DAVOS: LAS EMPRESAS PROTESTAN CONTRA LA GUERRA COMERCIAL

Obstáculos que llevan a los grandes corporativos que pierden dinero a realinear su estrategia para 2019.

Redacción
Política
Foto: Especial
Foto: Especial

La tradicional cita anual del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) lleva tiempo convertida en un termómetro de la aldea global. Acostumbrada además a marcar la agenda del resto de los meses venideros, en los últimos tiempos funciona de grito catártico a favor de preservar el actual orden imperante de las relaciones y de las instituciones multilaterales.

Además de autoridades de todo el mundo, hasta el bello pueblecito blanco de montañas alpinas acuden los dueños de las empresas multinacionales de mayor peso económico específico para compartir su visión acerca de los diversos temas que ocupan y preocupan dentro de la problemática actual.

Este año en la reunión del 22 al 25 de enero los empresarios participantes dejaron sentir su malestar por la guerra comercial que desató el presidente estadunidense Donald Trump contra las importaciones de China y que ya empiezan a evidenciar estragos en diversos sectores.

La guerra comercial entre ambos países mediante la elevación arancelaria hasta por 250 mil millones de dólares contra las importaciones chinas, contraatacada por 113 mil millones de dólares contra las importaciones estadunidenses, fomenta una confrontación entre empresas, marcas y multinacionales.

En el escenario económico tienen efectos graves tanto la política proteccionista con la coraza arancelaria como las sanciones económicas, comerciales y financieras de países contra otros países, de países contra empresas y de países contra personas físicas y morales.

Quejas

Todos son obstáculos que llevan a los grandes corporativos que pierden dinero a realinear su estrategia para 2019 en materia de gasto-inversión y rentabilidad esperada.

Huawei fue la primera empresa que se quejó en el Foro Económico Mundial denunciando una situación de hostigamiento y hostilidad en su contra concertada con fines de menguar su poderío económico.

Su vicepresidenta y directora financiera Meng Wanzhou —hija además de Ren Zhengfei, fundador del emporio tecnológico chino— se encuentra bajo arresto domiciliario en Canadá atrapada en un vericueto jurídico-legal en una extradición solicitada por el gobierno estadunidense.

A Wanzhou se le acusa de violar las sanciones comerciales y económicas reimpuestas por EU a Irán: ella fue arrestada en Vancouver el 1 de diciembre del año pasado y desde entonces su caso se ha convertido en un juego de tensiones diplomáticas entre China contra Canadá y EU.

“Huawei cumple con todas las leyes y regulaciones aplicables en los países y regiones en las que opera, incluidas las leyes y sanciones a la exportación de Naciones Unidas, Unión Europea y EU. Confiamos plenamente en que los sistemas legales canadienses y estadunidenses llegarán a una conclusión justa”, señala un comunicado oficial de la empresa.

Recién inaugurado el foro en Davos la problemática estalló en la palestra en voz de Ken Hu, consejero delegado de Huawei, cuya disertación original acerca de la fibra 5G terminó convirtiéndose en un agrio reproche: “La compañía sufre un daño innecesario, víctima del acoso, nos afecta el contexto de la guerra comercial y de las sanciones contra otros países”.

Precisamente en Davos, cuestionada al respecto, Chrystia Freeland, ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, declaró que en el caso de Meng “esencialmente las manos de Canadá están atadas debido a un tratado de extradición. La detención de la señora Meng no se debe a un caso canadiense contra ella, ya que no se le acusa de nada en Canadá. Ella no está acusada ni condenada por nada en Canadá. Tenemos un tratado de extradición con EU”, añadió la diplomática.

Aunque no es la única confrontación: esta vez tiene que ver con la fibra 5G con que, en palabras de Richard Fadden, ex jefe de la agencia de espionaje del Servicio de Inteligencia de Seguridad de Canadá, Huawei podría estar espiando para el gobierno de China. La empresa, que ha negado la especie y reiterado su independencia, podría enfrentarse a la negativa de Europa a continuar vendiendo sus servicios de comunicación.

“Cada vez más empresas de Fortune Global 500 escogen a Huawei como partner para la transformación digital. El teléfono inteligente 5G de nuestra marca estará listo en junio de este año”, adelantó Hu.

