nacional como institución legítima elegida democráticamente debe liderar la transición para la restauración completa de la democracia en Venezuela. Por su parte Pedro Sánchez, mandatario de España, sostuvo una reunión en Davos con los presidentes de Colombia, Iván Duque; de Ecuador, Lenín Moreno, y de Costa Rica, Carlos Alvarado, con quienes analizó la situación de Venezuela. Durante la reunión Sánchez expresó a los líderes iberoamericanos la postura de la Unión Europea de reconocimiento de la legitimidad de la Asamblea Nacional y apuesta por elecciones libres, como la vía capaz de lograr una solución no traumática en Venezuela. Los presidentes reconocieron el papel fundamental de equilibrio y solución que juega España en este momento, en su papel de actor principal tanto ante la Unión Europea como ante la comunidad de países iberoamericanos.

Artículos constitucionales que cita Guaidó

Artículo 233 Trata lo referente a las faltas absolutas del presidente, por causas de muerte, incapacidad física o mental, renuncias o destituciones. El texto constitucional señala que cualquiera de estas causas será aprobada por el Parlamento, que declarará “el abandono de cargo”, así como “la revocación popular de su mandato”. Según el artículo 233 cuando se produzca esta falta “se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los 30 días consecutivos siguientes”, en los que, indica la Constitución, “se encargará de la Presidencia de la República el presidente o presidenta de la Asamblea Nacional”.

Artículo 333 “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

Artículo 350 Empodera a los venezolanos en la fidelidad de “su tradición republicana” a desconocer a “cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.