“SI NO HAY LIBERTADES LA GENTE LUCHARÁ POR ELLAS”

En Nicaragua se ha despertado el deseo por la libertad y no parará hasta lograr ser libre.

Antonio Caporal
Columnas
Foto: Especial
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En Nicaragua la gente sale a las calles a protestar por la falta de oportunidades, la delincuencia, el desempleo, los pésimos servicios públicos, el desabasto de alimentos… en resumen, por el mal gobierno.

En respuesta los gobernantes reprimen manifestaciones, cierran medios de comunicación, encarcelan a periodistas y activistas; es decir, cancelan las libertades fundamentales de los ciudadanos.

Por eso en los últimos meses miles de nicaragüenses protestan contra estas políticas del régimen gobernante y cada día más gente se suma a las manifestaciones, cuya represión causó ya la pérdida de vidas humanas.

Oswaldo León-Fariello, portavoz de la organización Nicaragua Freedom Coalition —que desde el exilio en Estados Unidos es parte de esa lucha—, dice a Vértigo que hoy urge recobrar garantías fundamentales en su país y destaca que “libertad es actuar de acuerdo con nuestra voluntad respetando la libertad de otros, es poder convivir siendo diverso, expresar nuestras ideas sin miedo y recibir respeto a cambio”.

León-Fariello señala que la situación nicaragüense es fruto de que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (aquel movimiento insurgente que derrotó a la dictadura de Anastasio Somoza en los ochenta) fue modificando el sistema político “hasta convertirlo en una dictadura”, porque el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, “se embarcó en un proyecto mesiánico que hoy solamente podría ser explicado por un especialista en siquiatría”.

También destaca que Ortega tomó decisiones como “la prohibición de fuerzas políticas opositoras. Y luego, con la aprobación de la reelección indefinida, se estableció de facto el marco de una dictadura”.

—¿Cómo está Nicaragua hoy?

—El impacto del levantamiento social de abril de 2018 ha sido fuerte. El país estuvo paralizado por tanques, los trabajadores no podían movilizarse a sus puestos de trabajo. Muchas empresas recortaron horarios o bien cerraron operaciones mandando a miles de trabajadores al desempleo. El sector turismo y servicios son dos de los sectores más afectados por esta crisis. De un día para otro el país pasó a estar controlado por paramilitares entrenados por la policía y partidarios del gobierno. La seguridad pública está en manos de secuestradores armados y pagados por el gobierno de Ortega.

Los centros de educación, asevera, “han sido militarizados y los hospitales y establecimientos de salud hacen suya la política de no atender a toda persona herida o víctima de la protesta social contra la misma dictadura. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha hecho públicos informes que evidencian este tipo de violación de derechos, en particular las violaciones al derecho de acceso a la salud en el marco de toda la protesta social. Esta dictadura ha demostrado extremos no vistos”.

—¿Hay libertad para manifestarse en las calles?

—La familia gobernante en Nicaragua reconoce el derecho a manifestarse solo para sus partidarios. Pero además la dictadura lleva empleados públicos a manifestaciones de apoyo al régimen, bajo amenaza de despido. Ese es el tipo de manifestación que la dictadura promueve y el único que se permite en Nicaragua. Entre abril y agosto del año pasado se sucedieron manifestaciones que fueron asediadas y atacadas por turbas y paramilitares. El 30 de mayo las madres de jóvenes asesinados llamaron a una manifestación que culminó en un ataque que dejó como resultado decenas de muertos con disparos en la cabeza, el cuello y el pecho. En Nicaragua la libertad de manifestarse simplemente ha dejado de existir.

Ataques a las libertades

—¿Qué hay de la libertad de expresión? ¿La prensa tiene libertad de publicar lo que ocurre?

—Ángel Gahona, un periodista que transmitía una sesión de Facebook live fue asesinado de un disparo en la cabeza en las calles de Bluefields, en la Costa Caribe. Periódicos de larga trayectoria como La Prensa o El Nuevo Diario publican lo que sucede, pero a un costo altísimo: a sus periodistas no se les permite el acceso a la información. Estos medios tampoco pueden publicar todo lo que está sucediendo por otras limitaciones. La Prensa, por ejemplo, no ha podido retirar el papel y la tinta de las oficinas de aduanas y se ha visto obligada a reducir su tiraje diario. La mayoría de los canales de televisión se encuentran bajo control de los gobernantes y estos se han dedicado a la consolidación de un mundo paralelo con base en el sueño de una aparente y total normalidad.

—¿Qué sucede cuando la gente no tiene libertades?

—Si la gente no puede ejercer sus libertades siempre habrá protesta, levantamiento y lucha por revertir esa situación. Es por ello que en las democracias modernas el respeto por las libertades individuales es parte del entendimiento social y de la práctica de la política. En estas sociedades está claro que los gobernantes no son elegidos para limitar derechos sino para ayudar en su promoción. Si la gente no tiene libertades, sobre todo en el mundo interconectado que tenemos hoy, seguiremos viendo cómo una Nicaragua se levanta contra Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, o cómo la población se enfrenta a Nicolás Maduro en Venezuela hasta lograr removerlo.

—¿Qué es para usted la libertad?

—Al pensar en esta pregunta la primera cosa que se me ocurre es una respuesta filosófica, pero reflexionando sobre las respuestas anteriores creo que sería mejor enmarcarnos en el concepto de libertad relacionado con la situación que atraviesa Nicaragua. Comparto la idea de que la libertad es parcialmente una valoración personal y de ahí que esa situación nos ofrece el marco adecuado para bajar a la tierra nuestro entendimiento sobre la libertad: libertad es actuar de acuerdo con nuestra voluntad respetando la libertad de otros, es poder convivir siendo diverso, expresar nuestras ideas sin miedo y recibir respeto a cambio.

En Nicaragua, puntualiza, “no podemos actuar en el marco de la ley aceptada, la Constitución, ya que estamos frente a un Estado que la desconoce o que la reconoce cuando le interesa esa ley. De igual forma no podemos convivir con grupos de personas ante las cuales no podemos expresar nuestras ideas sin temor al golpe o la represalia”.

Finalmente, “libertad en el sentido más amplio significa que yo mañana me puedo levantar, tomarme un café, escribir estas respuestas sin temor a ser reprimido. En un tono positivo, en Nicaragua se ha despertado ese deseo por la libertad; ese deseo por no conformarnos con lo que una familia de dictadores nos quiere imponer como normal y aceptable. Se ha despertado ese deseo por criticar de forma sana y sensata lo que ocurre a nuestro alrededor y no esperar que por ello nos caiga el golpe de la censura. Igual de positivo, creo que esta sociedad ya despertó y no parará hasta lograr ser libre”.

Oswaldo León-Fariello es portavoz y director de Relaciones de la organización Nicaragua Freedom Coalition. Activista defensor de los derechos humanos. Se desempeña como periodista en diversos medios de comunicación de su país. Cursó una maestría en Relaciones Internacionales en la St. John’s University School of Goverment and Politics, de Nueva York. Se ha desempeñado como especialista en Comunicación y Gestión de Conocimiento para la Organización de Naciones Unidas en Viena, Austria; en la FAO y el FIDA en Roma, Italia, así como en el Banco Mundial y la OPS/OMS en Washington DC. A partir de abril de 2018 se integra a la Nicaragua Freedom Coalition en Washington como vocero y enlace con los medios de prensa.