“LA LIBERTAD ES PODER OFRECER MÁS Y MEJORES OPORTUNIDADES”

La libertad es poder expresarse, ser tú sin miedo y que hagas lo que quieres hacer.

Martha Mejía
Columnas
Foto: Especial
Foto: Especial

En los últimos años México adoptó una visión más integral sobre sus recursos forestales, que ahora no son solo vistos como objeto de conservación y producción sino también comprendidos como herramientas para promover la inclusión social y combatir la pobreza.

En este sentido el país cuenta con organizaciones civiles que luchan por la equidad de oportunidades dentro de áreas naturales protegidas. Una de ellas es Alternare, que luego de 20 años de trabajo con comunidades en el área de hibernación de la mariposa Monarca recibió la medalla de bronce por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) por ser una de las diez iniciativas más innovadoras y escalables para el desarrollo rural sostenible de América Latina y el Caribe.

La organización también fue galardonada en Washington por parte del gobierno de Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA) con el reconocimiento Campeones de la conservación.

En entrevista con Vértigo, Guadalupe del Río Pesado, bióloga, fundadora y presidenta de la organización, platica sobre su concepto de libertad, así como respecto de los retos económicos y ambientales que enfrentan los bosques mexicanos para lograr un entorno de riqueza incluyente.

—¿Para usted qué es la libertad?

—La libertad es poder expresarse, ser tú sin miedo, y que hagas lo que quieres hacer; por ejemplo, tener libertad de pensamiento, expresión y acción. En este último sentido para nosotros la libertad es poder ofrecer más y mejores oportunidades, opciones o alternativas. De ahí el nombre de nuestra organización.

—¿Hasta dónde el hombre tiene derecho de usar los recursos naturales?

—Hasta donde no lastime a los ecosistemas. Es decir, debe existir un equilibrio entre las necesidades de los organismos que habitan el ecosistema y las necesidades humanas. Los recursos naturales se deben aprovechar porque si no nuestra especie (el hombre) se muere, pero debemos de racionalizarlos para las generaciones futuras, ver qué es renovable y qué no lo es; tenemos que buscar opciones y alternativas para evitar impactar lo menos posible en el hábitat.

—¿Cuál es el panorama que vislumbra para los ecosistemas forestales en los próximos años?

—Afortunadamente un bosque es renovable. Hay muchos países, por ejemplo Finlandia, que viven del aprovechamiento maderable. México tendría que tener esa flexibilidad. Los bosques del país, como los de todo el planeta, tienen una capacidad de carga; ello significa que se pueden utilizar hasta cierta parte para volverlos sustentables. Lo ideal sería que las comunidades puedan obtener recursos de las partes utilizables, pero también necesitan otras alternativas porque la capacidad de carga es limitada y la población es grande.

Trabajo en equipo

Alternare, explica Del Río, inició hace dos décadas con cuatro integrantes y actualmente son más de 30, y ha beneficiado a más de 78 mil personas en la región, específicamente a once municipios dentro de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, en el Estado de México y Michoacán.

El objetivo principal de la organización es motivar a las comunidades rurales, así como ser factor que incida en su cambio de actitud hacia el uso, manejo y valor de sus recursos naturales.

—¿Qué falta para replicar el modelo que ustedes desarrollan?

—Hace falta visión, estrategia y fortalecimiento de capacidades de las personas que viven en la zona. Sobre todo que la gente vea el beneficio de usar con responsabilidad los recursos naturales. Cuando digo la gente me refiero no solo a los campesinos, comuneros y ejidatarios sino a la especie humana, porque a lo mejor acá vemos el aprovechamiento de los campesinos con el bosque o con los recursos naturales, pero en las ciudades contaminamos muchísimo: no tenemos conciencia sobre cómo utilizamos los recursos que vienen del bosque.

Por otra parte, “tienes que buscar y ofrecer alternativas a los campesinos. Es muy fácil llegar y prohibir; decir: ‘Aquí no puedes cortar árboles’. Y está bien, pero a cambio de qué. Nosotros junto con ellos planeamos y armamos estrategias de actividades productivas que sí se pueden realizar en el área”.

En este sentido Alternare está a favor de los corredores forestales para que el área núcleo no se quede como una isla sino que realmente pueda, como una especie de pulpo, tener otras entradas y salidas del propio ecosistema que se está queriendo conservar. “Pero para eso la gente tiene que poder aprovechar su bosque, que le vea una utilidad y que sepa cómo sacar beneficios sin impactar negativamente en él”.

—¿En su opinión los ejidatarios, comuneros y campesinos tienen plena libertad para usar sus bosques?

—Aquí en la reserva no, porque viven en un área restringida, como es el área núcleo. Tal vez en el área de amortiguamiento. Ahí se compite por desarrollar proyectos productivos como la producción de su comida diaria o proyectos productivos como puede ser el aguacate, pero en otras partes del país sí se puede: es cuestión de ser respetuosos y cuidar a los ecosistemas, pero sí se puede utilizar.

—¿Usted cambiaría algunas políticas públicas en este tema?, cuáles serían?

—Me gustaría que a los campesinos se les diera la oportunidad del aprovechamiento forestal de manera sustentable, pensando en esta visión de largo plazo. El bosque es un recurso renovable. Requiere de mucho trabajo y capacitación, pero es posible. Y hay ejemplos en el país de que de un solo bosque bien trabajado puedan salir unos cinco totalmente sustentables: solo es cuestión de cambiarnos el chip y trabajar mucho en este tipo de proyectos.

Guadalupe del Río Pesado es maestra en Ciencias en Ecología y Conducta Animal por la Universidad de Toronto (Canadá) y bióloga por la UNAM. Impartió cursos sobre Etología y de Biología general en la Universidad de Toronto. Ha publicado trabajos de investigación en las revistas Bird Behavior y Psyque, entre otras. Ha trabajado en organizaciones e instituciones dedicadas a la conservación (Sedue, CNF y Biocenosis). También ha colaborado en la organización y administración de eventos relacionados con el desarrollo de la micro, pequeña y mediana empresa, en proyectos ambientales y de gestión de fondos. A partir de 1998 es presidenta de Alternare