INTELIGENCIA CONTADA

Al llegar a edades más avanzadas sí podemos seguir aprendiendo y reteniendo información.

Daniela Suárez
Columnas
Ilustracio?n
Foto: Especial

Se mide la inteligencia de un individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.

Immanuel Kant

¿A qué edad experimentamos nuestro pico de inteligencia? ¿Podemos seguir aprendiendo hasta llegar a la vejez? ¿O dejamos de retener información a cierta edad? Sin duda entre más avanzamos en la vida sentimos que nuestra retención de información va decayendo y que olvidamos las cosas más rápido.

Sin embargo, una serie de estudios liderados por Joshua Hartshorne y Laura Germine, él sicólogo de Harvard y ella investigadora genética del Hospital de Boston, presentaron evidencia después de analizar pruebas de IQ y memoria estandarizadas de 48 mil 537 personas, cuyos resultados revelaron que la velocidad en la que los analizados procesaron memoria a corto plazo de fotografías familiares y pequeñas historias comenzó a decaer en el bachillerato.

Las habilidades visuales y especiales, así como de razonamiento, llegaron a su punto máximo en la adultez y comenzaron a declinar a partir de la década de los 30, mientras que otras funciones cognitivas como vocabulario e información general no llegan a su punto máximo hasta después de los 40 años.

Este panorama puede ser o muy bueno o muy malo, dependiendo con qué perspectiva se vea. Si pensamos en que podemos seguir desarrollando y reteniendo distintos conocimientos después de los 40 a pesar de que entre preparatoria y los 30 años va decayendo nuestra retención en otros ámbitos, entonces es muy positivo. De cualquier forma las cosas se complican cuando se toma en cuenta la materia negra de la inteligencia.

Moldeable

En el campo de la inteligencia se pueden distinguir dos tipos: inteligencia fluida (razonamiento abstracto y detección de patrones) e inteligencia cristalizada (conocimientos generales y vocabulario).

Sin embargo, la materia negra se distingue por conocimientos especializados. Poniendo esta variante en la mesa Phillip Ackerman, profesor de Sicología del Georgia Institute of Technology, retomó los estudios de Hartshorne y Germine: cuestionó si se podían comparar los tests de IQ de la misma manera si se realizaron en una edad joven que en la edad adulta.

Así que llevó a cabo estudios a 288 adultos de 21 a 62 años con áreas de conocimiento e inteligencia especializada en arte, música, literatura mundial, biología, física, tecnología y astronomía, entre otras. Encontró en general que los adultos de mediana edad tienen mucho más conocimiento especializado en más dominios que adultos jóvenes. Lo que indica que al llegar a edades más avanzadas sí podemos seguir aprendiendo y reteniendo información.

Con estos diversos estudios he llegado a la conclusión de que no importa en qué edad estemos, porque sí podemos seguir aprendiendo cosas y especializándonos en otras, a pesar de que nuestra inteligencia vaya decayendo en algunos aspectos y a una edad de juventud. La inteligencia es algo medible y cuantificable, pero también es moldeable.