Hay una batalla tecnológica en el plano internacional en la que los gobiernos protegen a sus respectivos empresarios para lograr la supervivencia y la consolidación en medio de la globalización 4.0, el tópico de análisis este año en el poderoso cónclave.

Y dentro de esta cuarta revolución industrial de la mano de los avances tecnológicos, digitales, de la explosión del sector servicios, de los intangibles y, por supuesto, de la inteligencia artificial en coexistencia con el ser humano y en competencia laboral las empresas están también readaptándose a los tiempos volátiles y cambiantes en momentos en que EU pretende llevar el canal de las relaciones internacionales hacia otro orden de entendimiento.

Bajo ese parangón Tim Cook, director ejecutivo de Apple, hizo su debut en Davos preocupado por el futuro inmediato y la espesa bruma de incertidumbre geopolítica que está contaminando peligrosamente a la geoeconomía.

Apple a principios de año protagonizó una serie de caídas en Wall Street, luego de que Cook consideró que la multinacional líder del iPhone no podría alcanzar su meta anual en parte por la guerra comercial y la desaceleración en China.

Los gigantes tecnológicos están consternados por todo el escenario que les rodea, cada uno aplica sus tácticas intentando salvaguardarse lo mejor posible tanto del fuego amigo como de las bombas de racimo en forma de aranceles que se dejan caer entre EU y China; simplemente Apple, Amazon, Facebook y Alphabet suman en total 3.5 billones de dólares en valor de mercado.

La búsqueda de nuevos mercados y nuevas alianzas se hace imprescindible. Una de las fotos más ventiladas en el Foro Económico Mundial fue la cena que sostuvo Cook con Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, y Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft.

Empoderar en la globalización

Bajo una perspectiva más focalizada Jack Ma, dueño de Alibaba, mostró en Suiza su preocupación por incluir a más gente en los beneficios de la globalización, para lo que sugirió “enseñarle a la gente el potencial de hacer negocios desde la red, con el e-commerce como aliciente”.

Es curioso ver cómo los tiempos cambian: en el Foro Económico Mundial de 2017 el presidente chino Xi Jinping se convirtió en el héroe del encuentro después de un discurso totalmente a favor de la globalización, del libre comercio y del multilateralismo.

Xi emergió como adalid de la apertura tras condenar cualquier idea proteccionista “como retorno a lo viejo” y hacia un pasado a cuya oscuridad “nadie desea regresar”.

Empero, no nada más el gobierno chino enarbola los discursos más apasionados proglobalización: lo hacen igualmente sus empresarios, defensores a ultranza de que los dejen hacer negocios aquí, allá y acullá “con las menores trabas”, porque el principal beneficiario es “el consumidor”.

Desde luego que Ma, como dueño de una fortuna de 422 mil 388 millones de dólares en valor de mercado, reiteró con vehemencia cuánto cree en la globalización como si fuese un credo. “Yo propongo mejorarla. En los últimos 20 años la globalización ha sido controlada por 60 mil compañías alrededor del mundo… Imaginen qué pasaría si pudiésemos extenderla a 60 millones de negocios”, dijo en Davos.

Y para ello, explicó el empresario chino, hay que creer en los pequeños negocios, sobre todo en los emprendedores e insistió en la relevancia de enseñar cómo con un simple teléfono se puede ser global: “Me refiero a que pueden comprar globalmente, vender globalmente, surtir globalmente, pagar globalmente y hasta trabajar globalmente y divertirse”.

Bajo esa visión Ma diseñó con Alibaba una iniciativa en Ruanda —como una primera etapa— que se llama Plataforma de Comercio Electrónico Mundial (WTP, por sus siglas en inglés), diseñada de forma conjunta con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Foro Económico Mundial.

¿De qué se trata? Los agricultores y cafetaleros de Ruanda venden café directamente desde la plataforma que facilita las ventas y el comercio para operaciones menores a un millón de dólares. “El café se vende a clientes chinos; los agricultores y cafetaleros de Ruanda que obtenían ocho dólares por kilogramo al vender de la manera tradicional han pasado a recibir doce dólares por kilogramo gracias a la venta online”.

Este tipo de acciones, de actuaciones y de ideas, insistió Ma, hacen que la globalización sea inclusiva “y de eso se trata: de evitar que la gente quede fuera, excluida, y no vea sus beneficios”.

