De todo el año este mes es el que contiene la mayor cantidad de eventos que nos recuerdan buena parte del funcionamiento y equilibrio del sistema y régimen políticos mexicanos. Por un lado, se conmemora el día 9 la Marcha de la Lealtad, una muestra fundamental de la forma en que el estamento militar mantiene una determinante relación con la democracia y la voluntad del pueblo.
En efecto, al escoltar los cadetes del Heroico Colegio Militar al presidente Francisco I. Madero del Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional para restaurar el orden se defendían tres pilares de la vida de México: la institución presidencial, la democracia y al pueblo.
Por otro lado, días antes, el 5 de febrero, se conmemora la promulgación de la Constitución de 1917. Retomando el cuerpo fundamental de la precedente de 1857, nuestra máxima ley ha regido el destino y desarrollo del país. Sus constantes adecuaciones responden a las necesidades del Estado, el gobierno y la sociedad para proveerse de una determinante herramienta jurídica que legitime sus acciones. Recordemos que para modificarla es necesario contar con dos terceras partes de los votos de los legisladores en ambas cámaras y luego la aprobación de al menos 51% de los Congresos locales. Es decir, que de ninguna forma se trata de una operación política y jurídica sencilla.
El día 10 se conmemora el Día de la Fuerza Aérea. Sin duda uno de los soportes sustanciales en una era donde el espacio, la transmisión de información vía satelital, los drones o las interferencias maliciosas en las redes digitales de telecomunicación son parte de las responsabilidades de esa arma. Pero también su apoyo en labores de búsqueda, rescate y aprovisionamiento de la población afectada en cualquier circunstancia implica una presencia decidida de las Fuerzas Armadas en su conjunto y, por lo tanto, del Estado.
El Ejército mexicano por la historia, geografía, distribución de la población y la infraestructura para el desarrollo del país tiene una presencia sustancial para controlar el territorio y hacer valer el Estado de Derecho: cada 19 de febrero se recuerda la formación de un auténtico instrumento armado, producto de una guerra popular, victorioso y pilar determinante en la construcción de instituciones y defensa de la democracia. Su raigambre, aceptación social y reconocimiento internacional le han convertido en una verdadera referencia para mejor entender lo que es y será México.
Compromiso
Por último, pero muy importante, es la celebración del 24 de febrero, Día de la Bandera. Emblema que a toda nación, pueblo y Estado identifica y distingue respecto de la comunidad internacional. En su diseño se concentran historia, tradiciones, guerras y expectativas para hacer, en este caso de México, una mejor y más justa sociedad. Las bases contenidas en el Plan de Iguala y la bandera trigarante nos recuerdan cuál es el origen de la lucha por hacer independiente, libre y soberana a nuestra patria.
Con la celebración del Día de la Bandera febrero cierra una sustancial aportación al calendario civil y militar en momentos donde de nueva cuenta el presidente de la República y comandante supremo, así como el país mismo, saben que cuentan con sus militares de las tres Fuerzas Armadas para dar paso a la creación de un recurso sustancial como será la Guardia Nacional.
Los poderes Legislativo y Judicial, así como las representaciones soberanas de los estados de la República, deberán estar a la altura del compromiso.