El dueño de Alibaba lo tiene claro cuando se habla de globalización 4.0: “He hablado con la OMC y les he dicho que debemos avanzar a una versión enfocada a ayudar a los países en desarrollo, sobre todo impulsar a los jóvenes y los emprendedores”.

En su visión el problema más acuciante es que muchas zonas de libre comercio están diseñadas “solo para grandes compañías”. Por eso “creemos que debería haber zonas de libre comercio diseñadas para pequeñas compañías, digamos una sin tarifas para los que exportan por debajo del millón de dólares”.

Ausencia de líderes

Esperaban al presidente Trump pero al final anunció que no iría a Suiza. Esta edición se vio bastante desangelada por la ausencia de varios líderes políticos: faltaron el mandatario galo, Emmanuel Macron, así como la premier británica, Theresa May; tampoco llegó el dignatario chino, Xi Jinping; ni el líder ruso, Vladimir Putin.

Tampoco asistió Andrés Manuel López Obrador, quien tomó posesión el pasado 1 de diciembre, ni fue una amplia delegación de secretarios de Estado de primer nivel; a nombre de México lo hizo Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior.

La apreciación fue que Davos esta vez sí fue un escenario para que los empresarios se desahogaran. Prácticamente desde que existe dicho cónclave (1991) se marca en Davos de manera temprana lo que vendrá el resto del año, pero en esta ocasión distará mucho de ser así porque 2019 ya nació totalmente contaminado por la vorágine maldita del año pasado: el Brexit y su culminación, así como los roces en la aldea global producto de la guerra comercial entre EU y China.

Con estos dos temas sensibles a lo largo del año no se espera otra cosa de impacto mayor salvo un magno atentado terrorista o que, por ejemplo, Trump deje de ser presidente, así como que la primera ministra británica renuncie o caiga ante la deriva del Brexit.

Y desde luego, hay que decirlo, es la primera vez que tantos líderes políticos renuncian a ir al Foro Económico Mundial. Ha sido la enorme cantidad de problemas internos por atender en sus respectivos países lo que impidió atender la agenda global, que en esta edición quedó en manos del protagonismo de la canciller germana Angela Merkel; de Shinzo Abe, presidente de Japón, y del recién estrenado presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Por ejemplo, Trump desistió de ir a Suiza abrumado porque su obstinación mantiene el cierre del gobierno más largo de la historia de la democracia norteamericana: el pasado martes 22 cumplió un mes de parálisis, con más de 800 mil trabajadores afectados. Y todo porque el inquilino de la Casa Blanca se empecina en obtener el dinero que desea para la construcción del muro con México y desde luego no le salen las cuentas con el presupuesto.

La falta de entendimiento con el Congreso (dominado ahora por los demócratas y con Nancy Pelosi a la cabeza) es completamente absoluta y está en riesgo mucho más que el dinero del muro: también la ratificación del nuevo acuerdo comercial con México, Canadá y EU.

Tampoco viajó a Davos el presidente galo, Emmanuel Macron, atrapado por un fuego social que no se apaga, una hoguera que lo ha sacado momentáneamente —durante poco más de dos meses— de la tribuna europea con su discurso de más unidad.

Con el fin de semana del 19 de enero pasado se contabilizan diez sábados consecutivos en que los llamados chalecos amarillos salen a protestar en las principales avenidas, no nada más de París sino de toda Francia: ni la nieve, ni el frío, ni la Navidad, ni el aumento de 100 euros en el salario mínimo, ni la promesa de Macron de hacer plebiscitos y referendos para los grandes temas de política laboral, económica o social los han regresado a sus casas.

Por su parte, la primera ministra británica Theresa May tampoco acudió a Davos debido a la impronta de elaborar un nuevo acuerdo de divorcio del Brexit de forma urgente para presentarlo el 29 de enero en Westminster.

Las ausencias de varios líderes políticos en Davos revelan lo delicado que será 2019.

Perspectivas del PIB global

Organismo Perspectiva 2019

FMI Lo ajustó de 3.9 a 3.5%

BM Lo ajustó de 3 a 2.9%

OCDE Lo ajustó de 4 a 3.5%